Redes sociales, nuestro dilema

26 septiembre, 2020

La película explora el uso que damos a la tecnología, convirtiéndola en hechos y efectos negativos, y la persuasión que se ejerce en nuestra contra, donde la publicidad y el dinero son los motores.

Texto: Ricardo Olayo G.

Fotos: Tomadas del tráiler

La película El dilema de las redes sociales reúne en pocos minutos los peores fines que han sido perseguidos, por años, detrás y al frente de las plataformas que millones usamos todos los días. Esa revolución tecnológica aparece cuestionada precisamente por quienes programaron su funcionamiento o fueron directivos en los equipos que lo hicieron, y ahora están metidos en una cruzada ética en su contra.

La historia que plantea la cinta es un excelente punto de partida para conocer el modelo de negocio que crea hábitos irracionales en forma intencional, y además exhibe las carencias y el rezago que hay en el uso de la tecnología por parte de las sociedades “modernas”.

En el ámbito digital el mayor valor es captar la atención de las personas. Concretar el engagement y mejorar el algoritmo. Yendo hacia atrás es fácil reflexionar que con su propia representación y herramientas, la radio y la televisión buscaban también captar la atención y persuadir; claro que ahora esto ocurre con mayor velocidad. 

El dilema de las redes sociales aborda una disyuntiva personal y colectiva. Mi desconfianza hacia el contenido de las redes sociales y principalmente el que suben algunos actores, se convirtió en alerta con el docudrama dirigido por Jeff Orlowski.

Si no pagas por el producto, entonces el producto eres tú, concluye uno de los especialistas, parte del grupo que desentraña el tema, y quienes en su mayoría salieron de Google, Facebook, Instagram, Uber, Pinterest, Twitter, Youtube y más plataformas, rechazando la perversión tecnológica.

Los temas que deja la película para la reflexión son el uso que damos a la tecnología, convirtiéndola en hechos y efectos negativos, y la persuasión que se ejerce en nuestra contra, donde la publicidad y el dinero son los motores.

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El uso que hacemos de las redes no implica el empleo de las mejores prácticas. Tomemos un ejemplo de la vida cotidiana, si no fuimos enseñados a ser madres o padres, ni para otras tareas en la sociedad, tampoco hemos sido alfabetizados digitalmente. Aprendemos en forma autodidacta y para seguir con el ejemplo, los padres son rápidamente rebasados por los hijos que entran en extenso al uso de las redes (lo que no necesariamente es enseñanza). 

El dilema de las redes sociales es un docudrama (documental que utiliza en paralelo técnicas dramáticas) que exhibe el crecimiento de las noticias falsas, las campañas de odio, la adicción a la pantalla, la polarización, la necesidad de gustar y los linchamientos digitales, entre otros.

Y es que sin alfabetización digital ni información de calidad, la tecnología puede parecer magia y se le venera.

Será la presión social, plantea la cinta, la que hará que las cosas cambien en las bigtech, ese grupo de gigantes tecnológicos persuasores. Tendría que ser –supongo- una suerte de rebelión de las audiencias, que en el pasado se ha dado de manera virtuosa desde las mismas redes sociales y ha representado parte de lo mejor de esas herramientas que aún hoy tienen tanta y muy buena información.

No es que las redes hayan creado la mentira o la discriminación. Ha sido el abuso que hacemos como usuarios y la inducción vía tecnológicos. De hecho, en México en 2006, se logró a través del vínculo poder económico-poder político denominar a un candidato “un peligro para México“, y tener éxito en sembrar miedo y polarización, todo ello previo al surgimiento de las redes sociales.

Así que esos fenómenos de polarización no son nuevos, pero hoy se hace de manera “salvaje” vía mensajes de odio en redes sociales y con estrategias digitales internacionales. Así que la audiencia tiene la palabra para modificar lo que fatalmente perfila la película. Y es que –se agrega- se están formando personas predecibles.

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“La verdad es aburrida”, brinca la frase en la cinta. Y la ligo con otra good news no news que en el fraseo periodístico es: “las buenas noticias no son noticia”, la cual ha sido un tótem surgido para el periodismo al que ahora se le empieza a cuestionar en forma más articulada.

Imaginen un mundo en el que nadie cree en la verdad. ¿Sería el final del periodismo, de las noticias por esa vía? ¿Qué se podría esperar de un país que se informa únicamente de las redes sociales?

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El panorama es complejo. Es necesario diversificar las fuentes de información.

La película da para abordaje en muchas áreas de la actividad social, tal como lo hacen las redes sociales en nuestra vida cotidiana. Lo interesante es el debate y la acción que genera.

No hay spoiler en lo aquí descrito, porque la historia está en tránsito, no tienen un desenlace, porque no puede ser una sorpresa la dependencia al uso del teléfono celular, y las alteraciones que genera. 

Lo que recomiendo es verlo. Y si es en familia mejor, porque la cinta va a contracorriente del consumo de “contenidos” que se hace en plataformas digitales.

La cinta: que si las redes son adicción, representada con la magnífica referencia a Réquiem por un Sueño, de Darren Aronofsky, la cinta con la que cerramos / iniciamos el milenio; si son infodemia, metidas en el miedo de la gente durante la pandemia; o si las redes son parte de los gobiernos de facto, de grupos radicales y si amenazan la democracia y necesitan regulación. El dilema es nuestro.

Así entenderemos porque hay que eliminar las notificaciones, porque no seguir las recomendaciones de YouTube, cómo activar en Chrome un programa para que borre las recomendaciones que nos hacen las redes, o por qué razón seguir a cuentas diferentes a nuestros gustos. Verificar antes que compartir. No caer en el clikbait, etcétera.

Comparto dos links que acompañan nuestra labor: 

El sitio para informarse y tomar acciones: https://www.thesocialdilemma.com/press/

Jaron Lanier, uno de los especialistas de la cinta: 

https://www.abc.es/tecnologia/redes/abci-tienes-borrar-redes-sociales-inmediato-201809062147_noticia.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F
Ricardo Olayo
Ricardo Olayo G.

Observador de una parte del pasado para vivir el presente. Suma experiencias en el periodismo y anexas desde hace 30 años. Recién redescubrió el daño que hacen las noticias falsas #fakenews. Quedó de enviar su CV