Comercios criminales y caros

4 julio, 2021

El tribunal más alto de Alemania condenó a la empresa Sig Sauer a pagar millones de euros de multa por la exportación ilegal de armas a Colombia. Según el movimiento pacifista alemán las pistolas también llegaron sin permisos a México.

Texto: Wolf-Dieter Vogel

Fotos: Sig Sauer (redes sociales)

El Tribunal Federal Superior de Alemania (BGH), sentenció a la fábrica de armas Sig Sauer a una multa de más de 11 millones de euros por la exportación ilegal de pistolas a Colombia. “Eso es una piedra miliar en el camino para responsabilizar económicamente a los traficantes de la muerte ‘Made in Germany’”, declaró Jürgen Grässlin, el portavoz de la campaña Aktion Aufschrei –Stoppt den Waffenhandel! (Acción grito – Alto al comercio de armas!).

Esta alianza pacifista ya había presentado la denuncia contra la empresa en 2014, pero tardó siete años hasta que los jueces más altos del país europeo, el jueves definitivamente condenaron este negocio letal de Sig Sauer.

“Esta sentencia finalmente trata el comercio ilegal de armas como lo que es: un crimen organizado”, expresó Holger Rothbauer, el abogado de la campaña. “El Tribunal Federal Superior confirmó que el tráfico ilegal de armas les cuesta caro a los responsables“, dijo.

Es la segunda vez que el movimiento pacifista alemán logró condenas contra fábricas de armas por sus negocios ilegales. En marzo de este año, el mismo tribunal sentenció a la empresa Heckler&Koch por la venta ilícita de unos 4 mil 500 fúsiles de asalto G36 a México.

Con el nuevo fallo, el BGH confirmó una decisión de la Audiencia Regional de la ciudad norteña Kiel, que en 2019 había sentenciado a tres gerentes de la empresa a condenas condicionales entre 10 y 18 meses, y pagos de 60.000 para uno y 600.000 euros para los otros dos. Además, Sig Sauer tuvo que pagar la facturación completa de este negocio, es decir 11,1 millones de euros. La empresa aceptó las penas de cárcel, pero apeló contra el pago de la multa, lo que el BGH rechazó el jueves.

¿Qué pasó? Entre 2009 y 2011 la fábrica de armamento vendió miles de pistolas del tipo 2022 a la Policía Nacional de Colombia. Como el país suramericano tenía bastantes problemas con los derechos humanos y se encontraba en una guerra civil, las autoridades alemanas de exportación no hubieran permitido la venta. Por eso la empresa mandó 38.000 de las pistolas de producción alemana a Sig Sauer Inc., la filial estadunidense de la fábrica en New Hampshire. Desde allá las envió a Colombia. Según la ley alemana esa exportación es ilegal porque la fábrica no contó con un permiso para su destino final, sino solamente a los Estados Unidos.

Todo indica que este patrón tenía un sistema: Sig Sauer vendía muchos de sus rifles, pistolas y metralletas producidos en su fábrica en Eckernförde, Alemania, vía su filial en New Hampshire. Así podía evitar las restricciones alemanas. Parece que también así es en el caso de ventas a México. Por eso hace un año la campaña ‘Aktion Aufschrei’ presentó otra denuncia contra Sig Sauer, acusando a la fábrica de haber vendido armas ilegalmente a México, Nicaragua y otra vez a Colombia.

En una investigación, en la cual participó el autor de este artículo, se encontraron pistolas donde se puede leer en la culata “Made in Germany”. Otras armas mostraron marcas de prueba que indican que fueron hechas en Alemania. Además un documento del Departamento de Estado Estadounidense confirmó que se permitió el suministro de partes e informaciones para la construcción de armas que originalmente fueron desarrolladas y producidas en el país europeo. Eso está prohibido. Así lo comprobó el BGH, “No hay duda que tenemos el mismo asunto legal como en el caso de Colombia que ahora fue sentenciado“, explica el abogado Rothbauer. La procuraduría de Kiel del estado Schleswig-Holstein, donde se encontró la fábrica alemana, está investigando el caso.

Foto publicitaria de la empresa publicada en sus redes sociales.

Sig Sauer es uno de los proveedores más importantes de pistolas y fusiles para México. En 2015, el Departamento de Estado en Washington autorizó la venta de armamento con un valor de 266 millones de dólares a su país vecino. En abril del año pasado Sig Sauer Inc. exportó 50 mil pistolas a la Guardia Nacional (GN), un negocio que en Alemania no hubiera sido permitido. Miles y miles de pistolas de la fábrica están circulando en el país y fueron utilizadas en agresiones contra la sociedad civil, por ejemplo en el homicidio de Marisela Escobedo, la activista chihuahuense que buscaba justicia por el asesinato de su hija Rubí Marisol Frayre. El asesino mató a Escobedo con una 9 mm P239, un arma de tecnología alemana. También en el caso de la desaparición de 47 personas en 2018 en Nuevo Laredo se usaron estas armas. Unos de los marinos que obviamente fueron involucrados en estos crímenes llevaron fúsiles de asalto de la marca Sig Sauer.

Para la empresa de origen alemán su negocio sigue siendo con gran éxito, aunque el tráfico de armas a países como México y Colombia se dificultó después del escándalo que provocó la venta ilegal de fusiles de asalto G36 de Heckler&Koch a México. Estas armas llegaron a cuatro estados mexicanos, donde nunca debieron llegar. Fueron usadas en la noche de Iguala el 26 de septiembre de 2014 contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Por las dificultades en las exportaciones hace un mes Sig Sauer cerró definitivamente su fábrica en Eckernförde en el norte de Alemania, y concentra su producción en New Hampshire. Desde allá manda sus pistolas, fusiles de asalto y metralletas tanto a México y Colombia como a las Filipinas, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. La empresa, que pertenece al cien por ciento al consorcio alemán L&O Holding, se volvió uno de los vendedores más importantes de esta mercancía letal. “No puede ser, que Sig Sauer vende sus armas desde sus filiales en el extranjero a todas las regiones del mundo y las ganancias de estos negocios cuestionables siguen llegando a la Holding alemana“, criticó Charlotte Kehne, la vocera de ‘Aktion Aufschrei’ después de la sentencia. “Hay que enfrentarse contra la estrategia de internacionalización de la industria del armamento“, añadió.

Es periodista de convicción. Le encanta viajar y aprender de los distintos mundos que encuentra, aunque eso le hace más complicada la vida.