Desde el 2003 opera en la Ciudad de México un espacio para que hombres asuman su violencia y dejen de ejercerla. Al menos 4 mil hombres han asistido a la terapia. Sin embargo, la mayoría llega por orden de un juez o un psicólogo, y menos de la mitad termina el taller.
‘Ningún hombre es inocente’












