Ante la falta de respuesta de las autoridades federales y estatales, las indígenas triquis desplazadas de Tierra Blanca Copala trasladaron su campamento del Zócalo de la ciudad al Eje Central. Ahora duermen sobre el asfalto de una de las avenidas centrales de la Ciudad y aseguran: “El presidente se equivoca”
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Cortesía de la comunidad triqui
CIUDAD DE MÉXICO.- Su casa es una tienda de campaña instalada sobre el asfalto de una de las principales vialidades de la ciudad. Su comunidad está flanqueada por el Palacio de Bellas Artes y el emblemático Palacio Postal. Hace más de tres meses fueron expulsadas -a balazos- de su hogar: una comunidad pobre de la Sierra de Oaxaca. Y parece que nadie en este país puede hacer nada para regresarlas a sus casas de piso de tierra.
En la gran ciudad han compartido el Zócalo con decenas de grupos de manifestantes que todos los días llegan con una demanda a las Puertas del Palacio Nacional, donde vive el presidente. Fueron rociadas con gases en la protesta feminista del 8M. Pero lo que más les ha pasado a estas mujeres triquis que sólo piden que alguien les ayude a regresar a sus casas es… nada. Ser ignoradas por una sociedad que las mira como parte del folclor de la ciudad. Y por unas autoridades que las escuchan pero no les ayudan a regresar a Tierra Blanca Copala.
“El presidente se equivoca. Tiene la imagen de lo que pasó hace 10 años, pero este caso es muy distinto porque esto no es un problema entre dos organizaciones, a diferencia de las de San Juan Copala donde sí podría hablarse de un conflicto entre dos organizaciones, aquí es un problema de una organización contra una comunidad. Porque la gente de Tierra Blanca no es del MULTI, al contrario, siempre fue una comunidad que permaneció neutral, que durante 40 años no tuvo conflicto con nadie. Y un día llegó un grupo y los sacó de su casa”, dice Horacio Santiago, quien acompaña la lucha de la comunidad triqui desplazada.
El activista asegura que eso ha quedado aclarado en las cuatro reuniones que llevan con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas. Que cuando la gente salió huyendo llegó a una comunidad, esa sí identificada con el MULTI, donde recibieron comida y alojamiento.
Pero que incluso, con el afán de que se resuelva, han planteado en las reuniones que el regreso a la comunidad sea sin la intervención de las organizaciones y con la Guardia Nacional.
La respuesta siempre ha sido positiva. Pero nunca se concreta.
La minuta de la última reunión, realizada el 4 de marzo, tiene tres acuerdos:
1: Para sentar bases de convivencia en Tierra Blanca Copala, la subsecretaría de Derechos Humanos buscará acordar con las organizaciones con presencia en la región (MUL, MULTI, Ubisort y CNC) que no intervengan de forma alguna en la comunidad a fin de propiciar el diálogo entre los habitantes.
2. Con la finalidad de lograr el retorno seguro de las personas desplazadas de Tierra Blanca Copala se realizarán dos reuniones por separado en dicha comunidad, en un primer momento entre funcionarios del gobierno federal y quienes permanecen en la localidad y en un segundo momento entre el gobierno federal y quienes se encuentran desplazados fuera de ella, buscando constituir consensos en estas reuniones se contará con la presencia de la Guardia Nacional.
3. Se ratifican los compromisos suscritos en las minutas anteriores.
Hay un cuarto acuerdo, escrito a mano, en la minuta firmada por el subsecretario Encinas:
“A partir del lunes 8 de marzo al 12 del mismo inician los trabajos de coordinación con la comunidad de Tierra Blanca para propiciar el retorno de las personas desplazadas”.
Pero pasó el 8 de marzo, y el 12 de marzo y después de tres semanas de esperar que el gobierno federal diera cumplimiento a los acuerdos de la cuarta minuta de trabajo, este lunes 5 decidieron trasladar su campamento al Eje Central.
“Encinas les pidió una semana, pero pasaron tres y nada más no se mueve nada. Argumenta que no quiere provocar un enfrentamiento con el MULT. Pero pues ellos son la máxima autoridad y si ellos no pueden generar las condiciones para que la gente pueda regresar a sus casas, entonces ¿quién?”, pregunta Santiago.
“Esto no se puede adjudicar a un proceso histórico -insiste-, porque no tiene que ver. Se trata de una comunidad que se había mantenido ajena al conflicto, atacada por una organización paramilitar y de fondo, yo creo que no quiere fijar una postura porque a nivel local esa organización está respaldada por Morena y ya están lanzando a sus candidatos”.
El tiempo para el diálogo parece agotarse. El gobernador, Alejandro Murat, tampoco da señales de estar preocupado por el problema de Tierra Blanca. Ni por el de Ayutla Mixe, ni por el de Río Verde, donde van cinco defensores del territorio asesinados este año. Por lo pronto, esta noche, decenas de mujeres triquis duermen sobre el asfalto del Eje Central.
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Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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