¿Suicidio o feminicidio? Comenzó el juicio para esclarecer lo que sucedió con la muerte de la joven Lesvy Berlín, hallada en la UNAM. El acusado insiste en que fue un suicidio, La familia de la joven espera que se reconozca la tesis del feminicidio y que haya un castigo ejemplar
Texto y fotos: María Ruiz
Una fila de testigos espera afuera de la Sala de Oralidad Uno en el Tribunal de Justicia del Reclusorio Oriente. Llegaron un poco antes de las 10 de la mañana, desde entonces esperan en una antesala a que pronuncien su nombre para pasar a testificar. De boca en boca viajan tanteos sobre cuánto durará la audiencia o si lograrán pasar todos delante del juez.
Estas personas son testigos que, desde hace dos años, cuentan con memorias que pueden clarificar un crimen: el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Uno a uno van pasando y entre ellos, Lesvy Rivera, padre de Lesvy Berlin, espera su turno. Es uno de los primeros veinte testigos de este juicio. Con él, se encuentra una psicóloga asignada por la Fiscalía que le merece la calidad de víctima que carga.
En una esquina, conversan entre ellos. La psicóloga trata de llenar cualquier silencio con conversaciones que van desde las modernas corbatas y los escandalosos calcetines de los abogados hasta de Los Silviofilos, el club de fans de Silvio Rodríguez que el señor Lesvy Rivera conoció hace unos años.
“En uno de los encuentros de Los Silviofilos, en apoyo, dejaron que Araceli y yo diéramos unas palabras sobre Lesvy” cuenta Rivera, quien es fan de hueso colorado de la trova. Esto se nota cuando la psicóloga tararea una canción y Rivera reconoce enseguida que la melodía es de Roberto Plaza, “Yo te seguiré”. Y entonces cantan juntos: “No me pidas más de lo que puedo dar… tengo miles de defectos, tengo lágrimas y tengo corazón”.
A veces, los silencios ganan entre ellos, unos cuantos que dejan escuchar algunas voces que alcanzan a colarse desde la sala de audiencias a la sala de espera. En ese momento, testifican las primeras personas que vieron a Lesvy sin vida aquel tres de mayo del 2017 en una caseta telefónica de C.U. Durante el juicio, tanto Araceli Osorio como Lesvy Rivera cuentan con la compañía de una psicóloga que tiene como indicación no dejarles en ningún momento.
En estos dos días de juicio, la calle de Reforma al oriente de la ciudad, reflejó el acompañamiento solidario que colectivos y organizaciones dan a la familia de Lesvy. Decidieron protestar en las calles para pedir un juicio con perspectiva de género.
En la banqueta, bajo un sol que quema, Araceli Osorio espera a que termine la audiencia. Desde el lunes, las colectivas la acompañan con actividades como poesía, danza, música, exposiciones fotográficas y un bordado colectivo a cargo de “Las Siempre Vivas” quienes bordarán el tiempo que dure el juicio, los diez días interrumpidos por dos días festivos.
Este martes, mientras bordan, las mujeres cuentan cómo se enteraron del feminicidio. Testimonio a testimonio van llenando la manta con retazos de tela e hilos que trazan un “Por Lesvy, por todas” alrededor de una figura femenina que al final del juicio retratará a Lesvy Berlín.
Para este martes 20 testigos fueron programados pero sólo pasaron 9. Entre objeción y objeción de la defensa del acusado, testificaron: personal de vigilancia de la Universidad de México, peritos encargados de las evidencias audiovisuales de los últimos momentos de vida de Lesvy, un policía preventivo, un compañero de trabajo del acusado y Lesvy Rivera, padre de Lesvy Berlín.
Durante la audiencia el Ministerio Público presentó un video de 20 minutos donde se mira el último recorrido que la pareja realizó por Ciudad Universitaria junto con “Tío Michael”, un perro blanco que fue mascota de Lesvy.
«En un momento del video se ve cómo el sujeto de camisa amarillo mostaza le da un codazo a la fémina y ella cae a la jardinera», explicó la perito que testificó junto con esta prueba.
A la policía de investigación le siguió un compañero de trabajo del acusado de feminicidio de Lesvy Berlín. Éste describió ser testigo de tres cabezazos que le dio el acusado a Lesvy durante una reunión en marzo del 2017.
El último en testificar del día fue Lesvy Rivera, padre de Lesvy Berlín:
—¿Por qué se encuentra en esta audiencia? —Le preguntó el Ministerio Público.
—Estoy aquí para buscar aclaración, verdad y justicia por el feminicidio de mi hija Lesvy Berlín —respondió Rivera.
Su testimonio habló de Lesvy, de los sueños que tenía, de a qué se dedicaba, de por qué no pudo terminar el CCH, de su relación con ella y con su madre, Araceli Osorio.
Lesvy se independizó un poco después de cumplir 18 años. Además de trabajar en un restaurante de Copilco estudiaba idiomas, a eso se quería dedicar profesionalmente. Además le gustaba pintar y estaba activa en la estudiantina de la UNAM, misma que le permitió viajar, contó el padre de Lesvy.
Cuando fue asesinada la Fiscalía de la Ciudad de México publicó tuits con datos personales y datos de la investigación, además de tuitear desde su cuenta oficial que “Lesvy no estudiaba desde el 2014”. Su padre, en la audiencia, aclaró por qué no pudo seguir estudiando su hija:
“Yo soy refugiado político en México, por mi situación migratoria a mi hija inicialmente no le pusieron mis apellidos hasta que regularicé mi situación, por ese motivo tuvo problemas para seguir cursando el CCH” contó Rivera explicando los problemas burocráticos que le dificultaron a Lesvy continuar con sus estudios.
Pero no fue la única revictimización relatada. Rivera también contó cómo el psiquiatra del MP les revictimizó dando un diagnóstico a partir de una entrevista que le hizo en una hora para saber quién fue Lesvy Berlín:
“En esa ocasión nos hizo una entrevista un psiquiatra pero me sentí atacado porque preguntó por comportamientos de mi hija, si sabía si tenía adicciones, si tenía problemas de alcoholismo, preguntó varias veces. Duró entre media hora y 40 minutos. (En una hora) el psiquiatra ya tenía un diagnóstico de lo que era mi hija, la describió de una manera fuerte, dijo casi que mi hija estaba loca, como si viniera de una familia disfuncional, como si fuéramos los culpables de una mala educación” contó Rivera.
Durante el primer día de audiencia el acusado asistió con una defensa privada que pidió al juez treinta días por no sentirse preparada para el juicio. El juez no le concedió el mes pero sí le dio 24 horas para prepararse.
“Fue un recurso que de alguna manera interpuso el imputado. Jorge Luis argumentó que estaba ahí su defensa, esta defensa manifestó que no sentía que tuviera todos los elementos presentes para poder hacer la defensa adecuada, cosa que nos parece pues muy delicada porque incluso en otros casos en los que han participado abogadas compañeras nuestras pues se les ha dado menos tiempo para el conocimiento de una carpeta pero consideramos que si eso va abonar a un proceso más transparente estamos de acuerdo”, declaró Araceli Osorio después de esta decisión del Tribunal el primer dia.
Esa defensa que pidió prórroga no volvió al segundo día por lo que abogados de oficio se encargaran de la defensa del imputado el resto del juicio, los mismos abogados que llevaron previamente el caso desde el inicio.
Ante esto, las abogadas auxiliares del Ministerio Público, pidieron al juez que esta defensa privada, que ya no se presentó al segundo día, regresara la carpeta de investigación para evitar filtraciones, porque así como se fue, también se llevó la carpeta con contenido delicado de la investigación
Ante esta petición el juez finalizó el primer día de juicio dando un plazo de 24 horas para que la defensoría privada regrese la carpeta de investigación del caso, de lo contrario se les castigará con 500 días de multa.
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