10 julio, 2019
En Bolivia está la red más grande de transporte por cables aéreos del mundo. El director de Mi Teleférico, de La Paz asegura que es el sistema más amigable con el medio ambiente. En su visita a la Ciudad México intercambió conocimientos con los responsables del proyecto Cablebús, teleférico que pretende conectar las zonas más alejadas con transporte público
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Ximena Natera
“Con la proporción que tiene, yo creo que en muy poco tiempo la Ciudad de México tendrá la mayor cantidad de teleféricos en el mundo” dice Carlos Dockweiler con toda seguridad. Dockweiler es el gerente general de Mi Teleférico, la red de transporte aéreo más importante de La Paz y El Alto, en Bolivia.
Carlos Dockweiler visitó la Ciudad de México el pasado viernes 5 de junio. Su propósito: firmar un acuerdo de colaboración con la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México para asesorar en la construcción del Cablebús, el sistema de teleféricos con el que el gobierno de Claudia Sheinbaum pretende conectar algunas de las zonas limítrofes de la capital.
Mi Teleférico es la red de transporte por cable que traslada más personas en el mundo, con una récord de 300 mil personas en un día. Además, es la red de teleféricos de transporte público más larga del mundo, con una extensión de 32.7 kilómetros, que se extienden por 10 líneas que se construyeron en tan solo 5 años, de 2014 a la fecha.
Si el plan de Sheinbaum funciona, la longitud de las cuatro líneas que pretende construir competiría con la red boliviana, pues abarcaría una longitud total de 34 kilómetros.
Durante su visita, el gerente Dockweiler se tomó un momento para conversar con Pie de Página y compartir parte de su experiencia administrando el sistema de transporte más revolucionario sustentable y galardonado en la últimas década.
Su pronóstico para cuando arranquen los transportes por cable en la capital no deja lugar a dudas del éxito que ha tenido Mi Teleférico en La Paz y El Alto, dos ciudades contiguas que forman el área urbana más densa de Bolivia.
“Se van a encontrar de pronto con un ¡Wow! esta cuestión funciona, cambia la vida ¡Yo quiero esto en mi barrio!”, asegura. “Entonces seguramente el gobierno en México va a empezar a recibir muchísimas demandas (para construir más).
Hoy, la construcción de estas líneas de transporte no ha iniciado, solo se tiene el proceso de adjudicación directa para la construcción de la primera, que irá de la estación del metro Indios Verdes a Cuautepec, cruzando el cerro del Chiquihuite, una de las zonas de más difícil acceso en la zona norte de la capital.
Carlos Dockweiler no muestra ningún reparo al mencionar las bondades de los teleféricos como un sistema de transporte masivo. Así el tamaño del éxito de Mi Teleférico en Bolivia. Pero ¿por qué es tan bueno? De acuerdo con el boliviano, es el manejo que hace del espacio público.
“El crecimiento de la población, genera crecimiento de parque automotor. Y lo que no crece en esa misma proporción es el espacio público en superficie. Empiezan a construir una autopista de doble piso, triple piso, etcétera, pero igual se saturan. Es una motivación al uso del vehículo, cuando debes desmotivarlo e incentivar el uso de transporte público”, asegura.
“(Los teleféricos) entran en una ciudad con mucha facilidad. No ocupa mucho espacio, no daña el urbanismo, utiliza energía eléctrica, por lo tanto no es contaminante del aire, no genera ruidos Es el sistema más amigable desde el punto de vista ambiental, y desde el punto de vista de consumo de energía, es un consumo muy bajo”.
Con estas palabras Carlos Dockweiler se emociona y hasta le cambia el semblante, como si mientras lo dice, evangelizara sobre el uso del transporte con cables.
Sin embargo, la escala es un elemento muy importante a tomar en cuenta. En conjunto, las ciudades de La Paz y El Alto, tienen una población de un millón 584 millones de personas. Equivale al número de personas que habitan solo la alcaldía Gustavo A. Madero, donde se construirá la línea uno de Cablebús.
En esta ciudad, una de las más grandes del mundo, el teleférico no sería el transporte insignia, como lo es en La Paz, sin embargo, podría ayudar a comunicar a las comunidades más marginadas y periféricas de la capital.
Otro de los puntos fuertes con los que el gerente de Mi Teleférico presume su sistema de transporte, es que es una empresa pública, como en el caso mexicano el Metro. Pero a diferencia de este último, no tiene el costo de pasaje subvencionado.
“Hemos logrado sostenibilidad” dice con la cabeza muy en alto. “Sé que en la ciudad de México hay un altísimo porcentaje de subsidio al transporte público. Con esa tarifa, nosotros no subvencionamos el transporte.
La misma empresa, con sus ingresos, con la recaudación, nosotros cubrimos todos los costos de operación, de mantenimiento. Costos administrativos, absolutamente”, dice con seguridad.
Ese será uno de los retos más grandes del Cablebús, lograr que sea una empresa estatal rentable. Mientras el pasaje en Bolivia cuesta 30 centavos de boliviano, algo así como 7 pesos con 20 centavos, en la Ciudad de México no se ha dado a conocer el posible costo del pasaje de Cablebús, sin embargo, la gente que hace el trayecto de las colonias por donde pasará su primera línea gasta en promedio 12 pesos de pasaje en camiones para llegar al metro, en donde desembocará y gastará otros 5 pesos.
Sobre las dificultades en la construcción e implementación de estos sistemas, Dockweiler menciona dos.
La primera, durante su construcción: La liberación de terrenos para la edificación de los andenes. Si bien Sheinbaum Pardo aseguró que procurará evitar expropiar terrenos para la construcción del Cablebús, pues la mayoría de sus estaciones estarán en espacios públicos o terrenos del gobierno, algunas estaciones aún no acaban por definir completamente su ubicación, y otras desalojarán negocios locales con años de arraigo en sus comunidades. La segunda, asegura el gerente, es la demanda. Es tan bueno que en La Paz han llegado a tener filas que salen de las estaciones en espera de una cabina.
De acuerdo con Dockweiler, titular de Mi Teleférico, que también es economista, piloto militar y político cercano a Evo Morales, el sistema de transporte por cable en El Alto y La Paz tiene como meta desincentivar el uso del auto, pero por las dinámicas propias de las ciudades, se desarrolló una especie de interacción entre ambos medios. Ahí, el gobierno construyó estacionamientos debajo de las estaciones de teleférico.
“Hay gente que tiene su vehículo de transporte privado, hoy día lo deja en parqueos que hemos colocado nosotros, y utiliza el transporte”, dice con total normalidad. “En Bolivia mucha gente está dejando su vehículo en estacionamientos como los que hemos generado, para que después se suban a un teleférico. Es cómodo, es seguro”, asegura.
Tal vez ese sea sea el motivo de por qué el director no tiene datos fehacientes que reflejen que a partir de la implementación de Mi Teleférico el uso del auto haya bajado en esas ciudades.
“No tengo los datos, de que haya una incidencia de transporte importante”, asegura.
De todas maneras, en las inmediaciones del Chiquihuite, una de las zonas de mayor pobreza y marginación en la capital, la mayor parte de la población no tiene autos particulares para usarlos como transporte.
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Un cable para conectar la periferia de la capital
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