Hablar de autocuidado, descanso y placer parece una frivolidad pero no es así. Ponerlos en el centro del debate debe ser una construcción colectiva. ¿Qué implica descansar en nuestra sociedad precarizada? ¿Cómo vamos a ser más felices y sanas si no podemos pausar nuestros cuerpos y nuestras mentes? ¿Es acaso un lujo y no un derecho?
Y nuestro descanso, ¿para cuándo?












