Tras el sismo de 2017, con libreta en mano, la psicóloga Luz Divina tocó casa por casa en Juchitán para hacer contención emocional. Escuchó a mujeres llorar por su casa colapsada, a familias que perdieron a un ser querido y a personas sobrevivientes a quienes la ansiedad les carcomía el alma. Ahora sus recorridos se extendieron por otros pueblos del Istmo
Texto y fotos: Diana Manzo
OAXACA.- Su nacimiento no fue esperado como ocurre casi siempre, esta vez, fue un acto de humanidad y necesario. El Centro de Atención y Desarrollo Psicoemocional, que nació en el 2016 pero se consolidó en el 2017, semanas posteriores al sismo de 8.2 grados, es un espacio donde se brinda atención psicoemocional privilegiando la lengua zapoteca.
Su creadora, la psicóloga Luz Divina López Cerqueda, narra que desde entonces, hace cinco años, este espacio se ha consolidado como un lugar donde hay terapias psicoemocionales que se brindan, además del castellano, en su lengua madre, el diidxazá (zapoteco).
Perseverante y tenaz en sus acciones, Luz Divina impulsa talleres y brigadas comunitarias; todo lo hace de forma independiente y con el único fin de atender la salud emocional de las mujeres, niñas y niños, principalmente.
Nada ha sido sencillo, explica la joven madre de cabello negro y tez morena.
“Entender que la gente no quiera ir al psicólogo, porque piensan que es para personas que están afectadas de la mente nos ha hecho trabajar el doble, y eso lo entendí cuando dimos contención emocional días posteriores al terremoto”.
La joven madre de familia ha extendido sus redes, y tiene a un equipo interdisciplinario que la ayuda y la acompaña para lograr sus sueños.
Reconoce que la gente duda en hablar y expresar sus emociones, pero eso no la doblegó, ella continuó llevando contención emocional casa por casa durante casi un año después del sismo, ahora va a las comunidades y la da en círculos pequeños .
Con su libreta casa por casa y su temple tocó puertas, se topó con tristeza, con llanto y también preocupaciones, se desesperaba, pero nunca declinó, su meta siempre fue atender la salud emocional, que con su capacidad receptora y comprensible, lo ha logrado.
Del número de atención no tiene el registro, pero Luz Divina llegaba a una casa y demoraba entre dos a tres horas en atender. La gente le narraba todo lo que vivió y se desahogaba llorando. Así poco a poco se desahogaba y se liberaron. No fue una sola vez, fueron varias veces, las necesarias para que el alma pudiera entender que pudo morir esa noche del terremoto.
Se pregunta casi a diario por qué es importante la salud emocional, y ella misma se responde: “para lograr una sociedad libre de todo, desde la violencia hasta las ataduras que comprende la ansiedad y depresión”.
No cobraba un solo centavo, Luz Divina hizo la contención emocional después del sismo porque veía a las mujeres adultas llorar por su casa colapsada, a las familias que perdieron a un ser querido, y a las personas que por el simple hecho de recordar la tragedia, la ansiedad les carcomía el alma, por eso nunca dejó de recorrer Juchitán y ahora lo hace en diversos pueblos del Istmo.
Esto que hace Luz Divina es un acto de resistencia, así lo llama, porque a pesar de que no hay recursos económicos, sus colaboradores están en la mejor disposición de ofrecer su tiempo y sus conocimientos.
“Hace falta mucho todavía, pero ya estamos encaminados en el tema de la salud mental” expresó la joven, quién recuerda que durante la pandemia acudían a los refugios llevando actividades recreativas y de contención, también brindaron atención personalizada, porque se detectó la presencia de estrés y depresión.
Luz Divina está contenta con los resultados, y es que los talleres siguen dándose de forma regular en la colonia 19 de marzo, donde están presentes ella, una persona del área de informática y una orientadora del área de economía, el trío perfecto que no olvida la tragedia y da continuidad a la contención emocional.
“Somos un equipo pequeño, pero consolidado, tenemos agenda para las terapias, la gente llega, los niños acuden a los talleres, y lo mejor, es que impulsamos como rescate de nuestra lengua, que en ningún momento debe olvidarse”, recalcó.
Pero, Luz Divina no sólo halló afectación por el sismo, sino también encontró una urgente necesidad de la salud emocional en las mujeres, descubrió que varias de ellas viven violencia física y económica.
Recorrer las casas no solo le dejó a la joven la enseñanza de escuchar, sino también la de comprender sin juzgar, sino con el único objetivo de ayudar y desde entonces no suelta su proyecto, cada vez aspira a más porque está comprobado que cuidar la salud emocional, es cuidar el alma, la vida misma.
Dar talleres y contención psicológica en zapoteco, en su lengua madre, ha sido enriquecedor reconoce Luz Divina, quién escribió el cuento “Bacuzagui” con el que obtuvo el primer lugar de la categoría de “cuento en zapoteco”, que otorga los premios del Centro de las Artes de San Agustín (CASA), iniciativa del pintor oaxaqueño, Francisco Toledo.
Bacuzagui narra que la autora habla de los derechos humanos, del ser y de sus emociones, de la amistad y la familia, y que retoma a partir de las charlas con niñas y niños y que también lo comparte en las brigadas comunitarias.
“Creemos que con cuentos se puede concientizar, se puede atender la salud emocional, ha sido un trabajo muy completo, de mucho esfuerzo, pero que ha valido la pena, ahora seguimos con nuestro espacio, que cada vez se fortalece más”.
Además de Juchitán y otras localidades, las brigadas psicoemocionales y de contención en zapoteco no se detienen después del sismo, se han visto fortalecidas aún más, el plan es continuar, es seguir. Luz Divina cree que atender la salud emocional es la clave del desempeño de cualquier ser humano, mucho de eso lo aprendió de los juchitecos, quienes lograron la resiliencia reconstruyéndose paso a paso.
Hiram
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Reportera en Unión Hidalgo, Oaxaca.
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