2024 en el mundo: un genocidio y la ultraderecha asedia

29 diciembre, 2024

Mientras el mundo observó el avance del genocidio contra el pueblo palestino, más de la mitad de los países del globo fueron a elecciones, reconfigurando el tablero geopolítico que, en algunos casos, apunta hacia la ultraderecha

Texto: Luciana Oliver

Foto: Duilio Rodríguez / Archivo Pie de Página

CIUDAD DE MÉXICO. – El 2024 fue un año convulsionado, con votaciones en casi la mitad del globo, dos grandes guerras incluyendo un genocidio y diversas e importantes reconfiguraciones políticas y sociales, a nivel regional y mundial. 

Estos son los momentos claves de un año que, sin duda, marcará un hito en la historia mundial.

El genocidio continuó

Durante todo el año 2024, el gobierno Israelí de Benjamín Netanyahu llevó a cabo ataques a una escala nunca antes vista. El año comenzó con un recuento de “cerca de treinta mil personas asesinadas – una tercera parte siendo niños – y 2 millones de desplazados”. En enero cualquier posibilidad de negociación se veía lejana, Hamás y el Estado de Israel rompieron negociaciones tras un ataque aéreo en Líbano donde murió el jefe vicepresidente de Hamás y el conflicto comenzaba a subir a escala regional.

Ante esto, el mundo comenzó a posicionarse, Sudáfrica demandó por genocidio a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y posteriormente Indonesia se unió a la demanda; Estados Unidos vio nacer una organización estudiantil importantísima contra los ataques de Israel a Palestina que se extendió por diversos países, al mismo tiempo que salió a relucir la postura conservadora y represiva de los gobiernos contra éstas protestas; en América Latina más de mil 600 académicos firmaron una carta exigiendo el freno al genocidio en la Franja de Gaza; México y Chile hicieron una petición ante la Corte Penal Internacional para la investigación de los crímenes de Israel en Palestina; Y Colombia buscó romper relaciones diplomáticas con Israel.

Internamente la población israelí también se posicionó, miles de manifestantes salieron a las calles en Jerusalén para exigir la renuncia del gobierno de Netanyahu. Mientras que los ataques al sistema de salud, a la ayuda humanitaria, a las y los periodistas en Gaza y la espectacularización a través de redes sociales de los ataques, cada vez eran más intensos. 

Para Julio de este año, aunque la cifra estimada oficial era de 37 mil muertes en Gaza, la revista médica británica The Lancet estimó que en realidad esa cifra ascendía a 186 mil muertos por “la destrucción de las infraestructuras sanitarias; la grave escasez de alimentos, agua y refugio; la imposibilidad de la población de huir a lugares seguros”.

En Agosto la cifra oficial del Ministerio de Salud de Gaza anunció la suma de 40 mil muertos y el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk destacó que la mayoría eran mujeres y niños. 

Otro importante suceso de este en la región del medio oriente fue la caída en Siria del gobierno de Bashar al-Asad en la madrugada del 7 al 8 de diciembre. La organización Hayat Tahrir al-Sham (HTS), u «Organización para la Liberación del Levante» derrocó un régimen que había durado 24 años, “el ejército terrorista apoyado y organizado por Erdogan, Israel y la OTAN caminaron todo el camino desde la frontera turca hasta Damasco sin combates ni resistencia”.

Esto implicará un reacomodó geopolítico en la región, como explicó Ramón Grosfoguel “Su caída es un duro golpe. La resistencia en Líbano y Palestina ahora va a ser mucho más difícil. El corredor de armas de Irán a Hezbolá ya está destruido. Hezbolá estará más aislado y acorralado que nunca, sin poder reemplazar con facilidad sus armas, misiles y balas. Estará significativamente debilitado. Todo esto es un duro golpe para la resistencia palestina en Gaza, que ahora tiene sus días contados».

Combatir una narrativa hegemónica

Durante todo el 2024 los grandes medios de comunicación construyeron una narrativa específica, con una visión neocolonial del holocausto y conceptos vaciados de contenido que lograron movilizar un pasado en favor del genocidio hacia el pueblo palestino, como mencionó el historiador Enzo Traverso durante su visita a México en noviembre de este año.  

Ante estas narrativas, defensoras de una inocencia casi ontológica de un Israel que para diciembre del 2024 ya había asesinado a más de 20 mil niños y adolescentes, la disputa por una memoria colectiva crítica ha sido liderada por los y las estudiantes organizados, por el periodismo independiente y las diversas organizaciones de todo el mundo. 

La defensa del pueblo palestino en este año ha significado algo más allá de un asunto de índole local o de simple voluntad política, ha tenido que ver con disputar la dominación y el valor de uso de los recursos y narrativas del mundo. El genocidio durante todo este año nos ha afectado a todos y la organización de resistencia demostró una capacidad colectiva en busca de una transformación del mundo en su totalidad. 

La guerra Rusioucraniana

Por otro lado, hemos visto durante todo este año perdurar una guerra entre Rusia y Ucrania “que en un inicio nunca debió de existir”.  

El año comenzó con la pérdida de la fé por parte de Ucrania sobre su posición en la guerra. Después de la derrota militar del 18 de febrero, en Avdiivka. El 24 de febrero del 2024 la invasión militar rusa en Ucrania cumplió 2 años “con la población civil diezmada, casi 20 millones de refugiados y desplazados internamente, un endeudamiento público que cargarán durante décadas generaciones enteras de ucranianos y ucranianas, y la irreversible pérdida de casi 27 por ciento del territo”.

A inicios de este año el millonario apoyo de la Unión Europea y del gobierno de Estados Unidos a Ucrania comenzaban a cesar y el gobierno ruso a pesar de las sanciones europeas y estadounidenses no se observó debilitado, demostrando que la OTAN puede verse más frágil de lo que se pensaba.

En abril del 2024, la inteligencia rusa acusó al gobierno estadounidense de reclutar miembros de cárteles en México y en Colombia para enviarlos a la guerra en Ucrania a cambio de una amnistía total, a pesar de la negativa del gobierno de Estados Unidos, esto demostraba que la guerra entre Rusia y Ucrania tenía una característica más global que la de un problema meramente local. 

Expresión de esto fue la Cumbre por la Paz, realizada en Suiza el 15 y 16 de junio donde, sin la participación de Rusia, se “definió, paradójicamente, continuar con la guerra entre Rusia y Ucrania”. La cumbre sirvió, para entender que, durante todo el 2024, la guerra ruso-ucraniana no sólo se llevó a cabo en un “mundo multipolar” sino que, como mencionó Ingrid Urgelles en una entrevista el 19 de junio de este año, tanto ésta como el genocidio en Palestina, “están definiendo la multipolaridad y los negocios en todo el mundo”.

Ante la constante amenaza de las armas nucleares rusas, y durante los últimos meses del gobierno de Joe Biden en Estados Unidos, la guerra en Ucrania comenzó una escalada con el apoyo de la casa blanca. Según un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos, el 18 de noviembre del 2024, Biden autorizó el uso de misiles de largo alcance en la guerra contra Rusia, estos misiles son denominados ATACMS y tienen una capacidad de hasta 300 kilómetros. 

A unos cuantos días de que el año acabe y de que suba al gobierno Donald Trump, se anunció que Estados Unidos y sus aliados enviarán a Ucrania 260 millones de dólares, “principalmente armamento y asistencia militar”. Junto con los 680 millones de dólares en nueva ayuda militar de alemana.

Lo que abre la puerta a la incertidumbre y a diversos riesgos de no conseguir acabar con la guerra, aun con las declaraciones de Trump, quien ha afirmado diversas veces que pondrá fin a la guerra en Ucrania.

El mundo renovó sus dirigencias: ¿progresismo o ultraderecha?

Este año, cerca de la mitad de la población mundial recurrió a votaciones como forma de elegir a su mandatario o mandataria, además de las elecciones legislativas y locales llevadas a cabo en 20 países y en la Unión Europea. 

El año comenzó con elecciones en Bangladesh, donde ganó el 7 de enero, por cuarta vez consecutiva, Sheik Hasina. Durante la jornada electoral ocurrieron un boicot de la votación por parte del partido de la oposición (Partido Nacional de Bangladesh) y una “flagrante campaña de intimidación preelectoral”, donde se condenaron a más de 800 miembros de la oposición, hubo denuncias de torturas y malos tratos, se prohibieron las protestas y se detuvieron a miles de simpatizantes de la oposición tras una manifestación masiva. 

Las de Bangladesh se convirtieron en las elecciones más lejanas a la democracia y se situó al país enrte “los peores infractores de los derechos humanos del mundo, incluidos China, Irán y Rusia”.

Días después centroamérica vivenció la toma de protesta de Bernardo Arévalo en Guatemala. El 14 de enero después de una larga y dificil jornada, que parecía no dejar ocurrir la transición, pero que demostró la fuerza de organización de los pueblos originarios guatemaltecos, Arévalo logró tomar protesta.

Ésta se dio en un país acechado por una crísis proveniente de hace décadas “el país ha cruzado varios golpes de Estado, dictaduras, un genocidio, una guerra civil, acuerdos de paz, justicia trancisional, la instalación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) que logró en 2015 la destitución de un presidente por corrupción y su encarcelamiento. Y luego el retorno de los grupos de poder que finalmente perdieron el poder en las urnas en 2023”   

En febrero, El Salvador, país vecino, también tuvo elecciones, pero al contrario de las guatemaltecas, fue una jornada sin incidentes. La reelección de Nayib Bukele, con más del 85% de los votos, se dio a pesar de las graves violaciones a derechos humanos en materia de encarcelamientos y las acusaciones de que el gobierno de Nayib Bukele habría logrado la reducción de la violencia apartir de una negociación directa con las tres principales pandillas del país, entre ellas la Mara Salvatrucha -13.

Al otro lado del mundo, Rusia también tuvo elecciones. El 17 de marzo Vladimir Putin fue reelegido como presidente, en una contienda llevada a cabo en medio de la guerra contra Ucrania. Con esta reelección, las esperanzas de terminar con la guerra y dar un giro al posible conflicto nuclear fueron opacadas. 

Putin, quien gobierna Rusia desde 1999, obtuvo un 87% de los votos con una amplia participación electoral. Sin embargo, no sólo las autoridades rusas impidieron el registro del opositori Boris Nadezhdin, sino que se estimó que, hasta ese momento, el gobierno ruso mantenía a más de 600 presos políticos, y durante la jornada electoral se reprimieron las protestas sociales encarcelando al menos a 80 personas. 

En Ucrania, sucedió lo contrario. Por la ley marcial el país no está permitido a llevar las elecciones que debían suceder a finales de marzo de este año. Volodimir Zelensky, quien lleva cinco años como presidente y una guerra en las espaldas, debió haber terminado su mandato el 20 de mayo, sin embargo sus poderes como presidente no terminarán hasta la toma de posesión de un nuevo presidente electo. 

Las elecciones que siguieron en el mundo fueron en Panamá. El domingo 5 de mayo del 2024 José Raúl Mulino ganó con un 34% de los votos, a pesar de que mantiene la misma línea que la del expresidente Ricardo Martinelli, condenado por corrupción y lavado de dinero. 

El derechista Mulino, “aseguró que buscará el consenso político y que impulsará «un gobierno proempresa privada», sin olvidar a los más necesitados”. También propuso cerrar la selva de Darién, el paso que los migrantes toman, entre Colombia y Panamá, con la finalidad de llegar a los Estados Unidos. 

Según las Naciones Unidas, durante los primeros 4 meses del año 2024 fueron 139 mil personas las que cruzaron el Darién, pero además de la propuesta de cerrar este espacio selvático, Mulino no tuvo propuestas ni planteamientos sobre cómo se llevaría a cabo el cierre.

A parte de las elecciones presidenciales en México, junio también fue el mes de votaciones en la Unión Europea. Los partidos de derecha y extrema derecha obtuvieron la mayoría de escaños en el parlamento europeo del cual forman parte 27 paises.

El parlamento europeo es una institución internacional de bloque donde los 27 países eligen por voto directo de sus ciudadanos a los diputados que le integrarán. El Partido Popular Europeo (PPE) obtuvo 191 diputados, consolidando su presencia junto con el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos liderado por la italiana ultraderechista Giordia Meloni, quien obtuvo 71 diputados. 

Identidad y Democracia, la agrupación de Marine Le Pen, lider derechista francesa, ganó 57 escaños. Entre los demás eurodiputados electos, hubo quienes simpatizaban con el nazismo como el caso del partido Alternativa para Alemania expulsado de la agrupación de Le Pen por sus comentarios sobre el holocausto nazi y las patrullas de la SS nazistas en la segunda guerra mundial. 

Los resultados europeos provocaron que el presidente francés Emannuel Macron, disolviera la Asamblea Nacional y adelantara las votaciones, buscando lograr una nueva mayoría de diputados al “situarse nuevamente como la opción de “centro”, “democrática y “moderada” ante la extrema derecha de Marine Le Pen, y de paso fragmentar a las izquierdas y poner a Los Republicanos (LR), la derecha tradicional, en una posición de debilidad que lleve su voto hacia el presidente”.

Los resultados de estas elecciones anticipadas fueron insospechados, el frente de izquerdas Nuevo Frente Popular (NFP) – compuesto por los partidos Francia Insumisa, el Nouveau Parti Anticapitaliste, el Place Publique y el Parti Socialiste – ganó las elecciones, dejando en segundo lugar al bloque macronista y en tercer lugar a la extrema derecha de la Agrupación Nacional (RN). 

Ninguna de las tres logró obtener los 289 escaños mayoritarios y Macron decidió elegir a un Primer Ministro que no hizo más que agudizar la crisis política francesa, Michel Barnier tuvo el mandato más breve de la historia francesa. 

Macron designó en este diciembre a François Bayrou como nuevo Primer Ministro, quien tendrá la difícil tarea de formar un gabinete, presentar su plan de gobierno y abordar lo que la administración anterior dejó pendiente, como la difícil cuestión sobre el presupuesto.

Durante Julio, el mundo tuvo los ojos puestos en el proceso electoral de Venezuela, donde el Consejo Nacional Electoral proclamó a Nicolás Maduro como ganador de la contienda después de una tardanza en el conteo de las más de 30 mil mesas electorales, por un hackeo al sistema de transmisión de las actas. Maduro acusó a la ultraderecha mundial y a Elon Musk de esto. 

Desde antes de que se anunciaran los resultados la oposición local, la derecha global y los grandes medios de comunicación propiciaron una narrativa de fraude junto con “estrategias que van, como pudimos ver en las calles de Caracas, desde el calentamiento de calle y la violencia de lo que localmente se conoce como “guarimbas”, hasta la proclamación del opositor Edmundo González por María Corina Machado, lideresa de su propio espacio político, así como los primeros reconocimientos internacionales del rey coronado”.

La oposición venezolana publicó actas en una página web no oficial donde se daba por ganador a Edmundo Gonzalez, exagente de la CIA en El Salvador. Al mismo tiempo protestas en algunos puntos del país llevaron a incendiar edificios, agredir a golpes a simpatizantes de Hugo Chavez y derribar estatuas de símbolos nacionales. El gobierno estadounidense validó los resultados de la página web de la oposición venezolana  reconociendo la victoria de Edmundo González. 

En el sur también se dieron elecciones en Brasil, el 6 de octubre se llevaron a cabo elecciones en 5 mil 570 ciudades donde se eligieron cargos de presidencias, vicepresidencias y legisladores municipales. 

Los resultados dieron a conocer a un país polarizado y en disputa, con una derecha en ascenso y una izquierda fragmentada y debilitada. De las 26 capitales que eligieron a sus gobernadores sólo un candidato de izquierda obtuvo un porcentaje amplio que le hizo ganar en primera vuelta, João Campos de la capital de Pernambuco, Recife.

Los resultados de las votaciones en Brasil dejan ver un escenario peligroso para el 2026, cuando serán las elecciones presidenciales. 

En noviembre de este año las votaciones presidenciales en Estados Unidos llenaron todos los medios de comunicación del mundo. En una de las naciones desarrolladas más desiguales del mundo, fue declarado ganador el magnate Donald Trump ante el abandono de las clases trabajadoras que llevó a cabo el Partido Demócrata. 

Durante todo el año las campañas presidenciales de Kamala Harris y de Donald Trump mostraron dos propuestas diferentes, sin embargo ni una de las dos dejó de presentar criticas. 

Mientras que el Partido Republicano fue criticado por sus alusiones racistas, xenófobas y misóginas que expresaban el nacionalismo extremo de Trump, el Partido Demócrata no dejó atrás la idea de seguir con el genocidio en la Franja de Gaza, lo que le costó muchos votos.  

Las ideas sobre la ampliación de derechos, el apoyo al aborto y la importancia de la democracia de las que habló Harris en la contienda no tuvieron eco en un país donde la democracia está limitada por uno de los sistemas menos democráticos. Donde, además de no haber votaciones directas, también el financiamiento privado del proceso electoral coloca sus intereses en la legislación de políticas. 

La contienda presidencial del 5 de noviembre en los Estados Unidos estuvo acompañada de las elecciones en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Los puertiroqueños fueron a las urnas a decidir su voto en cinco papeletas diferentes: la estatal, la legislativa, la municipal, el consulta sobre el estatus de la isla y la simbólica votación por la Presidencia de los Estados Unidos.

Los resultados fueron alentadores, la fuerza de izquierda logró romper el bipartidismo conservador – que dominaba la isla desde que ésta comenzó a elegir gobernador a través del voto en 1952 – y quedar en un histórico segundo lugar a través de la alianza entre el reciente partido llamado Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño.

En los resultados sobre la situación con Estados Unidos ganó la opción de la estadidad en un contexto en el que no hubo mucha participación pues se trataba de un plebiscito sin ningún impacto legal, de cualquier forma la opción de la independencia obtuvo un resultado nunca antes visto con un 30% de votos “Que si sumas – 30, 35% por ahí – es que si sumas los 12 a 14% de libre asociación, estamos hablando de casi el 45%. Y si a eso le sumas los 100 mil votos en blanco que hay aproximados en contra de la anexión, que fueron quienes llevaron a cabo el acto de protesta que de alguna manera potencialmente están relacionados con estas organizaciones, estamos hablando de que, potencialmente, o mínimamente, la gran mayoría del país no es pro anexión”. 

Finalmente a finales de noviembre Uruguay vio ganar la izquierda en sus elecciones presidenciales. Yamandú Orsi del mismo partido de José “Pepe” Mujica, Frente Amplio, ganó una cerrada segunda vuelta con el 49.81% frente al 45.26% del derechista Álvaro Delgado, del Partido Nacional. 

Yamandú Orsi propuso, en lo nacional, reforzar el papel del Estado en la garantía de derechos sociales, y en lo externo “una política internacional orientada a la integración regional para promover el Mercosur y otros espacios multilaterales”.

Como mencionó Ingrid Urgelles en una entrevista, “Hoy estamos viendo cómo el mundo se está convirtiendo en un mundo multipolar, lo que está trayendo mucho conflicto. (…) desde hace años estamos viendo que hay esta multipolaridad en dos ejes que ya están bastante identificados: el eje occidental, con Europa y Estados Unidos a la cabeza, y el eje no occidental, con Rusia y China. Y este último eje es bastante más poderoso.”

Está muy cierto Jürgen Neyer al mencionar que este año estuvo marcado por “un enfrentamiento entre democracia y desinformación”.

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