Este lunes Leticia Ramírez Amaya se convirtió en la titular de la Secretaría de Educacuón Pública. Entre sus años de maestra y luchadoras social, y el nombramiento al frente de la SEP, hay un factor definitivo: su camino al lado de López Obrador

Texto: Arturo Contreras Camero

Foto: Presidencia 

CIUDAD DE MÉXICO.- Si algo parece incuestionable de Leticia Ramírez Amaya es su capacidad para el diálogo, para la escucha y para la resolución de conflictos. En las conferencias de prensa del presidente, desde reporteros a funcionarios que la conocen siempre se refieren a ella con respeto y algunos con cariño, tanto que cuando el presidente reveló este lunes que ella ocuparía la Secretaría de Educación Pública, todos en el Salón Tesorería, reporteros incluidos, aplaudieron con aprobación.  

“Ella es una persona muy comprometida con su trabajo, sí. Es una persona que sí tiene un compromiso político muy grande”, dice una de las tantas personas que ha trabajado con ella y que como el resto de los consultados para esta nota pidió no mencionar su nombre.

Desde hace cuatro años, Leticia Ramírez asumió uno de los encargos más difíciles del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: liderar la oficina de Atención Ciudadana, que es el buzón de quejas y peticiones directas de los ciudadanos a la Presidencia. No es la primera vez, Ramírez desempeñó el mismo cargo cuando López Obrador gobernó la Ciudad de México.

Ahora, en los primeros meses del gobierno, cuando el recinto no estaba rodeado de vallas, día tras día decenas de personas se agolpaban al paso del auto del presidente. Todos, eventualmente, eran atendidos por su “oficina de ilusiones”.

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Quienes la conocen aseguran que es una mujer genuina, trabajadora, honrada y una gran operadora, que sobre todo sabe escuchar, una habilidad que a veces en la política no se valora lo suficiente. Además, posee una discreción férrea. Los caciques, los funcionarios, los empresarios, o los líderes sindicales implicados en denuncias que reciben nunca se enteran por motivo de un soplo o rumor.

Ramírez es la tercera titular de Educación en el sexenio de López Obrador, después de Esteban Moctezuma Barragán, quien dejó el cargo para ser embajador de México en Estados Unidos, y Delfina Gómez, próxima candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México.

Docente y sindicalista

Educadora normalista de formación, Ramírez Amaya impartió clases por 12 años después de graduarse. Al mismo tiempo se implicó en el activismo político en los años ochenta y eventualmente dirigió la Sección 9 del sindicato de maestros, durante la Primavera Magisterial del 89, que arrebató la dirigencia de los sindicatos magisteriales a Carlos Jonguitud Barrios. El conflicto estalló en la sección 9, de la que Leticia Ramírez, a sus 28 años, era una de las dirigentes más destacadas. En poco se sumaron miles de maestros de Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Zacatecas y  Guerrero. Su participación sindical terminó en 1992, y de ahí se ha mantenido alejada de la política interna del magisterio. 

Leticia Ramírez Anaya es hija de un obrero. Y desde muy jóven se vinculó a movimientos sociales, como el Movimiento Urbano Popular cuando el terremoto del 85 hasta eventualmente formar parte de la Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas, a la que también pertenecieron el actual diputado de la Ciudad de México por Morena Jesús Martín del Campo y Etelvina Sandoval, presidenta de la Comisión para la Mejora de la Educación en la SEP. 

Desde hace 28 años se ha dedicado a su carrera política y como funcionaria pública, siempre de la mano de López Obrador, primero en el Partido de la Revolución Democrática cuando el tabasqueño fue su presidente y eventualmente en su tiempo al mando de la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Uno de los trabajos de la nueva secretaria de Educación será la implementación de los nuevos contenidos educativos, que, según dijo el presidente la mañana de este lunes, ya están listos y son producto de consultas, no sólo con expertos y pedagogos, sino con maestras y maestros. El presidente asegura que la Nueva Escuela Mexicana, como se llama su propuesta de contenidos, es diametralmente opuesta a la que presentaba la Reforma Educativa del expresidente Peña Nieto. Sin embargo, la comunidad de filósofos en México ha cuestionado la ausencia de contenidos filosóficos en la educación media superior y la falta de atención a sus propuestas.

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Ramírez también deberá reabrir los canales de comunicación con el magisterio, que, según dicen algunos miembros de diferentes secciones, se ha ido enfriando desde el 2020, como asegura el maestro Pedro Hernández, actual dirigente de la sección 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Durante el anuncio del nombramiento en la Secretaría, López Obrador dijo que en su gobierno se han garantizado alrededor de 600 mil plazas en el sector magisterial; sin embargo, Pedro Hernández asegura que el proceso de basificación se detuvo en 2019, junto con la promesa de que los egresados de las normales contarían con una plaza.