La narrativa liberal nos predispone a pensar la sociedad atomizada. Marx nos enseña a pensar de otra manera y a ponernos unos lentes que permiten entender la explotación y transformarla. Pero, ¿cómo evitar que el poder se apropie de nuestras batallas? De eso conversaron, en la primera tertuliana de este 2023, Diana Fuentes, Andrea Torres, Ingrid Urgelles, Lydiette Carrión y Daniela Pastrana
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Daliri Oropeza
CIUDAD DE MÉXICO. – ¿Qué tan lejos está el marxismo de nuestras vidas? No demasiado, según la definición que hace la Lydiette Carrión sobre su trabajo: “Mi esfuerzo como periodista está encauzado en esta línea: entender la realidad, cómo se dan estos sistemas de opresión y explotación, para transformarla”, dice la periodista.
Del otro lado de la mesa, la filósofa le pone la teoría: “Si algo caracterizaría a los marxismos y a los feminismos es el impulso práctico”, dice Diana Fuentes.
En la última década, dice la académica de la UNAM, hay una vuelta renovada a la lectura de la obra de Carlos Marx. No es una relectura que tenga el impulso práctico del feminismo, pero nunca dejó de estudiarse. Y los viejos marxistas que sobrevivieron a la caída del Muro, siguieron enseñándolo, sosteniendo esa veta práctica que permite encontrar los puntos de encuentros de un proceso que no es individual.
La narrativa liberal —y por supuesto, la neoliberal—, nos predispone a pensar la sociedad atomizada. Marx nos enseña a pensar de otra manera y nos pone unos lentes que permiten entender la explotación -dice la filósofa-. El feminismo es lo que en realidad ha tenido la fuerza práctica, por eso en los últimos años vuelve a mirar al marxismo”.
El intercambio de esquina a esquina de la mesa entre dos estudiosas de las luchas de clases y de los feminismos abre la tertuliana de enero, con la que arrancamos el ciclo de conversaciones de Pie de Página de este 2023. El reto es grande: diseccionar los marxismos y feminismos en la era de la posverdad. Entre la periodista y la filósofa hay otras tres mujeres que reflexionan sobre el momento actual: Andrea Torres Gaxiola e Ingrid Urgelles y Daniela Pastrana.
La conversación fluye entre preguntas: ¿Es posible ser feminista sin ser socialista? ¿Cómo ponderar las batallas frente a distintas opresiones? ¿Y cómo hacer para que el sistema no se apropie las banderas de estas luchas?
Las luchas no pueden quedarse solo en resistencias frente al capital, tienen que generar formas de intercambio económico que hagan frente al capitalismo. Eso ha ocurrido con un cierto feminismo o con el zapatismo, movimientos que han logrado crear una organización que permita un intercambio alternativo al capital, basado en apoyo”, concluye Andrea Torres, filósofa y marxista.
Los marxismos y los feminismos son dos constelación de pensamiento complejas, con encuentros internos y debates, dice Diana Fuentes, profesora de filosofía en la UNAM. En ambos casos, el espectro político desde el cual se enuncie, estará limitado o expandido a otros horizontes.
No se puede hablar de un marxismo, como tampoco se puede hablar de un feminismo, y entre estos también hay una larga historia práctica y política de discusiones que implican hasta qué punto el uno al otro se nutren mutuamente».
Ingrid Urgelles, abogada feminista y analista en Momentum destaca que «la historia de los feminismos siempre ha sido una historia como de un matrimonio mal avenido, pero es una relación compleja, muy interesante de abordarse».
¿Cómo conciliar hoy en la práctica el feminismo con las izquierdas reales en el poder?, y ¿cómo los feminismos no han logrado acoplar con la lucha social? Hay un desajuste, como pasa aquí en México, de cómo no han logrado confluir la lucha social con la lucha de género», pregunta.
En su turno, Andrea Torres sitúa la discusión en los frentes comunes:
Uno de los grandes aportes del feminismo marxista es mostrar que el capitalismo no es solamente un sistema de opresión y explotación económica, sino también de opresión sobre la base del género que impacta en lo económico».
Diana Fuentes cuenta que, a finales de los 90, decirse marxista y feminista en la UNAM era sinónimo de anticuado y viejo. Era hablar de perros muertos.
“Tiene que ver con el fin del socialismo realmente existente, con la caída del muro de Berlín y el fin de los grandes relatos que aspiraban a cambiar el mundo radicalmente. ‘¿Cuál socialismo y cual caída del patriarcado? Eso ya no existe’, te decían y te veían como en sepia», dice.
Pero aunque recientemente se ha retomado, la crisis institucional de las universidades complica su reproducción en las clases, dice Andrea Torres.
El tema de la vigencia del filósofo alemán (y de la imagen que tenemos de él), da la pauta para las bromas y las risas. Lydiette Carrión recuerda que Marx también era periodista.
—¿Cómo no reivindicar al viejito barbón de Marx, y a su mecenas, Engels?
—Marx no era tan viejito cuando empezó a pensar eso. En los manuscritos tenía 28 años— responde Diana Fuentes.
Shakira y su canción dedicada a Gerard Piqué, que fue grabada con el productor musical argentino Bzrp, son el preludio de una reflexión profunda sobre lo que significa ser feminista. Y también sobre la ponderación de las batallas, cuando se cruzan distintas formas de opresión.
Ingrid Urgelles, chilena nacida dentro de la dictadura pinochetista, explica su posición categórica en contra de discursos que perpetúan el sistema de explotación capitalista. “En Chile, esas posiciones intermedias han sido un desastre que siempre llevan a que gane la derecha»
Sin embargo, Diana Fuentes acota: “Debemos defender un marxismo y un feminismo para el 99 por ciento. Porque el 99 por ciento de los seres humanos estamos viviendo y alimentando al 1 por ciento de la población que se apodera de casi el 50 por ciento de la riqueza socialmente producida“.
Es el horizonte utópico, insiste.
«Venimos de una época en la que decidimos resistir porque es lo que quedaba. la lógica ha sido resistir. Pero nos arrancaron de raíz otra idea que ha acompañado a las luchas emancipatorias modernas, que es tener un horizonte de para donde vas, porque eso te da una brújula (…) ¿Por qué el capitalismo no ha acabado con todo? Porque no puede, porque tenemos la capacidad de darle la vuelta de tuerca. Hay que confiar en la capacidad que los sujetos podemos desarrollar de la crítica que podemos hacer a nuestras propias condiciones».
Por eso, la necesidad de estos espacios es fundamental. Y también lo son trabajos y apuestas comunicativas para conocer las coincidencias en problemas y situaciones compartidas por muchas, como el nuevo libro de Daniela Rea, Fruto, el cual estuvo a la venta durante la tertuliana.
Para ver nuestra tertuliana completa puedes hacerlo en nuestra página de Facebook, o en el siguiente enlace:
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona