9 febrero, 2023
Estos son los cortos animados nominados al Óscar, una categoría que nos presenta opciones audiovisuales diferentes en el mundo cinematográfico
Texto: Andrea Sarmiento Pastrana
Foto; Tomada del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO. – El cine tiene la magia de la versatilidad. Gracias a ello, existen largometrajes y cortometrajes, así como personas y animaciones, y cada opción nos presenta una experiencia audiovisual diferente. Estos son los cortos animados nominados al Óscar, una categoría que nos presenta opciones audiovisuales diferentes en el mundo cinematográfico
Ice merchants, es el último cortometraje del portugués João Gonzalez. Cuenta la historia de un padre y su hijo —de quienes no se menciona el nombre— que habitan en la cima de una montaña nevada.
Ellos se dedican a vender hielo, día con día deben dar un salto de fe para conseguir dinero en el pueblo. Llevan una vida tranquila hasta que deben enfrentar un cambio climático que trae consigo un incremento en la temperatura.
El corto dura menos de 15 minutos y no tiene diálogo alguno; auditivamente se sostiene de música y efectos de sonido. Aún así, transmite sus ideas de forma clara y sencilla.
Padre e hijo tienen una buena relación basada en amor y respeto. El adulto hace todo lo posible para preparar a su hijo y darle una buena vida, además, ambos se unen por el recuerdo de la madre, quien posiblemente falleció.
Ice merchants nos plantea dos mensajes importantes: uno, acerca del impacto del calentamiento global principalmente en los sectores más vulnerables; otro, sobre los lazos familiares y la relevancia de estos vínculos en nuestras vidas.
Con una técnica stop-motion, An ostrich told me the world is fake and I think I believe it trata de la vida de Niall, un telefonista abrumado por su rutinaria vida en la oficina. Eso cambia el día que se queda dormido y al despertar no encuentra a nadie más que a un avestruz, el cual le hace cuestionar la realidad en torno a todo lo que le rodea.
Lachlan Pendragon, el director, juega con la interacción entre el mundo real y el animado. Explora las distintas posibilidades que le da el stop-motion para transmitir su mensaje.
Este filme tiene un concepto similar a la película The Truman Show, donde nuestro personaje principal descubre que su vida no es más que una grabación y que su monotonía se debe al plan de una producción.
Nos plantea un dilema existencialista sobre qué tan real es lo que damos por hecho y por qué realmente ocurren las cosas. Preguntas que abren debates en los cuales difícilmente llegaremos a una respuesta concreta.
Uno de los dos cortos dirigidos por mujeres. Amanda Forbis y Wendy Tilby nos presentan The flying Sailor; un viaje dentro de la mente de un marinero antes de morir.
Él se encuentra fumando en un muelle, en el momento justo en que dos barcos chocan generando una explosión que lanza al hombre hasta el cielo. En esos instantes vemos todo lo que pasa en el interior del hombre, tanto física como mentalmente; observamos la reacción de sus venas, su sangre corriendo rápidamente y sus órganos acelerados. Pero principalmente, hacemos un recorrido por su mente.
El corto se basa en sus recuerdos de niño hasta los de la edad adulta, en bucle, desde sus primeros pasos hasta la pelea más reciente que tuvo.
Dirigido por Charlie Mackesy y Matthew Freud, The boy, the mole, the fox, and the horse es un relato sobre un grupo de amigos conformado por un niño, un zorro, un topo y un caballo.
Este corto consigo un mensaje de amistad. El chico y sus compañeros se encaminan en una aventura en busca de su hogar y en ella van aprendiendo el valor de la lealtad; descubren la importancia de tener a alguien al lado, así como el significado de una familia, ya que con el tiempo se vuelven como una manada, a pesar de ser especies completamente distintas. Van en conjunto y se vuelven un soporte entre sí.
Finalmente, tenemos el corto de Pamela Ribon y Sara Gunnarsdóttir. My year of dicks es como un diario de Pamela a sus 15 años, edad en la cual está explorando su sexualidad. El filme es una recopilación de todos los momentos en los que intentó perder su virginidad (esta construcción social que determina si una mujer ha tenido relaciones sexuales o no).
Está narrado de manera simple y cómica, lo que no le quita importancia al mensaje. En el recuento que hace Pam de los chicos con los cuales se relacionó en la adolescencia, nos habla de la presión que, consciente o inconscientemente, cargamos a esa edad en torno a empezar una vida sexual.
Sí, es cierto que ya se habla mucho más del tema; actualmente es más sabido que a los bebés no los trae ninguna gaviota, que no pasa nada por tener relaciones sexuales antes (o fuera) del matrimonio y que puedes tenerlas por placer y sin intención de procrear. Pero poco se habla del resto de temas que giran en torno a la sexualidad.
Falta hablar no solo del consentimiento (que es un punto fundamental), también de lo importante que es conocer a la otra persona, el vínculo que se crea antes y después que nos dará la confianza para decidir quién puede entrar a nuestro cuerpo. Igualmente, de la importancia de la autoexploración, porque si no nos conocemos a nosotros mismos será difícil establecer lo que nos gusta y lo que no para poder marcar límites con alguien más.
El corto refleja lo indispensable que es tener seguridad cuando llega la primera relación sexual. Que no sea un acto forzado, que entendamos que pasará cuando tenga que pasar y con quien tenga que pasar. Que no hay ni edad ni forma determinada pues cada quien vive su sexualidad de manera distinta y que es un evento que debe ser bonito pues es un acto de amor, tanto a la otra persona (u otras) como a uno mismo.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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