La primera vacunación masiva fue una experiencia diferenciada. En Ecatepec, el municipio más poblado del Estado de México, la desinformación rebasó la organización. En la Ciudad de México, la imagen de abuelitas y abuelitos bailando cerró la semana
Texto y fotos: María Fernanda Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- Todo comenzó con un mensaje en redes sociales. El presidente municipal de Ecatepec, Fernando Vilchis, compartió en su cuenta de Twitter una imagen con tres fechas para la vacunación de adultos mayores en el municipio más poblado del Estado de México: 22, 23 y 24 de febrero.
Pero lo que fue un intento de informar sobre una apertura paulatina de los centros de vacunación se malentendió como un aviso de que únicamente se aplicarían las dosis durante tres días.
El lunes 22, la gente comenzó a llegar desde la madrugada al Centro Deportivo Las Américas, y para el amanecer, largas filas rodearon los casi 10 mil metros de extensión del parque.
Como teléfono descompuesto, la información llegó a los medios de comunicación y de éstos a las personas mayores.
Las filas en las sedes de vacunación son el sello de la primera semana de aplicaciones masivas de vacunas contra covid-19 en el Valle de México. Ecatepec en el centro del desastre. El lugar donde la desinformación y el miedo a perder vacuna provocan tres días de caos.
“Ya sé que es regalado, pero que nos traten con dignidad. Ya estamos viejos. Yo tengo muchos achaques y estuve varias horas bajo el sol”, decía molesta una mujer mientras esperaba en la fila de varias horas para ser inoculada.
Al final del primer día fueron vacunados 5 mil ecatepenses.
Lo ocurrido en Ecatepec desató el nerviosísimo en el gobierno de la Ciudad de México, que comenzó una campaña en redes sociales para promover el “no hacer fila”. El martes 23, un días antes del inicio de la vacunación masiva en la capital, se realizaron simulacros en las seis unidades vacunadora y desplegaron el mensaje de que llegar 15 minutos antes de su cita era suficiente.
Pero las filas nocturnas se repitieron en la Ciudad de México y como postal previa de concierto, el Palacio de los Deportes lució una fila digna de los tiempos previos a la pandemia. Familiares de adultos mayores llevaron bancos y cobijas y ahí pasaron la noche y nada evitó que la gente se formara doce horas antes de su cita.
«Tengo mi cita a las 10 y me mandan a la fila tan enorme que hay. Deberían haber dos filas, de los que no se registraron y vienen así, y los que teníamos cita», reclamaba Maria Elena Blasio, de 61 años, quien llegó 15 minutos antes de su cita y tuvo que hacer la fila.
“Pensé que sería diferente, pero aquí estamos, si ya esperamos un año, que no esperemos una hora. La verdad todo bien”, expresó quejumbrosa pero optimista.
A pesar de todo, la fila del Palacio de los Deportes fue distinta al del Deportivo de Las Américas. Las primeras personas comenzaron a pasar en cuanto dieron las 8 de la mañana y una hora y media después, los primeros vacunados salieron entre aplausos.
“Necesito que me agilices el proceso. Que no tomen dos veces los datos. Por la duración de la vacuna”, le decía una de las voluntarias de chaleco verde a otra, que tenía el encargo de reconocer a quienes no pudieran estar mucho tiempo paradas o necesitaran silla de ruedas para pasarles con prioridad.
Después de muchas complicaciones para disponer de vacunas, luego de que los países poderosos acapararon las que había y los laboratorios no tuvieron capacidad de responder ante la demanda, el 14 de febrero México reanudó su plan de vacunación con el arribo de 870 mil vacunas de AstraZéneca que llegaron de la India.
Una semana después, la llegada de 200 mil dosis de la vacuna china Sinovac y otras 200 mil de la rusa Sputnik V representó el arranque de las primeras vacunaciones masivas en el país.
Las vacunas Sinovac llegaron a México por la mañana del sábado 20 de febrero. Su destino final fue uno de los municipios más poblados y violentos: Ecatepec. “Tierra de nadie”, como algunos mexiquenses se refieren a su hogar, en la que viven 186 mil adultos mayores y donde covid-19 ha cobrado más de 2 mil vidas
La vacuna rusa llegó tres días después, y se destinó a dos alcaldías tres alcaldías de la Ciudad de México: Xochimilco, Tláhuac e Iztacalco, que suman entre las tres una población objetivo de 179 mil 90.
Eso significa que, en ambos casos, los embarques alcanzaban para cubrir a toda la población mayor de 60 años en las cuatro demarcaciones. Pero nada de eso evitó el afán de llegar primero.
Adrián R. trabaja como conductor de un Didi, reside en Ecatepec y fue vacunado esta semana. Para él, eso de las filas es algo «muy mexicano»:
“Como mexicanos todos andamos a la carrera y siempre queremos hacer fila desde un día antes, no nos esperamos a informarnos bien”, reflexiona.
Él decidió formarse en lugar de esperar la llamada pensando en lo “delicadas” que son las vacunas:
“Escuché que hay que tener mucho cuidado con ellas, tanto como el manejo como la temperatura, entonces dije, de una vez yo ahorita que apenas empieza me vacuno porque no sé qué tratamiento le van a dar más adelante”, cuenta.
“Señorita, ¿usted sabe qué vacuna me van a poner?” preguntaban constantemente a las enfermeras las personas que esperaban dentro del deportivo las Américas, en Ecatepec.
Por el contrario, en el Palacio de los Deportes, de la alcaldía de Iztacalco, la gran mayoría sabía que le aplicarían la vacuna rusa. Se habían informado «en la tele», decían.
Las vacunas que se aplican en el Valle de México son diferentes. La Sinovac es una vacuna de virus inactivado, derivada de la cepa CZ02 del coronavirus. Es decir, cultivaron el virus y luego lograron desactivar su capacidad de inducir a la enfermedad conservando la de generar reacción en el sistema inmunológico.
Después de su segunda dosis tiene 91.25 por ciento de efectividad. La dosis que se aplica es de 0.5 mililitros y se debe conservar a una temperatura fría de +2°C a + 8°C por un periodo de máximo seis meses. Requiere de dos aplicaciones y la segunda dosis debe hacerse entre 28 y 35 días después de la primera.
“Yo quería que me pusieran la rusa porque es una sola dosis”, contó una de las señoras. Pero la vacuna rusa también requiere doble dosis. Solamente la recién aprobada fórmula de Johnson & Johnson se aplica una única vez.
Sputnik-V “es una vacuna basada en un vector de dos adenovirus bicatenarios humanos distintos, en la que se ha integrado material genético del coronavirus SARS-Cov-2”. Su intención es activar el sistema inmune a partir de la producción de la proteína S, “en ausencia del virus SARS-CoV-2” y dificultar la entrada del virus a las células.
La dosis rusa es la misma que la china: 0.5 mililitros y la primera dosis se diferencia de la segunda por el color de su tapa. La primera es azul, la segunda es roja. Los componentes de ambas dosis son distintos, y sin una no funciona la otra. Por ello, es importante que quienes se vacunaron esta vez le den puntual seguimiento a la dosis siguiente.
Los cuidados de la Sputnik son más extremos. Una vez descongelada, no se puede volver a usar. Su duración es entre 2 a 5 minutos dependiendo la temperatura ambiente y máximo debe usarse dentro de los primeros 120 minutos fuera del hielo.
Debe almacenarse en un lugar oscuro, a una temperatura que no supere los 18° C, caduca en tres meses y su traslado debe continuar esa cadena de frío.
Al final, aunque la tele no los informara tan bien, lo que permeó entre la gente es la esperanza. A pesar de las dudas y críticas que ha escuchado sobre las vacunas.
“Mucha gente dice que no sirve, que vamos a ser conejillos de india, pues bueno… alguien lo tiene que hacer”, bromeó en la fila María Elena Basio.
En las vacunas también está el reto de su aplicación. Un reto que convirtió a las brigadas de enfermeras en máquinas implacables de vacunación. En equipos de dos, preparan y vacuna en cadena. No tardan más de 15 minutos en terminar sus filas.
Algunas comparten mensajes de cariño e información a los abuelos y abuelas: “no le va a doler”, “es un piquetito”, “no se ponga tenso”, “llegando se da un bañito”, “recuerde que esta es una oportunidad de vida”, repiten una y otra vez.
Para la enfermera Rocío Reyes, a quien le toca vacunar a las personas en silla de rueda en el Centro Cívico Río de la Luz, la velocidad no es pretexto para no dar un buen trato: “todos vamos para allá, los trato como me gustaría que me trataran”.
José Joaquín Cerda, compañero de Rocío en el mismo módulo de vacunación, porta un micrófono portátil. A su brigada se le ocurrió traerlo después de dos días de terminar roncos por tanto gritar.
Mientras los abuelos y abuelas esperan que haya cupo en la sala de observación, Cerda les orienta: “si después del baño persiste la fiebre, se toman un paracetamol de 500. Si llega a dolerles el brazo, que no toleren el dolor, igual se toman el paracetamol”
Muchas de las enfermeras son caras conocidas para los pacientes. En el Deportivo las Americas hay quienes las reconocen de sus comunidades, “usted se me hace conocida, sí, la he visto en el tianguis”, le dice una de las mujeres a la enfermera que la vacunó.
En Ecatepec las brigadas de salud fueron citadas a las 6 y media de la mañana para llegar a los módulos a las siete en punto. A partir de esa hora no dejaron de trabajar.
Para Tere Colindres, enfermera de la unidad de salud de Jardines de Morelos, el descanso es relativo, dice. Tan solo el primer día ella aplicó 227 dosis sin parar.
A pesar del cansancio también sienten felicidad y esperanza:
Janet es parte del personal en el Deportivo Las Americas, se siente contenta: “sabes que eres parte del proceso para que esto se acabe. Estamos cansados de la pandemia, cansados de perder familiares. Nos cansamos pero da satisfacción saber que es un bien para todos” comparte.
Después de varios días de noticias sobre el caos, la semana terminó con videos conmovedores de abuelitos bailando mientras esperaban su vacuna.
Los bailes son iniciativa del programa “Ponte pilas” del Instituto del Deporte de la Ciudad de México para hacer más llevadera la espera.
En Ecatepec la desinformación cambió el esquema de organización de la vacunación. Debido a las filas y la reacción de las personas, las protestas y los reclamos, el gobierno a cargo decidió cambiar las citas por las filas.
“En un principio lo estábamos manejando por citas pero debido a las aglomeraciones ahora lo estamos manejando por fichas. Tenemos mil 200 por día y estaremos abiertos 25. Nos rompieron el esquema de las citas. Vi que se formaron grupos falsos en Facebook y en Whats app donde compartieron noticias falsas”, explica Alberto Meza, funcionario de la Secretaría de Bienestar.
El gobierno del municipio decidió no regresarlos y atenderlos. Sin embargo piden que sea indispensable traer su registro. Si no lo tienen ya cuentan con módulos para que ahí lo hagan. Los centros abrirán de lunes a domingo. En cada centro de vacunación hay dos mil dosis por día, menos en Las Américas, donde cuentan con 6 mil vacunas.
“El problema que se nos presentó fue esa desesperación de la gente por ser vacunada ya”, explica Gabriel Salazar, de comunicación social del municipio.
Para Bertha Pacheco, vecina de la colonia Río de la Luz, estos mensajes falsos germinaron por otro factor: el miedo.
“Nosotros mismos ponemos el desorden, hubo mucho pánico de que no fuéramos a alcanzar vacunas. Yo creo que fue eso”.
Adelante de la señora Bertha está formada Graciela Oropeza, a quien de cariño le dicen Chelita. Tiene 78 años, hipertensión y placas en las rodillas. A pesar de no tener cita, se formó el lunes. Al ver la desorganización se regresó a su casa.
Para Graciela el miedo entre los adultos mayores no es de a gratis: “Tienen temor. De ver tanto que ha pasado dicen pues mejor vámonos a hacer bola. Pero no asimilan que esta aglomeración puede ser contraproducente”
Ella misma optó por dejar de ver noticias porque hay puras historias tristes:
“Trato de no preocuparme sino de ocuparme. Leo, coso, tejo, veo tele un ratito y gracias a Dios no me ha afectado. Salgo lo menos que puedo. Solo voy a mi medicamento cada mes, No me sumerjo en lo feo, trato de ver otras cosas para no afectarme. No me gusta ver que ya son muchos los contagiados, me puse un poco triste, Me entró la desesperación de que no había camas, que andan con sus enfermos, que no hay lugar. Y luego dicen que la situación es mucho más grande, ¿qué caso tiene estar viendo?” comparte.
Su nieto, Ariel Iván Piña, conocido como “El príncipe de Ecatepec” no sólo le insistió que no se formara el lunes, que no fuera parte de la desorganización. También grabó y publicó un video informativo donde recuerda a las personas mayores que hay suficientes vacunas para todos.
Para Piña lo que pasó en Ecatepec tiene varias razones: “Entre el boicot político, la falta de organización, la falta de información y la gente que está ansiosa… se sale de control todo, es la fórmula para hacer una bomba”.
Piña ve una gran falla en la apertura de los puntos de vacunación:
“Cuando tú mandas una nota de que son diez puntos, la gente va y se forma en los diez puntos, ¿por qué no manejas la información de manera correcta” cuestiona.
Y es que la apertura paulatina no se entendió, ni se realizó como se había planeado. Los diez centros de vacunación se abrieron hasta el final de la semana y esto generó enojos que a su vez, provocaron cierres viales.
El primero fue en la colonia donde vive la señora Oropeza. Con el cierre lograron que llegaran dosis a dos puntos: los centros cívicos de Rio de la Luz y el de Melchor Múzquiz.El segundo se dio en Avenida Central, donde exigieron se abriera el módulo de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec.
“Ecatepec siendo Ecatepec, rompiendo el orden, rompiendo todo. Es complicado pero Ecatepec es así, complicado, raro”.
Esta no es la primera batalla ganada por la desinformación en Ecatepec. Hace unos meses un video grabado en este municipio recorrió el mundo. Se trataba de un grupo de familiares que irrumpieron en el Hospital de las Américas, movidos por la noticia falsa de que en los hospitales mataban a las personas para extraerles el líquido de las rodillas a los pacientes.
“La desinformación puede crear situaciones catastróficas” sentencia Iván Piña.
Para muchas personas la vacunación fue una experiencia agridulce. Por una parte les dio tranquilidad a miles de familias pero fue difícil no recordar a quienes no sobrevivieron.
“El año pasado qué angustia teníamos todos. Mucha gente ha perdido la batalla pero de cómo pintaba el panorama… para mi es una bendición que esté mucho más protegida”, cuenta Guadalupe, quien llegó acompañada de su hija Norma.
A Eloisa Ortíz, de 64 años, también la vacunaron. Pero cuenta con tristeza que hace unos días falleció su hermana:
“Nos llamaron. Inclusive le hablaron a mi hermana, a la que falleció. Le hablaron, fíjese nada más, no llegó mi hermanita”.
Para la señora María Isaías de 73 años, quien no había salido hasta el pasado lunes que le aplicaron la vacuna. La vacunación significan libertad:
“El 2 de febrero cumplí un año de que no salía. Hoy vi muchas novedades que no había visto en las calles. Valió la pena cuidarse. Espero se acabe esto para que seamos libres” comparte.
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«Yo pensé que ya estaba olvidado»
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