“El agua no se puede tomar. Lo que corre por las canillas no es puro ni limpio, puede intoxicarte hasta la muerte. Para paliar la sed hay que comprar”. Todos estos mensajes los creen hace muchísimo tiempo los habitantes de México, la ciudad más poblada de América Latina. La situación es perfecta para el negocio de vender bebidas azucaradas y agua embotellada pero también para la resistencia de un país que está aprendido a luchar por su seguridad alimentaria
Agua que no has de beber
