En la introducción de su libro, ‘Los cárteles no existen’, Oswaldo Zavala invita a abrir la caja de pandora que es la narrativa oficial construida alrededor del fenómeno del tráfico de drogas. Esta serie de imágenes de Fernando Brito invitan a observar una parte de este fenómeno social, no como una caja de pandora a la que más nos vale voltear la cara, sino como una realidad, tan alejada de aquellos mitos de ‘muerte y destrucción’, que raya en lo cotidiano
Texto: César Hernández*
Fotos: Fernando Brito y Marcos Vizcarra
“Usamos los medios para destruir culturas, pero primero usamos esos medios para construir un registro falso de aquello que estamos por destruir”
Edmund Snow Carpenter, antropólogo
CULIACÁN, SINALOA.- ¿Qué se esconde detrás de una dosis de heroína?
Depende de a quién le preguntes.
Son tantos los eslabones en las cadenas productivas del tráfico de drogas y tan heterogéneos sus actores que, más allá de lo que el discurso oficial empaqueta bajo el concepto de ‘cárteles’, actualmente el negocio abarca y atraviesa a una buena parte del entramado social. Al final todos, de alguna u otra manera, somos cómplices.
Está quien siembra y cosecha, quien acopia, quien procesa, quien transporta, quien vende, quien consume y todos aquellos quienes se aseguran de que este ciclo de oferta y demanda se lleve a cabo sin mayor contratiempo. A todos estos actores los atraviesa la ilegalidad, mas no así el estigma que autoridades, medios masivos e incluso ellos mismos colocan sobre sus hombros al representar esta llamada narcocultura en informes, documentos oficiales, series, libros, canciones, películas y todo aquel producto cultural que ha posibilitado el nacimiento de una ‘cultura pop’ alrededor del tráfico de drogas.
En la introducción de su libro, ‘Los cárteles no existen’, Oswaldo Zavala invita a abrir la caja de pandora que es la narrativa oficial construida alrededor de este fenómeno. Esta serie de imágenes de Fernando Brito invitan a observar a una parte de este fenómeno social no como una caja de pandora a la que más nos vale sacar la vuelta y voltear la cara, sino como una realidad tan alejada de aquellos mitos de ‘muerte y destrucción’ que raya en lo cotidiano.
Al retratar el día a día de una familia que se dedica a la siembra y cosecha de goma de opio enclavada en el triángulo dorado, el fotógrafo y el periodista asumen el poder de representarlos, no de manera objetiva, sino como sujetos que despliegan cierto poder sobre el otro, a través de la cámara o la grabadora.
En ‘Retrato Involuntario’, la ensayista Marina Azahua señala que;
“cuando un alguien tiene el poder de representar a un otro. El otro no quiere que lo capten, pero el alguien insistirá y desplegará su poderío propio o ajeno, sobre el otro, a través de la cámara”.
Pero ante este poder que supone la representación del otro, los comunicadores eligen encuadrar aquellos aspectos que alejan a esta familia de arquetipos como el del narco como un hombre vestido de vaquero escuchando narcocorridos, y que a su vez nos invitan a reconocer que, como señala Azahua: “como testigos siempre llegamos tarde, después del desastre, una vez que la historia ya sucedió”.
Entonces, al ver la imagen muda de la cámara, “lo único que nos queda es observar con aturdimiento los efectos de la violencia ajena, en cuya superficie tendremos que aprender a leer la que será siempre, potencialmente, también la nuestra”.
* César Hernández es licenciado en economía, periodista y editor de la revista ESPEJO.
Las reminiscencias de la Operación Cóndor en la zona serrana de los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua durante los años setentas todavía son recordadas por sus habitantes más longevos como un periodo que vino a trastocar su dinámica social en los altos.
Surutato, el pueblo que se salvó del ‘narco’
Un pueblo enclavado en el mero municipio de Badiraguato, justo en el «Triángulo Dorado» de la producción de amapola y marihuana. Pero en Surutato la narcocultura ni el cultivo son un problema. ¿Por qué? Algo tiene que ver con esto un proyecto educativo…
Las cuatro generaciones de la amapola en Guerrero: del auge al ocaso del opio
En esta línea de tiempo ha habido guerrilla, desplazamiento forzado interno, homicidios, desapariciones forzadas, en uno de los estados más armados y militarizados a nivel nacional. Una constante: no hay mejoría en las condiciones de vida de la más de 150 mil familias que desde su auge en los años 80 siembran amapola, el único cultivo que, aún con la pandemia, es rentable. La Sedena mantiene su estrategia de erradicación de ilícitos
Durante cuatro décadas las mujeres han cultivado la amapola en La Montaña y Sierra de Guerrero. Pero eso sólo es una parte de su contexto. Las mujeres de estos pueblos también dan clases, cuidan de sus familias y defienden sus cultivos del Ejército, en un estado que tiene instalada la violencia feminicida
Replanteando al ‘enemigo común’
En la introducción de su libro, ‘Los cárteles no existen’, Oswaldo Zavala invita a abrir la caja de pandora que es la narrativa oficial construida alrededor del fenómeno del tráfico de drogas. Esta serie de imágenes de Fernando Brito invitan a observar una parte de este fenómeno social, no como una caja de pandora a la que más nos vale voltear la cara, sino como una realidad, tan alejada de aquellos mitos de ‘muerte y destrucción’, que raya en lo cotidiano
Jacinto: ‘rayar’ la goma desde los 6 años
“Tenía cuatro años cuando mi mamá me llevaba a la siembra de amapola. Y como a los seis me enseñé a ‘rayar’. Yo debía estar en la escuela y allá andaba trabajando. Ella sembraba sola amapola y mariguana. Aquí si las mujeres se quedan solas tienen que salir adelante así: solas”
Florecer en el anonimato: Consuelo, mujer antes que narco
«Las mujeres se vuelven las socias criminales perfectas, debido al machismo que existe en este mundo, pero también en la policía y en los medios, les resulta impensable que una mujer pueda tener poder de decisión y autoridad en los grupos criminales»
La Tierra Blanca de «Don Lalo” en el auge y caída de la goma de opio
“Don Lalo“ fue uno de los primeros capos del narcotráfico antes de los líderes de los grandes carteles. Su historia marca el auge y caída del mercado de la amapola. Cuando se fue Sinaloa, fue porque el negocio ya no tenía nada que ver con la flor
Entre la amapola, la militarización y la migración
Ensayo fotográfico. De la Montaña Roja –comunista– a la Montaña Roja –de la Amapola y de la violencia por los grupos del crimen reorganizado–, el fotógrafo busca reflejar las luchas, la violencia, y también el andar de un pueblo que resiste las condiciones más adversas. Toma prestadas las palabras del poeta Hubert Matiúwàa.
Goma de opio: una opción para campesinos en pandemia, pese a la violencia
Durante el año de pandemia por covid-19 el negocio para los campesinos productores de goma de opio representó una alternativa, revela la investigación multidisciplinaria del Proyecto Amapola
El péndulo de la precariedad: amapola, cultivadores y migración interna en el “Triángulo Dorado”
Históricamente, la producción de amapola era un tema fundamentalmente campesino. Los precios altos, que se mantuvieron durante décadas, habían contribuido a que las poblaciones serranas lograran sobrevivir en sus comunidades de origen. Sin embargo, el periodo reciente, hecho de fuertísimas convulsiones de mercado y condiciones excepcionales por las medidas de la pandemia del covid-19, han contribuido a romper algunas de las certidumbres de antaño
Las deudas del neoliberalismo con los cultivadores de amapola
Las reformas estructurales en México no sólo desprotegieron al campo sino que incentivaron el narcotrafico que el Estado asegura combatir. Las actividades criminales que derivan de la amapola florecieron como una respuesta a las políticas transexenales
La amapola en el panorama agrícola mexicano
En los 59 municipios identificados como «amapoleros, por cada 38 hectáreas sembradas con cultivos legales hay una donde se cultiva amapola.
La amapola en territorio indígena de Nayarit: ruptura, bonanza y resistencia
Como ocurre con otros pueblos de México, en la región indígena de Nayarit la industria ilegal de la amapola ha influenciado la identidad étnica, política y económica de la comunidad, releva el investigador Nathaniel Morris
El alto precio de la prohibición
El prohibicionismo de drogas en Sinaloa ha tenido costos económicos, políticos y sociales. Este análisis toma como caso de estudio no solo el contexto histórico de las décadas de 1930 a 1970, cuando inició el prohibicionismo y se consagró con la “Operación Cóndor”, sino las décadas del 2000 al 2020, tiempo en que se mantuvo la llamada ‘Guerra contra las drogas’
Etnografía de la humillación en la Sierra de Guerrero
Podríamos suponer que son los cultivos ilícitos los que provocan la violencia de las sociedades agrarias. En este texto la autora plantea algo distinto.
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