¿Qué significa que se hayan incluido la filosofía y las humanidades en el artículo tercero constitucional? ¿Estamos realmente ante un cambio de paradigma en el modelo educativo? En entrevista, el filósofo Gabriel Vargas, coordinador del Observatorio Filosófico de México, esboza algunos retos que implica la legislación aprobada por el Congreso
Texto: Daniela Pastrana
Fotografía: María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- Tenemos reforma educativa. El nuevo texto constitucional que aprobaron diputados y senadores incluye la obligación de incentivar la educación humanística, lo que, en principio, implica un giro a la doctrina neoliberal. ¿Y luego?
El filósofo Gabriel Vargas Lozano, coordinador del Observatorio Filosófico de México, dimensiona con dos enunciados lo que eso significa:
“En la historia de México no había pasado, y no recuerdo ahora otro país que lo esté proponiendo. Es francamente importantísimo frente a esta ofensiva del neoliberalismo”.
Vargas Lozano se refiere a una situación que no es reciente ni privativa de México: la intención de desaparecer de la educación las materias filosóficas y la formación humanista. Una embestida, contra un tipo de formación que “por su carácter crítico, no les gusta”, dice el filósofo.
En América Latina, la avanzada de esta ofensiva la lleva Brasil, con su presidente Jair Messías Bolsonaro, quien hace dos semanas anunció la reasignación de recursos de las carreras de filosofía y sociología a otras que generen mayores retribuciones económicas. Y en España, los filósofos pelean desde 2012 contra la intención de eliminar las asignaturas filosóficas.
El ataque a las humanidades arreció con el cambio de siglo, a partir de dos planes acordados por los países más ricos del mundo: Bolonia y Alfa Tuning. Y, de acuerdo con Vargas, es parte neurálgica de la propuesta neoliberal.
“El neoliberalismo es una doctrina, una forma de concebir a la sociedad; no se presenta como filosofía pero sí lo es. Y su doctrina es opuesta al pensamiento crítico que generan la filosofía y las humanidades”.
Por eso, dice el filósofo, que la reforma constitucional aprobada la semana pasada incluya la obligatoriedad del Estado de incentivar la educación científica, tecnológica y humanística (entendiendo esto como una“formación integral” que incluye la filosofía) pone a México en una situación de avanzada en el mundo.
Lo difícil ahora es llevarlo a la realidad.
“En el propio gobierno federal no tienen perspectiva alguna de esto. Aprobaron la reforma constitucional y ni siquiera está en el Plan Nacional de Desarrollo, que sólo tiene unas líneas de filosofía y de ciencia”, dice Vargas, quien no por eso se desanima.
“Ya que está en la Constitución ahora debe estar dentro del Plan de Desarrollo. Porque esto es central en lo que el gobierno ha dicho que quiere hacer. Es decir, todo el mundo está de acuerdo en que necesitamos un nuevo país, pero falta saber cómo se va a hacer ese nuevo país. Y la primera transformación debe ser una reflexión filosófica sobre la educación”.
El planteamiento rebasa el tema laboral de los maestros. Lo que Vargas plantea es la definición de una concepción filosófica que permita orientar la educación hacia el lado contrario de la doctrina neoliberal. El reto, dice, “es formidable e importantísimo”, no sólo para el gobierno, sino para la propia comunidad filosófica.
“Creemos que viene un segundo momento de batalla, que es la ley secundaria, que va a definir cómo se va a hacer realidad lo que dice la Constitución, que es lo más importante. Y luego vendrá lo más difícil, que es llevar esos cambios a la práctica, porque no es suficiente tener las materias de filosofía, se necesita un cambio en la orientación de la educación”, insiste.
Parece una apuesta muy alta, si se considera que no se ve en las autoridades educativas una intención de caminar hacia un gran cambio en el modelo. Pero a Vargas eso no le quita el sueño. Quizá porque en la última década, desde que se creó el Observatorio Filosófico de México, los filósofos mexicanos han ganado batallas épicas a quienes los querían mandar a u museo: la primera, en 2008, cuando la administración de Felipe Calderón desapareció las materias de ética, lógica y filosofía del bachillerato y cuatro años después tuvo que dar marcha atrás.
En noviembre de 2018, formaron una Red Iberoamericana de Filosofía, a partir del Congreso Internacional que se realizó en Aguascalientes. Y en el cambio de marea que trajo el nuevo gobierno decidieron apostar por la inclusión de las humanidades en la nueva reforma educativa.
Al principio, los funcionarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador los ignoraron. Pero tres meses después de que iniciaron los foros, lograron su propósito.
Gabriel Vargas lo resumen así:
“Ha sido una batalla de10 años del Observatorio. Al principio no hicieron caso, pero insistimos, y ahí está, en un hecho inédito la filosofía y las humanidades en la constitución mexicana. Ahora viene lo más difícil: que se lleve a la realidad”.
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