Después de siete años, Fidencio Aldama, preso político de la Tribu Yaqui, vio de nuevo a su hijo danzar matachín en la fiesta de la Virgen del Carmen. Su liberación es el primero de varios puntos que exige el pueblo yaqui de Loma de Bacum al gobierno de México
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Al salir del cereso de Obregón, Fidencio Aldama fue a Bataconcica, antiguo pueblo yaqui que realiza el festejo de la virgen del Carmen. Integrantes de la tropa hacen servicio por su encargo de matachines, pajkolas o venados. Ahí, Fidencio observa la danza que realiza el mayor de sus hijos. Ian lo saluda hasta que termina la danza de matachín.
Siete años después de su encarcelamiento injusto y criminalización, Fidencio es libre en un México que cambió completamente de contexto político. Sus niños son ahora jovencitos. El pueblo de Loma de Bacum mantiene detenido el gasoducto y exige indemnización por los daños causados en su territorio.
Fidencio salió después de las 9 de la noche del viernes 14 de julio, aunque ya estaba listo desde las 6 de la tarde. El gobernador, secretario, comandante y un integrante de la tropa, Guadalupe Flores, pasaron por él hasta dentro del centro penitenciario en la camioneta de la guardia tradicional. La policía ofreció escoltarlos, pero lo rechazaron y así tomaron camino a Loma de Bacum.
Varias personas saludaron a quien fuera preso político y ahora regresa a las calles del pueblo yaqui que lo adoptó. Fidencio tiene 34 años. Es originario de Loma de Guamúchil aunque hizo familia en Loma de Bácum. Ahí ha tenido varios cargos, el último fue en la vigilancia de la tribu Yaqui. Hacía abiertamente comunicación contra el gasoducto.
“Desde hace un mes ya sabíamos que estaría libre”, cuenta Guadalupe Flores, integrante de la tropa de Loma de Bacum. La liberación de Fidencio Aldama ya estaba confirmada desde un mes antes, cuenta el yo’eme defensor de la tierra y el agua.
“Aprovechamos las condiciones que se nos dieron ahorita, favorables. Luego luego lo primero que le planteamos al Estado fue su liberación. El segundo punto es el reconocimiento de la propiedad del espacio territorial de la Nación de la Tribu Yaqui, que contempla agua, aire, tierra, mar y subsuelo”.
A finales de febrero e inicios de marzo, Loma de Bacum frenó la construcción de los canales del distrito de riego que trajo el Plan de Justicia del gobierno de AMLO, durante la celebración espiritual de la Cuarejma que se lleva a cabo en los ocho pueblos yaquis. Al poco tiempo, representantes de la secretaría de gobernación los buscaron y así se abrió el diálogo.
De acuerdo con la lectura política de Guadalupe, los tiempos coincidieron con la renuncia de la fiscal de justicia de Sonora, Claudia Indira Contreras Córdova, a mediados de mayo del 2023. De acuerdo con su perspectiva, Fidencio no saldría hasta que se fuera esta persona que entró en 2018, con el gobierno de Claudia Pavlovich.
Los tiempos se acomodaron. Hace un mes, le dijeron de Segob a la guardia tradicional de Loma de Bacum que Fidencio sería liberado. La sentencia era de 15 años y seis meses, y con un amparo directo le disminuyó a 14 años. Estuvo encerrado desde el 27 de octubre del 2016.
“Me enseñaron a luchar para que la tribu Yaqui no desaparezca”, escribió Fidencio en una carta desde la cárcel. Ahora, en los primeros mensajes que dio a periodistas locales aseguró que “hay quienes somos leales a la nación yaqui, que no nos doblegamos ante el dinero, que llevamos en el corazón el juramento yaqui”.
Desde la perspectiva de Anabela Carlón Flores, habitante de Loma de Bacum, “al criminalizar a Fidencio, no solo lo criminalizaron a él, también al pueblo”. Anabela estuvo aquel 21 de octubre cuando salió todo el pueblo a defender la tierra de la entrada de la empresa IEnova.
Describe que en el caso de Fidencio, hay violación de derechos colectivos, así como de la presunción de inocencia, derechos como la honra y la dignidad, protegidos por tratados internacionales que México reconoce. Anabela acentúa que se afectó su imagen también, se le privó de realizar los rituales comunitarios y de ver a sus hijos.
Recuerda: “la mayoría de los pueblos yaquis había dado su consentimiento [al gasoducto]. Sí se violaron los derechos colectivos del pueblo yaqui. Porque tampoco fue libre. Si repartes dinero a la población por el paso del gasoducto, no es libre”.
Hubo disturbios en la Loma de Bacum. Culparon a Fidencio por la muerte de Cruz Buitimea, pero el calibre de la bala con la que murió no coincidía con el calibre del arma que portaba el yoeme mientras ejercía su encargo de vigilancia. El proceso judicial estuvo plagado de irregularidades.
Anabela fue traductora a la lengua yoeme en las audiencias, en entrevista asegura que “Fidencio fue culpado de un delito que no cometió. Era una venganza por parte de la empresa y el estado para culpar a alguien porque había una lista de posibles culpables, por el enfrentamiento en Loma de Bacum y por el asesinato de Cruz. Se quería criminalizar, y eso fue lo que sucedió. La muerte de Cruz sigue impune, quien realmente lo hizo jamás tocó la cárcel”.
Para Fidencio, esta experiencia dentro de la cárcel fue como una ofrenda o un sacrificio. “Nuestros ancestros me han dejado como herencia un principio que radica en proteger nuestras raíces y tradiciones, sobre todo aplicar nuestros usos y costumbres, para el beneficio de la comunidad”, escribió en una carta desde la cárcel.
Con la liberación de Fidencio, de acuerdo con Guadalupe Flores, el pueblo de Loma de Bacum tiene otra victoria. Pues es la primera de por lo menos 15 demandas que hicieron al gobierno de México. Describe que se mantendrán a la expectativa de ver hasta cuál de los 15 puntos que plantean cumplen las autoridades.
Las exigencias contemplan reponer el agua al río yaqui, por lo menos el caudal ecológico, que respeten que el agua siempre ha sido propiedad de la nación yaqui, quien decide la prioridad de su uso; el resarcimiento de daños causados por el tubo del gasoducto, el sobreseimiento, cancelación, anulación, derogación y cierre de las carpetas y procesos judiciales abiertos contra las autoridades tradicionales o tropa de Loma de bacum.
Exigen un informe a las autoridades sobre la construcción de los canales, los nuevos trazos, la capacidad y el tiempo de ejecución de las obras, y que tienen que presentar el proyecto completo. Además de explicar por qué un distrito de riego y no un sistema administrativo del agua que respete el propio sistema normativo de la nación yaqui.
“Se tiene que reconocer la propiedad de la nación yaqui del agua del río yaqui”, insiste Guadalupe, “para nosotros es importante que se respete el territorio”.
Ahora Fidencio regresa al cargo que dejó y a realizar su función de matachín dentro de los rituales. Se le ve feliz caminar por Loma de Bacum. Por ahora está en diálogos con sus abogados para emitir un posicionamiento público sobre las circunstancias en las que sale.
Típicas casas y vegetación en Loma de Bacum. Fotos: Daliri Oropeza Alvarez
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