22 junio, 2024
Coatzacoalcos, la ciudad que fue un emporio petrolero, pasó de la prosperidad a la violencia mientras la industria caía en pedazos. El Corredor Interoceánico, una promesa de más de 100 años, prevé regresar a sus pobladores la bonanza perdida. Del otro lado de la historia esta Puente Madera, una comunidad binizzá dedicada a la venta de totopos que se opone al tren y a los parques industriales en el Istmo de Tehuantepec, donde las empresas eólicas solo han dejado de extractivismo y despojo
Texto: Rodrigo Soberanes y Pedro Matías
Fotos: María Ruiz
COATZACOALCOS, VERACRUZ.- En el recuerdo de un trabajador jubilado de Petróleos Mexicanos (Pemex) los buenos tiempos de Coatzacoalcos, su ciudad, comenzaron con la construcción de una planta productora de derivados del petróleo y terminaron cuando explotó por segunda vez.
“Había mucha fuente de empleo y era una ciudad más tranquila. Toda la derrama económica dependía de la industria petroquímica”, explica Dagoberto Ramos.
Hace 57 años llegaron las primeras piezas para ensamblar el Complejo Petroquímico Pajaritos y junto con las piezas comenzaron a llegar personas que poco a poco le cambiaron el rostro a la ciudad que, con su Río Coatzacoalcos aún con vida marina, todavía tenía vocación pesquera.
“La mayoría venían de Tampico porque eran recomendados de Joaquín Hernández Galicia, La Quina (ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de Petróleos Mexicanos)”, recuerda.
Otros venían de Tabasco, el otro gran polo de desarrollo petrolero de país, y así, junto con algunas personas originarias de Coatzacoalcos, poco a poco, le fueron dando forma a la industria petroquímica de Coatzacoalcos.
“Éramos como la Arabia Saudí de América Latina”, dijo Carlos, un poblador en el malecón de la ciudad.
Lo dice porque después llegaron las plantas petroquímicas Cangrejera y Morelos, que moldearon definitivamente el paisaje de la ciudad con sus grandes torres, sus mecheros para el desfogue, la quema de sustancias tóxicas, sus miles de trabajadores uniformados y bien remunerados.
“En la época de bonanza de Coatzacoalcos, era el imperio petroquímico de América Latina”, dice Waldemar Díaz Santiago, extrabajador de Pemex que comenzó a trabajar en la empresa cuando era un adolescente.
Y como él hubo muchos porque era fácil entrar y subirse al tren de la bonanza. “Los jóvenes ganábamos más de lo que te puedes imaginar a nuestra corta edad”.
La llegada de gente fue masiva. De hecho, Pemex fundó un nuevo pueblo en la entrada del vecino municipio de Nanchital. Ahora ese lugar es un conjunto de casas que lucen derruidas, pero hace más de 30 años eran el epicentro de lo que Waldemar describe como “felicidad absoluta”. Había carreras náuticas en el río Coatzacoalcos, conciertos de Pérez Prado, José José, Emmanuel, entre otros, “teníamos las mejores fiestas, nos tenían contentos, como a los romanos”, afirma.
Dagoberto Ramos también fue un trabajador adolescente en Pemex. Vivió en Coatzacoalcos con libertad. Vio crecer exponencialmente el número de negocios que moldearon “la barra más grande de América Latina”, como se llamaba al malecón con sus restaurantes y bares llenos. Las personas entonces eran libres de ir y volver a casa sin riesgos.
“El malecón era la cosa más hermosa del mundo, no las ruinas que ves ahora”, dice Waldemar Díaz.
En su opinión, las señales más claras de la bonanza de esos años era que cualquier persona podía comprarse una casa, al menos modesta, un auto e incluso montar un negocio con garantías de que iba a funcionar.
Ramos fue testigo de cómo esas plantas trabajaban eficientemente gracias principalmente a que Pemex les daba mantenimiento cada mes, lo cual fue cambiando con el paso de los años hasta que en 1991 sucedió el parteaguas: “la primer explosión”.
“Yo me estaba levantando de mi escritorio cuando volaron los vidrios y cayó un muro de tablaroca”, cuenta Waldemar Díaz, sobreviviente de la primera explosión -causada por la fuga en una tubería- vio en ese suceso el principio del fin de los días felices de la petroquímica en Coatzacoalcos.
El 20 de abril de 2016 se registró otra explosión en la planta Clorados III del Complejo Petroquímico Pajaritos, causó la muerte de 32 trabajadores y lesiones a 130 obreros más, afectando un área de 2 mil metros cuadrados.
Pajaritos pasó a formar parte del control mayoritario de la empresa privada Mexichem, cosa que fue posible con la Reforma Energética (2013) del expresidente Enrique Peña Nieto.
“Desde antes de la explosión ya estaba disminuyendo el mantenimiento. Esa fue la causa”, dice Dagoberto Ramos, quien conoció la planta profundidad y tenía poco tiempo de jubilado cuando sucedió la explosión.
En septiembre de 2016, año de la explosión, Coatzacoalcos fue la tercera ciudad del país con mayor porcentaje de percepción de inseguridad en mayores de 18 años, dato arrojado por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). En ella se revela que el 93.4 por ciento de las personas encuestadas se sentían inseguras. Esa cifra del miedo se mantiene cada año por los mismos niveles hasta la actualidad.
Más de medio siglo después de que llegaron las primeras piezas de los Complejos Petroquímicos Pajaritos, Cangrejera y Morelos, están llegando piezas: dragas, pedazos de muelles, vagones de tren al Corredor Interoceánico, el proyecto que hace pensar a los pobladores de Coatzacoalcos que volverán los buenos tiempos. “Ya no seremos como Arabia, ahora seremos como Panamá”, dice Carlos.
La cifra de percepción que arroja la ENSU para Coatzacoalcos es mucho mayor que en la mayoría del país, puesto que la media nacional es del 66.2 por ciento, es decir, la sensación de inseguridad en ciudad porteña – en la ciudad que está llamada -según el gobierno federal- a renacer de las cenizas debido a la construcción del Corredor Interoceánico, está muy por encima del promedio en México.
Coatzacoalcos, la ciudad porteña y petrolera del sur de Veracruz donde nació Gael es, junto con Salina Cruz, Oaxaca, el cimiento del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, uno de los proyectos insignes del actual gobierno federal que promete traer bonanza y paz a una región empobrecida y violenta.
Gael tenía poco tiempo de aprender a caminar y hablar cuando ya gritaba consignas para que su tío apareciera con vida. Las maestras de Gael cuando cursaba el jardín de niños pidieron hablar con su mamá porque en ocasiones, durante los recesos, en lugar de jugar con el resto de su grupo, se aislaba y caminaba gritando: “¡Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos!”.
“Las maestras dijeron que Gael decía que el gobierno se llevó a su tío y lo mataron”, recordó Vicky Peña abuela de Gael, con un grueso manojo de fotos de su hijo Rosendo y Gael en la mano, sentada en el patio de su casa. Y hasta hoy se puede ver a Gael asustado cuando ve a algún policía en la calle. “Se pone a gritar ahí viene un policía malo”, contó Vicky.
El niño gritaba por su tío Rosendo Vázquez, de 22 años, quien el 25 de septiembre de 2015 fue sustraído por policías armados del taller mecánico donde trabajaba junto con tres personas más. Rosendo había comenzado a trabajar ahí desde los 12 años, cuando cursaba el quinto grado de primaria. Tiraba la basura, pasaba las piezas a los mecánicos y hacía mandados. “Ahí se dio a querer. Después vivía más allá que acá”, contó su mamá, Vicky Peña. Cuando Rosendo creció y se hizo mecánico, su hermana Cinthya dio a luz a Gael. En la casa de la abuela hay decenas de fotos de ellos dos jugando o durmiendo juntos. El tío tratando de dormir y el sobrino brincando sobre él. Estaban acostumbrados el uno al otro.
El día de su desaparición Rosendo amaneció, pidió su café, se bañó, se puso un pantalón corto y salió de su casa, cruzando la puertecita de lámina que había. Se le olvidó su cartera y volvió por ella. Se fue y volvió de nuevo, ahora por su gorra. Se despidió tres veces. -¡Vete y no vayas de loco, no te vaya a pasar algo!-, le dijo su mamá. Eran las 09:00 horas. Se fue descalzo y desnudo del torso, pero no volvió ni por sus zapatos ni por una camiseta porque también tenía ropa en el taller. No volvió nunca.
Rosendo llevaba trabajando poco menos de dos horas cuando llegó el grupo armado, diez hombres llegaron en tres vehículos particulares con armas largas y chalecos antibalas. Un auto bloqueó la avenida Universidad y los otros dos se estacionaron frente al taller. Uno de los hombres armados tenía un altavoz y así, a pleno medio día, ordenó a los dueños de las tiendas aledañas, a otro mecánico y un dentista que cerraran sus locales. Por instinto, la orden fue obedecida de inmediato y los negocios quedaron cerrados. Eso lo vio y escuchó una señora que vende chiles en la calle. Otro testigo, un señor mudo, vio cómo entraron al taller y sacaron a cuatro personas, incluyendo a Rosendo. Y desaparecieron.
Aquel fue uno de los episodios más recordados del operativo de seguridad Blindaje Coatzacoalcos, que sólo ese día dejó un saldo de 29 personas desaparecidas.
Testigos narraron en la denuncia por desaparición forzada que portaban un distintivo de la Policía Ministerial de la Fiscalía General de Justicia de Veracruz.
En el malecón de la ciudad, en un predio donde estaba una plaza comercial que fue demolida a causa de la crisis económica, una persona que se dedica a sacar los fierros abandonados y venderlos, se detuvo y caminó sobre los escombros recordando a un colega suyo que quería “trabajar” las ruinas de ese mismo establecimiento, pero lo mataron ahí mismo.
En Villa Allende, una comunidad de la ciudad situada al otro lado del río Coatzacoalcos, un trabajador jubilado de Petróleos Mexicanos (Pemex) contó que le recomendaron a los obreros de la empresa que no anden con su uniforme de trabajo en la calle para que no los secuestren; especialmente en diciembre, cuando cobran su aguinaldo.
En las calles del Puerto unos trabajadores van con su chaqueta beige y otros blanca. “El beige tiene un valor y el blanco tiene otro porque el beige es sindicalizado y el blanco es de confianza. Es la visión de los malandros”, dijo un trabajador jubilado que solicitó anonimato.
“Sí es verdad lo de los uniformes, sobre todo de ciertos niveles. Se han dado secuestros que no entran en las cifras oficiales. No siempre se dan a conocer y no se denuncian”, dice Renato Riverol, director del Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos.
El Observatorio Ciudadano es una iniciativa que lleva un registro de la incidencia delictiva en Coatzacoalcos, integrado por organizaciones de la iniciativa privada, donde existe un marcado optimismo por la llegada del Interoceánico.
El malecón de la ciudad, con sus negocios cerrados y derruidos por el salitre, y sus edificios abandonados a medio construir, está el relato de los últimos siete años en que la ciudad ha sido azotada por extorsiones, secuestros y asesinatos. Y por la pandemia.
“Es para que Coatza fuera de primer mundo”, dijo José Luis, un habitante de la ciudad, frente a un bar cuyos dueños -dijo- se negaban a pagar la extorsión a un grupo delictivo y fue quemado varias veces. “Mira cómo se cae a pedazos Coatza”, se lamentó durante el recorrido frente a otros negocios cerrados y desmejorados por el paso del tiempo y el desuso. “Desde el gobierno de Javier Duarte empezó la cerradera de negocios”. José Luis hizo un recorrido señalando las casas de quiénes, cuándo y por qué se fueron de la ciudad.
Renato Riverol afirma que durante 2016 y 2017 había hasta 10 secuestros diarios, principalmente en la zona del malecón. “Era escandaloso. Todo se vino abajo”.
La colonia Petrolera es uno de los lugares donde vive la clase acomodada de Coatzacoalcos, o más bien, donde vivía, porque es de dominio público que la mayoría de las casas quedaron deshabitadas durante el auge de la violencia, principalmente antes de la pandemia.
En un café del malecón -de los pocos que no fueron cerrados por la violencia o la pandemia- está Belén González, madre de Jacob González, uno de los chicos desaparecidos durante el Blindaje Coatzacoalcos en un punto de revisión de la Policía Municipal y la Estatal, junto con la Marina Armada de México. A ella no le entusiasma hablar de ningún proyecto gigante que le va a devolver el brillo a su ciudad y región, ella quiere que le digan dónde está su hijo, cuya cara tiene tatuada en el antebrazo derecho, y que detengan a los seis marinos que recibieron órdenes de aprehensión hace más de tres años.
“Va a traer un repunte económico para algunos. Va a incrementar la delincuencia porque aquí todo está en contubernio. Empresarios, inversionistas estarán bien, pero pobladores, no; al contrario”, dice.
El repunte económico del que habla Belén es cierto. Está previsto. El gobierno presentó un plan a los empresarios de la región donde se prevé que el Interoceánico aumente el 1.6 del Producto Interno Bruto (PIB) de México y 240 por ciento de incremento en el PIB per cápita para habitantes del Istmo. Le preguntamos a Belén si autoridades han hablado con las familias de las víctimas sobre planes de seguridad para la ciudad.“Nadie nos ha dicho nada. No nos han incluido. La opción B para el Canal de Panamá va a dar más entradas y salidas para la delincuencia, tendrán más logística”, dijo Belén.
Las cámaras empresariales saben que la Policía Municipal de Coatzacoalcos ha recibido 20 cursos de capacitación para cambiarle el rostro a esa corporación que, hasta hoy, da más miedo que seguridad. El director de la Policía Municipal es Luis Enrique Barrios Ríos, uno de los mandos que participó en el Blindaje Coatzacoalcos, el operativo que se llevó al hijo de Belén, Vicky y otras 27 madres que siguen buscando. Están presos 31 policías que participaron en la desaparición de los jóvenes. Serían 33 pero dos ya fallecieron. El gobierno de Veracruz ofreció disculpas públicas a las familias de las víctimas el pasado 31 de mayo.
Renato Riverol cree que es necesario cambiar la imagen de la ciudad de cara a la entrada en funciones del Interoceánico, como la reciente celebración de los 500 años de la fundación de la Villa de Coatzacoalcos, pero “la gente no está para disculpas. No me pareció lo correcto”, dijo.
El Corredor Interoceánico es una iniciativa de hace más de 100 años retomada por el gobierno federal actual que pretende incrementar exponencialmente el comercio y la actividad económica en esta región de 300 kilómetros que une a los océanos Atlántico y Pacífico.
De acuerdo con el Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, el gobierno espera una inversión de 50 mil millones de dólares en inversión, con 550 mil empleos directos.
“Es una extraordinaria noticia”, dice Renato Riverol Rivera
“Es nuestra esperanza, es el último proyecto que nos puede ayudar”, aseguró Lourdes Hidalgo Carreón, presidenta de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en la ciudad.
“La expectativa es enorme. Es un gran cinturón económico que puede traer justicia social al sureste del país”, agregó Emmanuel Peña, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en Coatzacoalcos.
Las personas entrevistadas coinciden en que la ciudad viene de un periodo oscuro de siete años en lo cotidiano han sido homicidios a la luz del día en lugares como la zona turística del malecón, asesinatos de periodistas, desapariciones o masacres como la de agosto de 2019 en el bar Caballo Blanco, cuando un grupo armado le prendió fuego al lugar y mató a 25 personas. Actualmente cualquiera puede ir al bar y ver desde la calle los muebles tirados y quemados, mangueras derretidas, ductos de aire fundidos y cenizas.
El director del Corredor Interoceánico, Rafael Marín Mollinedo dijo en diciembre de 2018, cuando presentó el proyecto en Salina Cruz, que se trata de un concepto de corredor multimodal interoceánico para aprovechar la “geoestrategia” del istmo de Tehuantepec y “competir en los mercados mundiales de mercancías”.
Actualmente se está modernizando el ferrocarril y se espera que tarde 5.8 horas en llevar mercancías desde la costa atlántica hacia la costa pacífica. Los puertos de ambas ciudades están en obras de ampliación, se están componiendo carreteras y caminos rurales. Se está construyendo un gasoducto de 300 kilómetros y una línea de fibra óptica para abastecer empresas.
También se están construyendo “zonas libres” con condiciones fiscales especiales con infraestructura y abasto de energía. Es así como, según Marín Mollinedo, “los grupos menos favorecidos aprovecharán los frutos del progreso”.
Otro de los rasgos de la bonanza que el petróleo le dejó a la ciudad es la Colonia Petrolera, construida pegada al malecón y a la playa para altos funcionarios de Pemex. Una de esas casas llegó al extenso patrimonio de la familia de Karime Macías Tubilla, quien tiene una orden de extradición y se encuentra en Londres intentando seguir ahí para siempre.
En esa colonia hay el suficiente número de casas abandonadas como para notar a primera vista que en el lugar hubo una estampida. La casa de la familia Macías está perdiendo el color blanco mientras la humedad y el salitre ganan terreno en sus paredes.
El trabajo de jardinería ha sido descuidado. Le están creciendo las hierbas. Las cámaras de vigilancia captarán solo carros que pasan sin detenerse, no el intenso movimiento de camionetas Suburban Blancas o de guardias de seguridad que había hasta hace pocos años.
Lo impensable: que los Macías Tubilla se fueran de la ciudad. Que la Petrolera también se vaciara.
Ahora queda pensar en las nuevas señales de vida que llegan a la ciudad y a la región.
El Interoceánico traerá la construcción de 10 polos de desarrollo en forma de parques industriales. Es una noticia que entusiasma al sector empresarial de Coatzacoalcos, que a su vez es visto por la ciudadanía como el posible vínculo entre el gran proyecto y las personas que caminan en las calles y buscan ganarse la vida de una u otra forma, como Vicky Peña y su hijo desaparecido, como los que tenían pequeños o medianos negocios que fueron cerrados. O quemados.
“Mientras pongan las reglas del juego, no va a haber ningún problema”, dijo Emmanuel Peña, cuya postura está entre el entusiasmo y la mesura, debido a que “hasta el momento no hay leyes, documentos o convenios de cabildo que les garanticen cómo serán integradas al negocio las cámaras empresariales.
Esos polos de desarrollo serán centros logísticos de negocios para empresas que recibirán facilidades fiscales. Dos de ellos estarán en Coatzacoalcos, uno en Ixtaltepec, otro en Texistepec y uno más en San Juan Evangelista. Los demás pertenecen a Oaxaca.
“¿Cómo vamos a participar en esos patios?”, se preguntan desde las cámaras empresariales, que a su vez son la referencia y el puente entre el Interoceánico las personas de la colonia Barrillas, por ejemplo, porque son las instancias que generan empleo a través de las empresas que las conforman.
Hay otra duda más que flota sobre Coatzacoalcos: El trabajador jubilado de Pemex que habló con Pie de Página sabe que las obras de construcción de esos parques están asechadas por la delincuencia organizada, que se ha acercado a las empresas constructoras para cobrarles cuotas del presupuesto que reciben.
Preguntamos a tres personas más sobre este tema y las respuestas se limitaban a frases como “es lógico”, “eso todos lo sabemos”. Pero no pudimos confirmar este hecho con fuentes de primera mano.
Emmanuel Peña confirmó, sin embargo, que al sector privado le informaron que la Marina Armada de México “tomó el control” de los 10 polos de desarrollo para garantizar la seguridad.
Las cámaras empresariales, como la Canacintra, son organismos oficiales de consultoría de gobierno que sostienen reuniones frecuentes con las autoridades encargadas del proyecto y por eso recibieron esa información.
El gobierno le entregó a los empresarios un documento que describe al Interoceánico. En esa presentación se incluye un apartado de “seguridad en la región” donde se informa que habrá cinco centros de seguridad instalados por la Marina entre Coatzacoalcos y Salina Cruz.
La tres fuentes del sector empresarial consultadas para este artículo describieron a Coatzacoalcos como “la ciudad que alguna vez fue el emporio petrolero de América Latina” y que ahora tiene la oportunidad, o más bien “la última oportunidad” de superar las carencias y la violencia. Y de sacar el nombre de la ciudad de los primeros lugares del país en el ranking del miedo.
PUENTE MADERA, OAXACA.- “Si vienen les vamos a echar lumbre. Ya se lo advertimos una vez y lo cumplimos”. Así advierten las mujeres Binnizáa a quienes les quieren arrebatar su monte y, con ello, la vida.
Las mujeres Binnizáa (que en zapoteco significa la gente que viene de la nube) subsisten gracias a la elaboración de totopos, de la recolección de leña, de la caza del venado, el armadillo, la iguana o el conejo. Por eso están dispuestas a dar la vida, porque aseguran que les quieren quitar su monte, su sustento de vida.
Con la llegada del Desarrollo para el Bienestar (PODEBI) que el gobierno de la Cuarta Transformación pretende imponer en El Pitayal como parte del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, las mujeres se declararon en franca rebeldía.
El cráneo de una res sobrepuesta en un tronco de madera, símbolo de la resistencia del pueblo Binnizaá de Puente Madera, es lo primero que se divisa al llegar a esta comunidad, perteneciente al municipio de San Blas Atempa, ubicado en el Istmo de Tehuantepec.
El gobierno federal informó que dentro del megaproyecto interoceánico está contemplado instalar 10 parques industriales en una extensión de tres mil 378 hectáreas, cinco en el estado de Veracruz y otros cinco en Oaxaca; están contemplados el de Matías Romero (389 hectáreas), Ciudad Ixtepec (440.87); Santa María Mixtequilla (502.72), Salina Cruz (82.09) y San Blas Atempa -Puente Madera- de 334.31 hectáreas.
La entrada principal a Puente Madera se encuentra a un costado de la carretera federal 190 o panamericana y desde ahí, en una barda sobresale la leyenda: “Puente Madera en resistencia El Pitayal no se vende”.
“De ahí vivimos, somos gente campesina y necesitamos esa leña para hacer totopo y en tiempo de lluvia los hombres van a traer animalitos del monte para comer. Ahí está la vida”, reconoce sin titubeos doña Rosalba López Jiménez, al describir la importancia del monte para la comunidad.
Pero “si vienen les vamos a echar lumbre”, reiteró en alusión a los hechos del 12 de febrero de 2022 cuando el pueblo incendió cuatro vehículos, entre ellos una patrulla de la policía municipal de San Blas Atempa. Desde esa fecha, la comunidad de Puente Madera, perteneciente al municipio de San Blas Atempa, se declaró en resistencia y se mantiene en “alerta máxima” para impedir la invasión de El Pitayal.
Pero los pobladores de El Pitayal no se enfrentan al gobierno federal, sino contra sus representantes en Oaxaca: caciques históricos, ahora revestidos con la guinda de Morena.
El Pitayal está en la mira de caciques como Agustina Acevedo, que ahora pertenece a Morena. O como Antonino Morales Toledo a quien, el 16 de junio 2020, la Unidad de Inteligencia Financiera le congeló sus cuentas por su presunta relación con el Cartel de Jalisco Nueva Generación, la asamblea comunitaria acordó defender a sus autoridades.
David Hernández Salazar, agente municipal de Puente Madera, reconoce que viene un proceso complicado para la comunidad de El Pitayal por la llegada se Salomón Jara Cruz a la gubernatura, también de Morena.
El secretario del agente municipal de Puente Madera, Guadalupe Ríos Maldonado, fue contundente: “qué podemos esperar de Morena, la imposición, la corrupción y viene más fuerte porque ya viene involucrada la delincuencia organizada, antes como que estaba escondidita, pero ahora ya es autoridad”.
Los pueblos Binnizaá saben que la lucha por su territorio les puede costar la vida, se enfrentan a un narco gobierno capaz de asesinarnos: “tenemos informado al pueblo que cualquiera que falte de los que representan la autoridad o del comité de defensa de la tierra, que se tome la carretera, aunque sea en pedazos pero van a tener que aparecer”.
Jesús Luis López, el suplente del agente, reforzó lo dicho al sostener que “La comunidad no quiere dinero, hemos vivido de la naturaleza, de la forma agrícola, esa es la defensa, si fuera Salomón Jara o quien sea, la comunidad va a defender su forma de vivir porque lo que quieren imponer son industrias transnacionales que contaminan y a nosotros nos basta la naturaleza y vamos a defender lo que Dios nos ha dado. De todas maneras algún día nos tenemos que morir y la vamos a defender caiga quien caiga”.
Rosalba López Jiménez también sostiene: “Nosotras estamos dispuestas a pelear por ese terreno y si es preciso hasta la muerte estamos dispuestas, ya dijimos que no vengan a ofrecer dinero porque no vamos aceptar y les vamos a echar lumbre”.
El caso de Puente Madera no es raro, en otros municipios los pobladores se han opuesto al Proyecto Interoceánico. En varios casos se ha denunciado la imposición del proyecto y la simulación de asambleas. Incluso, los pueblos de Santa María Mixtequilla y Ciudad Ixtepec lanzaron una campaña que ha unido las luchas bajo el lema: “El Istmo es Nuestro”.
El primer mensaje de protesta contra ese desarrollo lo mandó El Pitayal el sábado 12 de febrero de 2022 cuando impidieron que personas vinculadas con el proyecto del Corredor Interoceánico, custodiadas por elementos de la Policía Municipal de San Blas Atempa y la Procuraduría Agraria, iniciaran trabajos de deslinde., pero la comunidad prendió fuego a los vehículos, además, los declararon personas non gratas.
“Es mentira de que los polos de desarrollo van a traer empleo y mejoras para nuestra región como han sido promovidas de forma indiscriminada por el gobierno federal, el estatal y los municipales, como es mentira que se hace mediante procesos de consulta indígena que sirven en última instancia para maquillar el despojo y la destrucción de nuestro entorno”, advirtieron los pobladores en un comunicado.
Los inconformes reiteraron “que la violencia nace del Estado y la ejercen los políticos profesionales liderados por Morena y todos los partidos políticos por igual, quienes nos excluyen, no escuchan razones, nos quieren explotar y despojarnos de las tierras que habitamos y defendemos”.
En mayo de 2022, realizamos un recorrido por la zona. Apenas avanzamos por un camino de terracería, se detuvo una camioneta. El conductor ya sabía que dos periodistas de Pie de Página llegarían a la comunidad. A ellos los cuestionamos ¿Quién vigila?
-El monte tiene ojos por todos lados, por un lado Rancho Llano, por otro Puente Madera, San Blas Atempa, Monte Grande y Tierra Blanca. Aseguró la guarida.
“Ahora quieren poner un parque industrial en tierras comunales pero nosotros no queremos porque somos gente campesina y no nos conviene ese parque, luego son gente extraña, no sabemos qué gente va a llegar y nosotros estamos acostumbrados a estar libre, salir y entra la hora que nosotros queremos para ir por leña, cazar iguana, conejos”, platicó en entrevista doña Rosalba.
De las 345 hectáreas que defienden los Binnizaá, casi la mitad pertenece a El Pitayal. La gente siempre caminó libre por estos caminos sin dueños, pero cuando se anunció el proyecto empezaron a llegar supuestos dueños. Gente que dice ser posesionaria con tal de obtener los 170 mil pesos que el gobierno ofrece por cada hectárea.
Un agente municipal relata: “Antonino Morales, el ex presidente de San Blas Atempa, es empresario y está acaparando las tierras y las obras por donde quiera en Tehuantepec, Salina Cruz, Juchitán y aquí, entonces, la intención de él es acaparar toda la construcción del parque, estamos hablando de muchos millones de pesos. Además de quedar bien con la 4T”.
Incluso, los pobladores relatan que Antonino se les acercó de forma amenazante para advertirles que el parque “se va a hacer como se hizo la subestación de la CFE”, donde utilizaron a la Sedena para construirlo, es por ello que los pobladores abandonaron la reunión.
Curiosamente entre los supuestos dueños de tierras también aparecieron los ex presidentes municipales Tito Teófilo, Israel Velásquez y Héctor Conejo, así como el sindico Tony Vielma y la cacique Agustina Acevedo con todo y sus hijos, pero no presentan actas de posesión.
Las autoridades de Puente Madera explican que el gobierno consiguió una supuesta acta de asamblea firmada por pobladores: “ahí nos dimos cuenta que falsificaron las firmas de todos los comuneros de Puente Madera, inclusive aparece el nombre y la firma de un comunero que falleció en enero de 2020. Falsificaron casi el 90% de la asistencia de la aprobación del parque industrial”.
Desde entonces los pobladores llevan un juicio de nulidad ante el tribunal agrario en Tuxtepec, con la esperanza de frenar el proyecto en su comunidad.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que la construcción del corredor Trans Ístmico representa una inversión de cuatro mil 600 millones de pesos de presupuesto, además de que el gobierno federal otorgará estímulos fiscales a las empresas que establezcan fábricas en el Istmo de Tehuantepec.
Aunque el corredor interoceánico es una prioridad presidencial, por lo que respecta a los parques bienestar, es la fecha no han iniciado. En el puerto de Salina Cruz, el Polo de Desarrollo para el Bienestar se instalaría en el terreno que consiguió Enrique Peña Nieto para su fallida Zona Económica Especial.
El terreno de 82.09 hectáreas se encuentran en la agencia municipal San Antonio Monterrey. Este terreno asentado en una localidad que se rige por el sistema de usos y costumbres lo compró el gobierno a pesar de que no cuenta con los servicios públicos necesarios.
Al visitar este terreno denominado lo único que se encuentra son restos de animales muertos. El cráneo de una res parece sintetizar que el proyecto nació muerto.
Cuando el presidente se encuentra a un par de años de culminar su sexenio el proyecto que conectará al Pacífico y al Atlántico, colocando al Istmo en competencia con el Canal de Panamá, no termina de despegar.
A decir de los habitantes del lugar, “el presidente no va a entregar nada porque ni siquiera una nave, una choza existe. Lo que hay son algunos cimientos derruidos. Ni siquiera un chingado techado hay. Dicen que va a empezar en mayo pero ya estamos en mayo y nada”.
Asechado desde tiempos inmemoriales por su situación estratégica, el Istmo de Tehuantepec comenzó a ser referente al convertir a Oaxaca en el líder indiscutible en generación de energía eólica del continente.
Aunque el primer parque lo construyó la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el 10 de noviembre de 1994, durante el periodo de Carlos Salinas de Gortari. Fue en en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto cuando se abrieron las puertas a la inversión extranjera y Oaxaca se convirtió en un paraíso, principalmente, para empresas españolas como Iberdrola Energías Renovables.
A 14 años de que se instalaron 28 parques eólicos en Oaxaca con 2 mil 756 megawatts (mw) de capacidad instalada y que coloca al estado en la punta de lanza en la producción de energía eólica, 62 por ciento de la energía eólica generada en el país. El Istmo de Tehuantepec es hoy un foco rojo de movimientos sociales.
Las resistencias empezaron porque estas empresas no pagan impuestos en la entidad, por apropiación de tierras, además de simular asambleas comunitarias, problema con el pago a los dueños de la tierra, persecuciones judiciales, amenazas y hasta asesinatos.
Por eso los pobladores del Istmo de Tehuantepec son escépticos con el desarrollo de tren y los parques Industriales.
En abril de 2021, la asociación civil Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ProDESC) afirmó que Oaxaca ocupa el primer lugar de agresiones contra defensoras y defensores de la tierra y el territorio en México, mismos que se dieron en un contexto de imposición de parque eólicos.
La subdirectora de ProDESC, Verónica Vidal Degiorgis, asegura que existe una correlación directa entre las agresiones a personas defensoras y el desarrollo de proyectos de energía eólica en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
Destacó que de acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, “de 2012 a 2018, Oaxaca fue la entidad que registró mayores agresiones a personas defensoras (79 del país).
El caso del indígena zapoteco Arturo Martínez Ruiz es uno de los más emblemáticos porque pese a ser el dueño de la tierra fue acusado de despojo. El resentimiento que tiene don Arturo es porque no solo lo mandaron encarcelar por protestar ante el incumplimiento del contrato, sino porque su familia teme ser asesinada.
“Tiene pánico porque ya me amenazaron de muerte, nos metieron policías estatales a la casa, de la Agencia Estatal, también de los policías municipales, no han querido intimidar por todos los medios”.
“Queríamos un cambio de vida mejor pero lo que estamos viendo es represión”, y cita que fue encarcelado el 13 de febrero de 2021, por encabezar una protesta pacífica al bloquear durante 52 días la subestación del parque eólico Bii Nissa.
“¡Estos cabrones vinieron arrasar con nosotros con la complacencia de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto! Estoy arrepentido de haber firmado con la empresa Eólica del Sur. Es inexplicable que siendo los dueños de la tierra ahora seamos tratados como delincuentes”, puntualizó.
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22 de junio de 2024
Coatzacoalcos pasó de la prosperidad a la violencia mientras la industria petrolera caía en pedazos. El Corredor Interoceánico, una promesa de más de 100 años, prevé regresar la bonanza. En Puente Madera, en cambio, los binizzá rechazan los parques industriales en el Istmo de Tehuantepec, donde las eólicas solo han dejado despojo
23 de junio de 2024
Paraíso, Tabasco, no volverá a ser el mismo, sus habitantes lo saben, y a ninguno le preocupa. La refinería Olmeca, construida en el puerto de Dos Bocas llegó para ser el pilar de desarrollo, ante esa ilusión, pocos piensan en los efectos negativos, como la contaminación o el cambio climático
25 de junio de 2024
Chiquimula, en el Corredor Seco de Guatemala, muestra por qué la gente busca migrar hacia Estados Unidos. La población maya Ch´orti´ debe enfrentar la pobreza extrema por falta de insumos básicos y alimentos. El gobierno mexicano ha ofrecido ayudar a cambiar esa realidad
29 de junio de 2024
La Rivera Maya se convirtió en un Norte para millones de familias que buscan trabajo. Desde Acapulco, otrora paraíso del Pacífico, llegaron cocineros y comerciantes atraídos por ese banquete turístico. Para los peninsulares, en cambio, más trabajo explotado quizá no es tan atractivo
11 de julio de 2024
Un modelo de desarrollo basado en la extracción de bienes o la apuesta para volver a entornos austeros que proponen pueblos indígenas. Ambas visiones se enlazan o contraponen en la búsqueda casi desesperada por detener la crisis que expulsa a millones de personas de sus países
14 de julio de 2024
Sembrando Vida es uno de los programas que más ha presumido el presidente Andrés Manuel, y también uno de los más cuestionados por grupos ambientalistas. Lleno de claroscuros y contradicciones, este es un recorrido a sus entrañas en el campo de Chiapas. (Primera de dos partes)
14 de julio de 2024
Esta es la historia de tres mujeres que trabajan en Sembrando Vida. Cada una de ellas en una región diferente de las regiones que iniciaron el programa en Chiapas. (Segunda de dos partes)
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