La película de Mathieu Kassovitz refleja el impacto del racismo y el abuso de poder que lo perpetúa, generando una cadena de violencia de la cual es muy complicado salir
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO. – La haine (El odio) es una película del director francés Mathieu Kassovitz estrenado a mediados de la década de los noventas que presenta los sucesos ocurridos tras una represión policíaca en Francia, específicamente en un banlieue de París, que es un barrio en la periferia donde se albergan los grupos trabajadores o migrantes, segregados por la sociedad blanca europea.
Es un filme que refleja el impacto del racismo y el abuso de poder que lo perpetúa, generando una cadena de violencia de la cual es muy complicado salir.
La historia comienza presentando a Vinz, Hubert y Säid, tres amigos que habitan en esta zona siendo uno judío, otro árabe y otro negro. Tras la revuelta del día anterior, su amigo Abdel queda hospitalizado por la brutalidad de los policías, lo que detona distintas reacciones en la comunidad; las siguientes horas son de tensión en todo el ambiente, desde el cuerpo policiaco hasta los civiles, sobre todo para los tres amigos que entre pandillas y riñas, deben aguardar por conocer el futuro de su compañero que por el momento quedó en coma.
Vemos sus cotidianidades en las calles, que parten del coraje, la rabia y la impotencia; pero a su vez, se hace presente su espíritu de lucha, la resistencia de la juventud.
El trío vive en una realidad de violencia, donde no puede ni hablarse de leyes, de peleas y marginación. Sin embargo, parte de su realidad es aguantar estas injusticias apoyándose entre sí, son las risas y los momentos de tranquilidad de disfrutar con sus amigos. Los tres son conscientes de que las agresiones que les tocan son producto de un sistema racista y desigual y es esta misma consciencia la que los mantiene unidos ante a pesar de sus diferencias de pensamiento.
A raíz de la tensión se forman dos respuestas por parte de los chicos; la de Vinz, que habla desde el odio y el resentimiento diciendo que en caso de que Abdel muera, él cobrará venganza con la vida de algún policía; por otra, está Hubert siendo la voz de la razón, quien evita que Vinz se nuble por sus emociones argumentando que el odio engendra más odio y que deben buscar otras formas de exigir justicia. Durante toda la cinta se maneja este bucle entre la razón y el odio, siendo difícil discrepar con alguno, pues ambos tienen razón para sentirse como se sienten. No existe una respuesta correcta o incorrecta cuando se trata de autodefensa.
Tenemos derecho a la rabia, a no perdonar ni olvidar a los que nos oprimen ni a quienes atentan contra nuestros seres queridos. También, tenemos derecho a querer irnos, a no buscar venganza sino a cambiar las cosas, entendiendo que eso no implica que la problemática no nos afecte o no nos importe, pero que vivimos en un sistema el cual se encarga de hacer que la gente deje de luchar. Cada quien expresa su indignación a su manera.
Este discurso lo podemos llevar a prácticamente cualquier problemática social. Cuando hay protestas es común que se generen debates en torno a las medidas de los manifestantes, esto en parte, debido a los prejuicios y la desinformación que suele haber en el sector que tiene mayor poder.
Las discusiones muchas veces suelen perder el foco sobre lo que es realmente importante, en los medios y en las conversaciones se habla únicamente sobre la violencia ejercida por los que están respondiendo, pero no se habla de quienes realmente la iniciaron. La haine lo demuestra muy bien, cuando refleja a la prensa que no le interesa más que el morbo; se habla de los disturbios pero no del por qué se originaron, de la opresión que viven día con día.
Es así como se genera un círculo de odio.
Los chicos están hartos de los abusos que han soportado desde que nacieron, desde niños ellos fueron los odiados. Como respuesta, ahora son ellos los que odian a quienes están por encima. Su reacción, genera odio por parte de la gente que no comprende el contexto. Todos están mecanizados para odiarse entre sí
Es así como vivimos, en una cadena de frustración donde cada quién se desahoga con el que ve como inferior. Es un problema sistemático, que va más allá de los individuos como tal y para atacarlo, debemos enfocarnos en lo que está iniciando este ciclo antes que en los que están contestando y replicando. Entonces, mientras más se mantenga este sistema será más difícil cortar el círculo.
En este caso, el problema no son solo las revueltas causadas por los jóvenes, que afectan a quienes están ahí. Son los policías y la gente, que se cree con la libertad de tratarles como si fueran cualquier cosa antes que personas. E incluso, antes que ellos el asunto viene desde las autoridades que mandan las órdenes, que son quienes perpetúan la segregación y que educan a la gente para repetir estas ideas racistas. La cadena de violencia es iniciada por quienes tienen el poder sobre la gente, los mismos que se lavan las manos desde su comodidad propiciando que las personas en las calles se maten entre sí.
El odio es una emoción fuerte, que conlleva muchas cosas detrás y si bien se le suele ver como algo negativo, como cada emoción, puede ser resignificado.
El odio también significa memoria, coraje y resistencia. Implica que las acciones que lo generan no serán olvidadas ni ignoradas. Para estos chicos, odiar al sistema que los ha degradado es como expresan que no están de acuerdo y que no se quedarán callados; es una muestra de que responderán por su gente, que la injusticia contra Abdel y contra toda su comunidad no pasará desapercibida.
Históricamente, las luchas sociales se han movido por las emociones colectivas. La furia de quienes han sido oprimidos es la que ha motivado a la unión en busca de un cambio.
Por último, el filme inicia y termina el ciclo de la historia con un relato que es una muy buena analogía sobre el estado del mundo actual, que nos permite reflexionar sobre el rumbo que hemos tomado y hacia dónde nos dirigimos.
Nos habla de un hombre que cae de un piso 50 y en el transcurso se repite a sí mismo hasta ahora todo va bien. Pero lo importante, no es la caída, sino el aterrizaje.
¿Qué pasa, cuando como sociedad, tocamos fondo? ¿Hasta cuándo llegaremos al suelo? ¿O por cuánto tiempo seguiremos diciendo que hasta ahora todo va bien?
¿Cómo levantarse de la caída tan agresiva, si es que es posible?
La haine está disponible en Youtube.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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