¿Como en 1994?

29 mayo, 2019

Microfilme Postal, columna de opinión por Daliri Oropeza Alvarez

El EZLN es una fuerza que descarrila el proyecto capitalista neoliberal emprendido en 1994 y esto lo exhibe Diego Osorno en su documental sobre el poder político de este año. La denuncia sobre la militarización contrainsurgente en territorio zapatista prevalece como un fantasma

Mujeres zapatistas que participaron en el levantamiento de 1994. Foto: Daliri Oropeza

Twitter: @Dal_air

¿Cómo preguntarle a las mujeres del Comité Clandestino Revolucionario Indígena del EZLN que participaron en el levantamiento armado de 1994 si le puedes hacer un retrato, a 25 años de decidir defender su territorio con base en la autonomía y no con las armas?

Ellas son insurgentas de aquel 94, año convulso entre polarización política y entrada al Tratado de Libre Comercio, también, año de la sublevación de comunidades tsotsiles, tseltales, tojolabales y choles, que descarrilaron ese poder de proyecto neoliberal.

“Se desataron todas las presiones para aniquilar esa fuerza guerrillera, de lo que se trata (…) es de evitar que se conviertan en una fuerza que intente derrocar a todo el régimen y todo el sistema legalmente establecido”, responde el ex presidente de México, Carlos Salinas al periodista Diego Osorno, quien evidencia cómo en este año, él desacreditaba la esencia genuina del movimiento indígena y aseguraba en TV abierta que eran “profesionales de la violencia” y no “un alzamiento indígena”.

Ya mostraron en el documental 1994 cómo mientras Salinas niega los bombardeos se ven las bombas caer de aviones militares, grabadas desde la perspectiva del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, quienes proporcionaron material histórico a Osorno con escenas documentadas en una composición de secuencias que deja ver los movimientos de los indígenas frente a los atropellos de los militares.

“Ellas decían, no voy a criar un hijo para que se muera”, le dice el sup Galeano a Osorno. Ellas, quienes pusieron un alto a los caciques que abusaban en lo laboral y en lo físico, ellas, quienes se decidieron a tomar las armas, a entrenarse y a comandar la tomas irruptivas de ciudades en 1994, como la de San Cristóbal de las Casas. Esto lo han descrito y denunciado las propias comandantas.

Ellas son, al momento de tomar la foto, participantes en la Asamblea Constitutiva del Concejo Indígena de Gobierno de cada Caracol Zapatista, donde 71 pueblos eligieron a María de Jesús Patricio como vocera. De esto acaban de ser dos años.

Ahora, vuelve el fantasma de los militares en el territorio zapatista, lo sabemos por las denuncias que hacen bases de apoyo del EZLN, predominantemente en el Caracol de La Realidad, y en gran parte de los pueblos que conforman el Congreso Nacional Indígena, red que en los últimos cuatro meses ha vivido el asesinato de cinco integrantes.

Como en 1994, la sociedad civil convoca a una protesta para exigir el cese a la militarización en comunidades y pueblos que defienden el territorio citaron el viernes 31 de mayo a las siete de la mañana afuera del Palacio Nacional. La convocatoria se extendió a nivel global.

Es militarización y contrainsurgencia en pueblos originarios que construyen la vida digna, ha denunciado el CNI en foros, asambleas, conferencias. Al parecer, al igual que entró el proyecto neoliberal en el 94, también se desató la guerra como expresión del capitalismo, y su continuación la exacerbó Felipe Calderón con su declaración de guerra contra el narcotráfico el 10 de diciembre del 2006. Y lo que viene con la Guardia Nacional…

Militares y narcos van de la mano, me advierte la periodista Alexa Taboada, colaboradora de Nueva Colombia Noticias quien ha acompañado el proceso de las FARC.

Son empresas, dice el abogado agrarista Carlos González sobre el crimen organizado. Antes pagaban el kilo de goma de opio a los campesinos en 20 mil pesos, desde que entran los grupos criminales y toman las tierras con armas lo cobran a 3 mil, es explotación, más militarización, más violencia. Van a la par, y las comunidades indígenas lo constatan.

“Desde diciembre de 2018, el Estado mexicano incrementó la militarización a territorios de Pueblos Originarios Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (BAEZLN) especialmente en la región de la Selva Lacandona”, informa el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.

En diversos videos, zapatistas han denunciado la crítica situación paramilitar:

Como el documental 1994 muestra, el poder político va con el de la fuerza; ahora la militarización o incursión de grupos armados se ve en gran parte de las denuncias de los pueblos espejos del Congreso Nacional Indígena, donde hay megaproyectos y grandes reservas naturales.

En la brújula del poder que muestra el documental 1994, Zapatismo es esa fuerza que no busca la toma del poder.

Desde el 94 y hasta la fecha, el proyecto neoliberal en el que AMLO va patinando, se ha mantenido; el EZLN es un referente ético basado en la autonomía y la autodeterminación de los pueblos para agrietar este proyecto de nación desde la dignidad, la búsqueda de justicia y libertad, con un poder de convocatoria con la flor de la palabra.

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