Antes de volver a México, después de recorrer 18 mil kilómetros hacia el sur, paso unos días en Sao Paulo. La ciudad más grande de Brasil es un buen sitio para reflexionar sobre algunos aprendizajes sobre el recorrido de más de un año por Latinoamérica
Texto y fotos: José Ignacio De Alba
SAO PAULO, BRASIL.- No podía terminar el Camino a Ushuaia sin hacer una parada en Sao Paulo, la ciudad más grande del país más grande de Latinoamérica. Desde aquí reflexiono los aprendizajes de un camino inacabado.
Este viaje fue un primer vistazo, como repasar un mapa a conciencia por primera vez. Explorar sus contornos y relieves. Traspasar sus fronteras e identificar sus ríos. Tantear las orillas, adentrarme en sus pliegues, seguir al sur en sus enramados caminos. Llegar hasta donde la tierra se acaba, abrazada por dos mares.
Fue un viaje sencillo, apenas con una mochila al hombro y un presupuesto limitado me decidí intentar conocer “Latinoamérica”, esto que nos es tan familiar pero también que nos es tan profundamente desconocido. ¿Qué es ser latinoamericano?, entonces (me pregunté tantas veces).
La palabra “Latinoamérica” no nació aquí, el término se acuñó bajo el gobierno de Napoleón III, se hizo para restar la influencia de Estados Unidos sobre el continente. El imperio francés entendió, por un principio de dominación, que se requiere renombrar las cosas para poder apropiárselas. Así la renombrada “América” anglosajona, se volvió “Latinoamérica” franca.
Pero las pretensiones imperiales de Francia se retiraron y la idea de “Latinoamérica” permaneció. Se nos quedó el nombre, nos lo apropiamos. Ahora hay movimientos, sobre todo indigenistas, que promueven otras denominaciones: Abya Yala, se plantea desde Panamá; Tahuantinsuyo, nombran los quechuas; en México, Anáhuac.
Pero más que pertenencia a un lugar, es el arraigo a una idea. Latinoamérica no solo es un sitio geográfico. Se puede ser latinoamericano en Chicago, en Berlín o Melbourne. Un barrio en Los Ángeles puede ser tan latinoamericano como un barrio de Cali. Quizá a este viaje le faltó eso, ir más allá de la clásica descripción geográfica de Latinoamérica.
Ser latinoamericano cada vez es más complejo, si algo identifica a esta región es la movilidad humana. América fue el último de los continentes en poblarse de humanos, se sabe que glaciación permitió que hace 16 mil años las primeras bandas de cazadores-recolectores arribaran a esta geografía. Desde entonces no hemos parado de llegar.
Entonces, si algo define al continente americano es la migración, la gente siempre ha viajado a este sitio con la esperanza de vivir en un sitio nuevo, siempre mejor. Seguimos siendo eso, el sitio de acogida, el sitio mejor en que sueña el migrante. El futuro donde todo es posible.
Quizá por eso el continente tiene una búsqueda identitaria poderosa, en ninguna otra región del mundo hay una conversación tan viva sobre lo que significa pertenecer a este lugar.
Aunque somos -afortunadamente- demasiado diversos para abanderarnos bajo una sola identidad. Esta región es un crisol, asentamientos muchos y diversos, en constante interacción.
La relación con occidente sigue siendo tirante, de pronto es un espejo donde no nos reconocemos. A pesar de su activa influencia, ha sido una relación trágica y a veces luminosa.
La llegada de los europeos a América supuso uno de los paradigmas más fundamentales de la historia. En la región, la imagen de los conquistadores atrae y repele.
En México, Cortés no tiene estatua que lo celebre, su tumba se encuentra oculta en una iglesia del Centro Histórico, la estatua de Cristóbal Colon tuvo que ser removida ante las amenazas de ser destruida por un grupo de manifestantes un 12 de octubre. Mientras que los restos de Pizarro reposan en un mausoleo de la Catedral de Lima, también hay una estatua ecuestre en la Plaza de la Muralla, con el trujillano guerreando; en Panamá, la moneda lleva el nombre de Balboa, su “descubridor”; El nombre Colombia deriva de Colón; la estatua de Pedro de Valdivia se encuentra en la Plaza de Armas de Santiago de Chile. Los negamos, pero también algo de la herencia colonial se cuela; el signo más poderoso es la lengua.
Paradójicamente nos convertimos la casa de la lengua española, es el lugar donde más se habla el idioma. El poeta Pablo Neruda solía decir que los conquistadores españoles se llevaron el oro, pero nosotros nos quedamos con la lengua. Me parece exacto. Aquí debería haber una Academia de la Lengua Latinoamericana.
La Real Academia de la Lengua Española es tan vieja como la inquisición, una institución que no nos hemos sacudido de encima. Somos idioma latinoamericano, «el mejor español del mundo» se habla en Bogotá, el chileneno, mexicano, el boliviano que los extranjeros tanto cuesta aprender/diferenciar. Tenemos más de 4 mil palabras que se usan en español que vienen del náhuatl, el guaraní que coloca palabras en el portugués, como ananá (piña) y el quechua tan expansivo que emplaza palabras en el idioma inglés, como jerky (carne seca). Ni hablar del spanglish, tan chicano.
En Latinoamérica hay más hispanohablantes que en España y en Estados Unidos hay más hispanos que en Colombia. Nos vamos reconfigurando, desarraigando y amasando de nuevo, las identidades fluctúan. Ningún pueblo ha sido el mismo dos días seguidos.
Me gusta pensar que el latinoamericano hace un colonialismo silencioso, los migrantes llegan furtivos y forman colonias, barrios, ciudades en Europa o Estados Unidos. Mientras que las potencias del mundo se imponen por la fuerza, el latinoamericano se afianza gracias al trabajo y a un tremendo sentido de comunidad. En varias urbes de la unión americana se puede vivir solo hablando español.
La presencia de Estados Unidos y su política exterior ha tenido una influencia avasallante después de la Segunda Guerra Mundial. No hay palabras para describir la aversión de sus crimines y complicidades. Nuestro vecino del norte utilizó artimañas crueles para imponer su democracia a modo y su libre mercado. Como un usurero se propuso como el nuevo señor de la región, un colonialismo moderno que disfrazó de libertades la cultura del consumo.
Pero la decadencia del imperio que se pudre desde dentro es una oportunidad para la reagrupación de los países de la región. Porque Latinoamérica es también una vía política.
Lo ha sido desde Bolívar, José Martí, la Revolución Cubana, el movimiento zapatista en Chiapas, en las movilizaciones indígenas de Ecuador y Bolivia. Desde el bolivarianismo venezolano, en la crítica al neoliberalismo y su desigualdad.
“Latinoamérica” es la posición de la región frente a la herencia colonial, es una invitación a revelarnos al orden establecido, es la intención de algo nuevo. La defensa de la diversidad. Es una idea inacabada, un sitio que no se termina de construir.
Después de viajar por América Latina pienso que es muy fácil exotizar la región, yo mismo caí en la trampa. Es un problema geográfico, la región es tan basta y variada que muy pronto uno se halla en terra incógnita. Para ilustrar lo que digo voy a poner un ejemplo, todos lo países de Europa -sin contar Rusia- caben dentro de Brasil.
Pero contar América Latina es un reto mayúsculo. No hay forma de recorrerla toda, no hay forma de entenderla a completitud, ni hablar sus idiomas. Así que me resigné al equivoco. A que este diario fuera solo un intento por reconocernos.
Mi solución fue hacerlo en primera persona, en forma de “diario”. Pienso que fue una buena decisión, me parece que es la mejor admisión del fracaso, es una forma de decir “hasta aquí alcancé a ver yo”. Entender esta región supone una ambición desmedida, un viaje de un año nunca será suficiente para entender una ciudad, un país, un continente, que un día es uno, otro día otro.
Día 427.
Mis últimos días de viaje los paso en Brasil, un país gigante. El más extenso de Latinoamérica, tres millones y medio de kilómetros cuadrados, doscientos millones de personas. Es la paradoja, en la nación más grande de Latinoamérica ni si quiera habla español. Es más, Sao Paulo es la ciudad donde hay más hablantes de portugués en el mundo.
Sao Paulo me hace ver con claridad lo compleja que es la idea de Latinoamérica, solo esta metrópoli parece un reto. Esta es una urbe distribuida en miles de edificios, de pronto se parece a Hong Kong. Las zonas adineradas de este lugar son inmensas, es la ciudad Latinoamericana con más multimillonarios, pero también vive en una especie de apartheid.
Visito el Barrio Oriental de Sao Paulo, es el barrio japonés más grande del mundo fuera de Japón. Pienso en todas las veces que esta región me pareció tan extraña: en Belice y los mayas que solo hablan inglés; en Guatemala Livingston y sus garífunas [que deuda tan grande no haber contado el Caribe]; la comunidad judía de Panamá; el mundo apartado de los Guna que viven en archipiélagos; el universo musical de Colombia, con profundas raíces africanas; las matronas clandestinas en los volcanes ecuatorianos; los venezolanos luchando por lograr su Comuna de París en pleno Caracas; las sociedades de fanáticos religiosos en la Amazonia; los pueblos andinos y su moderna ingeniería social; la rareza natural de las Galápagos; la tradicional comida China de Perú; Bolivia atrapada en el tiempo; los Rapa Nui, polinesios que se adscriben como chilenos ; los pueblos de pastores galeses en Argentina; la Patagonia y sus desiertos de glaciares.
En las calles de Sao Paulo apenas me doy a entender en portuñol, intento aprovechar los pocos días que tengo en este lugar antes de acabar el viaje por Latinoamérica. ¿Cómo conocer la ciudad? lo conveniente es simplemente caminar.
El 15 de agosto, José Ignacio De Alba emprendió un camino de miles de kilómetros en busca de las historias de una América latina inexplorada: la de sus márgenes y sus periferias. El viaje arrancó en Belice, nuestro pequeño y extraño vecino del sur. El objetivo es llegar a Ushuaia, la ciudad más austral del continente, a través de veredas y rutas olvidadas, donde se pueda contar la vida cotidiana de la gente común. En este espacio iremos publicando las historias que irá encontrando…
Con Guatemala, nuestro otro país fronterizo hay bastantes parecidos. Belice, en cambio, es un país que se siente como isla, a pesar de estar atado al continente….
Por José Ignacio De Alba
Guatemala: un paraíso que no es igual para todos
La generosidad de la gente en esta zona, de la que solo sabemos por las tragedias, es abrumadora. Los turistas, en cambio, provocan aversión. Vienen a que les sirvan en inglés, a viajar sin el esfuerzo de entender. Me confunden con gringo y niego al imperio en todas sus formas…
Por José Ignacio De Alba
Los pescadores quiché perdieron pangas, redes y libertad por defender el lago del cual han vivido durante generaciones. Su resistencia se enlaza con la de los negros Garífuna de Guatemala, que han decidido relatar una historia alterna a la de ser esclavos
Por José Ignacio De Alba
24 horas en Honduras: un retrato de la desigualdad
Unas cuantas horas en Honduras bastan para mirar lo disminuido que está el régimen de derechos en Centroamérica. Las revisiones en este país expulsor de migrantes son un atisbo de lo que viene (El Salvador y Nicaragua). Por error llego a la ciudad más peligrosa del continente…
Por José Ignacio De Alba
Esta es la crónica del ascenso a uno de los volcanes más activos del mundo, al que sus pobladores tienen como un prodigio por regalar tierras fecundas, mientras los turistas temen a su iracundo estallido…
Por José Ignacio De Alba
Centroamérica: las fronteras del abandono
El Triángulo norte de Centroamérica –Guatemala, Honduras y El Salvador- es una zona fragmentada, con una historia hermana. Un lugar donde la marginación y la desigualdad conviven como en tiempos coloniales
Por José Ignacio De Alba
Costa Rica: Un país que cambió las armas por los chapulines agrícolas
Como una premonición Cristóbal Colón nombró este lugar como Costa Rica. A este pequeño país le llaman la Suiza de Centroamérica. ¿Cuál es su secreto?
Por José Ignacio De Alba
Los pueblos indígenas representan 2 por ciento de la población de Costa Rica. Durante años, sus territorios se mantuvieron ignorados. Pero con el desarrollo exacerbado. estas zonas se encuentran en la mira de capitales privados. Este es un camino que hace cada semana un maestro para llegar con los Cabécares
Por José Ignacio De Alba
Panamá: el imperio afincado en una distopía
Panamá es el centro bancario más grande del mundo, después de Suiza. Un paraíso fiscal, diseñado para esconder fortunas y un país hecho a la medida de los intereses de Estados Unidos
Por José Ignacio De Alba
Un viaje al centro de Abya Yala
Unas 30 mil personas viven en 35 de las 365 islas del archipiélago de Guna Yala, el territorio de un pueblo montañero de la selva del Darién que hace más de un siglo llegó al Caribe panameño huyendo de enfermedades y terratenientes. En su lengua, Abya Yala es la forma de nombrar América y otros pueblos del continente han reconocido esa autonominación. Paradójicamente, se considera que será el primer pueblo indígena desplazado por el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global. Esta es la crónica de un viaje a esa tierra
Por José Ignacio De Alba
Colombia: Los guardianes de la Sierra Nevada
La Sierra de Santa Marta, una de las regiones más biodiversas de Colombia, es resguardada por cuatro pueblos indígenas que han logrado conservar su cultura y sus sitios sagrados a pesar de las amenazas que representan la coca, la minería y el turismo
Por José Ignacio De Alba
El campo y la ciudad son modelados por el acaparamiento. La gente habita espacios, pero su derecho a construir futuro (autodeterminación) está roto. La batalla por los recursos no sólo está en el mundo rural. ¿Por qué los latinoamericanos, casi como ninguna región, nos movemos a las metrópolis?
Por José Ignacio De Alba
Ecuador: un país de latitudes y cumbres
En Ecuador pasa una línea imaginaria: la línea de la mitad del mundo. Es el punto medio entre el norte y el sur de la tierra. Un país que cabe en el estado de Chihuahua es, además, una escalada de la geografía: Los Andes se desprenden escabrosos hasta llegar al Chimborazo, el punto del planeta más cercano al sol
Por José Ignacio De Alba
Las Galápagos, un viaje al pasado de la tierra
Este es un laboratorio viviente. Uno de los sitios más excepcionales del mundo, donde la vida prevalece en sus formas singulares. Pero también es un recordatorio sobre la fragilidad y la destrucción provocada por el progreso desmedido
Por José Ignacio De Alba
Llegar a Colombia implica sumergirse en un mundo de melodías. No hay otro país en América que venere tanto a la música. Colombia está definida por sus composiciones, una patria de juglares, músicos y bailarines. El cencerro, la maraca, los timbales y la conga sintonizan la balada feliz de una patria que rehúye a la tragedia que la persigue
Por José Ignacio De Alba
Barranquilla y Joselito Carnaval
El Carnaval Barranquilla, el más importante de Colombia, no es cosa menor. La gran fiesta congrega a millones en una euforia explosiva de cantos, bailes y disfraces que componen al país más festivo de Latinoamérica.
Por José Ignacio De Alba
Una piedra en el zapato llamada Venezuela
Venezuela parece destinada a la inmortalidad. Un país-leyenda, que siempre ha encarnado gestas heroicas. Hoy también, es un país quebrado. Una nación demonizada, que ha pagado duramente la afrenta de buscar revivir el sueño socialista
Por José Ignacio De Alba
Venezuela convirtió los viajes en autobuses en una enorme aventura. En un con la infraestructura carretera abandonada, los pasajeros se convierten en camaradas, los choferes se vuelven mecánicos, y el camino, un anecdotario de descomposturas, vacas muertas y retenes
Por José Ignacio De Alba
Uno y mil ríos: un recorrido por el Amazonas
América Latina tiene la selva tropical y la región con más especies de seres vivos en el mundo. Nueve países comparten este corazón verde, atravesado por la línea ecuatorial. Después de cientos de años de ganadería y explotación, la Amazonia se conserva inasible, indómita, inabarcable
Por José Ignacio De Alba
Perú, el occidente extremo de Sudamérica
México y Perú guardan muchos parecidos. Desde sus florecientes pueblos prehispánicos, hasta el proceso de colonización. Incluso la comida. ¿De dónde proviene el maíz? Ambos países se agencian la domesticación del grano y ni siquiera los genetistas han encontrado la respuesta definitiva
Por José Ignacio De Alba
Según los pueblos andinos, desde Cusco parten todos los caminos de la tierra. Los Incas construyeron en este lugar su capital y formaron el imperio más grande de América; que se extiende en lo que llamaron Tahuantinsuyo
Por José Ignacio De Alba
Bolivia; sin miedo a la claustrofobia
La geografía pude aislar en extremo, también las líneas limítrofes. Bolivia se localiza en la recóndita zona andina, pero está encerrado entre países que le negaron una salida al mar. Esta incomunicación engendró un país tan original que cuesta trabajo descifrarlo
Por José Ignacio De Alba
Seis mil 88 metros. La cumbre del Huayna Potosí
Esta es una crónica sobre el ascenso a una de las montañas más altas de Bolivia. Un viaje a la Cordillera Real andina y su centenar de picos nevados. Un camino arduo sobre el techo del mundo, que de pronto adquiere los rasgos de un infierno glacial
Por José Ignacio De Alba
Bolivia y la maldición de los minerales
Esta es una crónica sobre el ascenso a una de las montañas más altas de Bolivia. Un viaje a la Cordillera Real andina y su centenar de picos nevados. Un camino arduo sobre el techo del mundo, que de pronto adquiere los rasgos de un infierno glacial
Por José Ignacio De Alba
Chile. Besar la cicatriz para sanar
Se cumplen 50 años de varias dictaduras sudamericanas. El continente también fue escenario de la Guerra Fría, cuando las fronteras geográficas se convirtieron en barreras ideológicas. En Chile, camino por un país aún herido por el golpe militar
Por José Ignacio De Alba
Argentina: un quilombo de país
En el país más grande de Hispanoamérica conviven la euforia de haber ganado la Copa del Mundo y la zozobra de una economía en bancarrota. En tiempos tan contrariados la gente se tienta por salidas desesperadas; un chiflado encabeza las preferencias para ganar las elecciones
Por José Ignacio De Alba
Después de un año y dos meses acaba el viaje. Llego a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, después de recorrer el interior de Argentina por la legendaria carretera 40. Una ruta que bordea los Andes y sus pueblos; pequeños mundos aparte. El paisaje transita por humeantes montañas. Esto que llamamos América también es una necedad
Por José Ignacio De Alba
Epílogo de un viaje de 14 meses y 18 mil kilómetros
Antes de volver a México, después de recorrer 18 mil kilómetros hacia el sur, paso unos días en Sao Paulo. La ciudad más grande de Brasil es un buen sitio para reflexionar sobre algunos aprendizajes sobre el recorrido de más de un año por Latinoamérica
Por José Ignacio De Alba
“Al periodismo mexicano le hace falta quitarse complejos”
A unas horas de iniciar un camino de miles de kilómetros hasta La Patagonia, en busca de historias periféricas de América Latina, José Ignacio De Alba, uno de los fundadores de Pie de Página, habla de los retos que enfrenta la generación de periodistas que nació con la revolución digital
Por Daniela Pastrana
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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