17 abril, 2024
El profesor José Gabriel Pelayo no tenía problemas con nadie, por eso su desaparición es un enigma para su familia y su comunidad en Chinicuila, Michoacán, un territorio azotado por la violencia del crimen organizado y la minería ilegal. La investigación no apunta a ningún sospechoso
Texto y foto: Heriberto Paredes
MICHOACÁN. – El pasado 19 de marzo, el profesor José Gabriel Pelayo, antiguo miembro del Consejo Ciudadano de Chinicuila –municipio michoacano que guarda la experiencia de una las formas organizativas populares más extendidas en la región de la sierra-costa–, fue desaparecido sin que hasta ahora la familia tenga información alguna de su paradero y de las razones de su desaparición.
“Salió de la comunidad de Coahuayula y se dirigió a la localidad de Coalcomán [cabecera del municipio homónimo] para hacer algunas actividades cotidianas, como compras de víveres y también acompañar a su esposa a tomar el autobús con dirección a Morelia. La deja alrededor de las 10 am en la terminal y a las 11 se registra la última comunicación con ella. En adelante nadie de su familia tenemos contacto con él, sin embargo se le ve aproximadamente a las 2 de la tarde en la plaza de Coalcomán y desde ese momento no se sabe que pudo haber pasado”, relata su hija Yulissa.
Hasta el momento esto es lo que se sabe de su desaparición. La Fiscalía General de Michoacán emitió una ficha de búsqueda y abrió la carpeta de investigación correspondiente luego de que la familia colocara una denuncia. En ella, se asentó que el profesor Pelayo no había recibido amenazas previas. Su hija refiere que hasta el momento han hecho dos operativos de búsqueda, pero sólo para descartar posibles accidentes, no se ha tenido respuesta positiva y no se sabe dónde está el auto en el que viajaba ese día.
Las diligencias de búsqueda no se han realizado con la celeridad que se requiere, a pesar de la presión de la familia:
“No hemos tenido respuesta del todo, nos dicen que esto es un proceso y que no es tan corto, que es un proceso largo porque hay que mandar oficios y no se tienen las herramientas necesarias en el municipio, ya parece ser un proceso eterno. Nos dicen que están haciendo todo en calidad de urgente pero no sabemos en qué tiempo/espacio se a la calidad de urgente”.
Yulissa continúa el relato:
“Él decía que no tenía ningún problema con nadie, con ninguna persona, ni cercana ni lejana, ni había recibido amenazas y no había tenido problemas con ninguna personas, ninguna institución, nunca se le había privado de su libertad en otra ocasión ni se le había interceptado ni nada por el estilo había sucedido antes. No sabemos lo que pasó, dónde pueda estar, quién se lo pudo haber llevado y tampoco hemos recibido ninguna llamada, no tenemos indicios de lo que pudo haber pasado”.
Una década anterior, en el contexto del surgimiento de las autodefensas, y como parte del Consejo Ciudadano de Chinicuila, el profesor Pelayo participó en una serie de talleres en los que participaban miembros de la sociedad civil y miembros de las propias autodefensas, con el objetivo de compartir la experiencia organizativa de su municipio. Esto ocurrió, al menos, en Buenavista Tomatlán, Tepalcatepec y Coalcomán, municipios que en aquella época eran el epicentro de los levantamientos populares en contra del crimen organizado en Michoacán.
Chinicuila había logrado, años atrás, construir una organización civil que vigiló el actuar de los gobiernos oficiales, sobre todo para prevenir corrupción y malas prácticas en el ejercicio del poder político local. El Consejo Ciudadano contó con la presencia de muchas personas preocupadas por su comunidad, y con el tiempo se transformó en un referente importante que podría haber significado una suerte de regulación civil de las autodefensas.
Los talleres e intentos de retomar esta forma organizativa en los municipios de Tierra Caliente fueron eliminados cuando Alfredo Castillo y su gente lograron dividir y fracturar a los diversos grupos de autodefensa.
Tras este momento, según nos cuenta su hija, el profesor Pelayo opta por retirarse de la vida política y retomar sus actividades docentes.
Su hija es muy enfática en lo que hacía su padre hasta el día de su desaparición:
“La gente que le conoce lo conoce como una persona pacífica, que nunca tuvo problema con nadie, ni físicos ni de palabra. Actualmente se dedicaba como maestro de primaria de la zona rural, actividades con sus mismos alumnos, con las escuelas cercanas, actividades deportivas, de cuidado del medio ambiente, culturales, pero fuera de ello no estaba realizando más actividades.
“Desde muy joven empezó con la docencia y ha impartido el conocimiento a través de la educación, en diferentes lugares tanto dentro del municipio como fuera, ha ido a los lugares más lejanos e inimaginables a compartir este conocimiento y a dejar su granito de arena en la educación.
«Lo más importante para resaltar es su amor por la docencia, por enseñar a aprender y aprender a enseñar, mi papá siempre ha dicho que lo mejor que uno puede heredar a sus hijos es la educación”.
Desde mediados de 2021 se empezaron a dar reportes de mucha violencia, por parte de los propios habitantes de este municipio michoacano, encajado al sur de Tierra Caliente y antes de llegar a la costa. Resulta un territorio estratégico en varios sentidos: es una zona de paso y trasiego de mercancías, sus montañas y caminos permiten el establecimiento de campamentos y lugares de entrenamiento, y el subsuelo es fértil en hierro y otros minerales explotables. Tanto el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como la empresa minera Ternium (con presencia en la región) lo saben.
Poco a poco fueron vistos más elementos de la organización criminal, no sólo en la lejanía de las montañas sino en la propia cabecera municipal. Desde entonces, el control que tienen sobre este municipio ha sido tan fuerte que miles de familias han abandonado sus casas y se han refugiado en el municipio colindante de Coahuayana o en el de Aquila.
Bajo la mirada cómplice de los elementos de la Guardia Nacional destacados en Chinicuila, el CJNG se ha establecido y consolidado una base operaciones importante. S convirtieron en una fuerza que opera en otros municipios, al mismo tiempo que ha intentado, a través del asesinato y la desaparición, acabar con la oposición y resistencia a la ampliación de la mina propiedad de Ternium.
Con antecedentes de explotación minera ilegal a manos de los Caballeros Templarios, la comunidad de Huitzontla frenó legalmente la posibilidad de que Ternium o cualquier otra empresa explote sus montañas.
Resultado de esto fue el asesinato del también miembro del Consejo Ciudadano, Eustacio Alcalá, el pasado 1 de abril de 2023.
Este es el contexto del municipio de Chinicuila, sin embargo, la familia de Gabriel Pelayo ha sido muy enfática que se tiene que investigar y no llegar a conclusiones apresuradas, tal y como lo hizo una nota del medio Animal Político, quien afirmó que el profesor había sido amenazado en diciembre de 2023, e incluso señaló a los posibles responsables. La familia, a través de Yulissa, negó la veracidad de esta nota:
“Desconocemos la fuente de dicha información y también desconozco con qué intenciones se está haciendo esta desinformación para todas las personas que han estado cerca y apoyando en la búsqueda, no sé si sea una forma de generar miedo, pero esto es totalmente falso en todos los aspectos”.
Tal parece que en Chinicuila, las organizaciones criminales pueden actuar impunemente sin que ningún nivel de gobierno emprenda acciones para restablecer la vida social.
“Como se sabe, tanto en el municipio como en el estado, se está viviendo inseguridad de todo tipo, no hay un lugar en específico en el estado en donde se pueda estar realmente seguro. Dentro del municipio y en el municipio vecino de Coalcomán, ha habido diferentes enfrentamientos armados a lo largo de estos últimos meses”, concluye Yulissa, hija del profesor José Gabriel Pelayo.
Fotógrafo y periodista independiente residente en México con conexiones en Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Cuba, Brasil, Haití y Estados Unidos.
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