El rap hoy en Guadalajara es toda una tradición. Decenas de raperos en México han abandonado su lugar de origen para llegar a trascender a esta ciudad, donde de forma paralela distintos proyectos buscan impulsar el desarrollo de los jóvenes a través de este género
Texto y fotos: Eric Sandoval/@eric20san /ZonaDocs
“Guadalajara es la ciudad más difícil del país, aquí o te aman, o te odian, punto. No hay nada intermedio. Sobresalir en este estado es más difícil que en otros. Nosotros, los raperos de aquí, cuando salimos nos ven como artistas, como estrellas, pero aquí la gente nos ve como cualquier güey. Aquí en Guanatos no cualquiera la pega”, dice el rapero jalisciense MalaFama señalando cómo es que Guadalajara se convirtió en la capital del rap mexicano.
C-Kan, Gera MX y Santa Fe Klan son tres de los raperos que residen en Guadalajara, y que más destacan en el plano nacional e internacional, con casi un millón de oyentes mensuales en la plataforma Spotify, y más de 3 millones de suscriptores en YouTube
“Yo de morro escuchaba punk, ya después escuché más rap. Comencé a aprender inglés para saber qué diablos decían estos negros, porque el ritmo estaba chido, y porque yo me vestía prácticamente como ellos, los Dickies, los Nike, las playeras largas, ropa holgada, las cachuchas”, dice Francisco Rodríguez Barragán —aunque ni su mamá le dice así—, mejor conocido como MalaFama sobre su incursión al rap.
“Hoy en día el rap mexicano genera más auge, plays, ruido, conciertos que muchos otros géneros mexicanos. Ahorita nos damos el tiro con los gruperos, que es el más fuerte”, compara MalaFama.
“En Guadalajara, en todos lados escuchas rap, en todos lados ves morros haciendo freestyle, en todos los barrio tienen un estudio de grabación, de la misma banda”, afirma Víctor Chávez, fundador de Poesía In The House.
Un ejemplo de cómo el rap ha tomado relevancia en México y en Latinoamérica, son las batallas de freestyle. Red Bull Batalla De Los Gallos es el certamen de rap improvisado en habla hispana más importante del mundo. Dos de sus torneos internacionales se han llevado a cabo en suelo azteca. En ambos, un mexicano se llevó el cinturón de campeón, Hadrian en 2008 y Aczino en 2017. Los videos de las finales se encuentran en YouTube y sus cifras dejan en claro el ascenso del género en la juventud latinoamericana. La Final Internacional 2008 México obtuvo, en 2008, 29 mil 065 visitas; en cambio, la Final Internacional de 2017 México alcanzó 4.3 millones de visitas.
“El rap tiene una carga sociológica muy importante, creo que el rap refleja mucha cosas que no vemos en otros géneros populares. El rap refleja mucho de nuestra sociedad, y el rap se anima a decir mucho de lo que vivimos como comunidad”, menciona Daniela Díaz de León, titular de Instituto de la Juventud de Zapopan.
Actualmente, tres proyectos urbanos vinculados persiguen un mismo fin: que los jóvenes se desarrollen a través del rap.
Fumadero Cultural es un proyecto que nace en la colonia Jalisco, en 2017 , y que de a poco suma a más raperos de diferentes colonias para colaborar entre sí.
“Construir redes de apoyo entre jóvenes miembros de barrios, de crews, entre disqueras caseras de estos jóvenes, así como raperos que están haciendo su incursión musical de manera individual. Sumar esfuerzos, construir redes, para poder sentar plataformas en las que podamos colaborar con estos jóvenes”, explica Julio Hernández, de 28 años, quien lleva más de un año trabajando con estos jóvenes. Él es licenciado en Filosofía, y tiene una maestría en Gestión y Desarrollo Social por la Universidad de Guadalajara.
Zapopan Rifa es un programa creado en 2016 por la Ayuntamiento de Zapopan, éste trabaja en las colonias: Paraísos del Colli, Valles de Guadalupe, La Constitución y Jardines de Nuevo México, en las que, a través del arte urbano, específicamente los cuatro elementos del hip-hop, aportan a los jóvenes para desarrollarse de manera personal y alejarse de la violencia.
“Nace de la necesidad de poder darle un espacio a los jóvenes para que tengan desarrollo humano, mediante el arte. Atender a la persona, las cuestiones de identidad, las cuestiones de adultos, que les llamamos como “role models”, que no son positivos en los jóvenes de colonias que están vulneradas o que están en colonias con atención prioritaria por violencias y adicciones”, apunta Daniela Díaz de León, de 27 años, quien es titular del Instituto de la Juventud de Zapopan, y ex-mentora de los jóvenes.
Poesía In The House es un proyecto que nace en 2017, en el que trabajan con la poesía y el rap, de manera separada y en conjunto, explorando estructuras más rebuscadas en el género para no estancarse en cuestiones del barrio.
“Poesía in the house nace con una amiga, compartiendo poemas y rolillas de rap, y me dijo que armáramos un proyecto donde juntemos la poesía y el rap, para los que creen que el hip-hop es solamente violencia, drogas, todas esas cosas, y poder reivindicar, y que los raperos vean que la poesía no es sólo rosas y amor, que va más allá, al final son lo mismo.”, dice Víctor Chávez, de 31 años, quien es fundador del proyecto y se considera más rapero que poeta.
La experiencia de Víctor dentro del anexo y la prisión, le enseñó que: “el hip-hop tiene más que dar”.
En estos tres espacios, los raperos buscan desarrollarse como personas, y en muchas ocasiones, como profesionales, cosa que, según Julio, no es nada fácil:
“Necesitan mucho tiempo, necesitan construir habilidades, tanto de aprender a rimar, a improvisar, coordinar la voz, poder hacer un trabajo en cuestión de expresión oral, escrita, corporal; es difícil, por eso no todas las personas lo hacen”.
“Ah chinga, apoco se puede cobrar por esto”, dijo MalaFama cuando le preguntaron cuánto cobraba por ir a rapear a Chapala. Muchos de los raperos les ha tomado años, y hasta décadas de trabajo llegar hasta donde están. Jóvenes que sueñan con ser raperos los ven como un ejemplo a seguir.
Celotil Girón tiene 15 años, y es del Valle de Chalco, en el Estado de México. Llegó a Guadalajara con sus amigos a conocer el barrio en el que creció José Luis Maldonado Ramos, mejor conocido como C-Kan. El perro de la C -como le dicen en su barrio- creció en la famosa Cancha 98, en la colonia Cuauhtémoc, en Guadalajara. Famosa por salir en sus videos musicales más recientes.
“Es un ídolo ante mí (C-Kan), porque fue de los primeros que escuché, a mí me hacía mucha ilusión cuando me dijeron que veníamos a la cancha. Es una inspiración para mí”, cuenta Celotil, quien graba sus canciones con un computadora vieja y celular en REC, saca sus libretas llenas de versos y comienza a fluir sobre la pista.
“Es un estilo de música que demuestra lo que sientes. Entonces yo pienso que muchas personas creen que somos delincuentes por hacer rap, no se dan cuenta que el rap es una poesía, pero sólo con disfraz”, dice el joven rapero.
Gera MX, Bipo Montana, Remik González, Coko Yamasaki, El Pinche Mara, Santa Fe Klan, el venezolano Akapellah, y decenas de raperos más han abandonado su lugar de origen para venir a trascender con sus letras a Guadalajara.
“Es a partir de diversos factores, uno de ellos es que Guadalajara es una de las ciudades más grandes de México, y eso les permite que sus incursiones artísticas puedan ser captadas por agencias y ser conocidos por más personas. Es decir, que es una estrategia para darse a conocer de una manera más globalizada”, opina Julio Hernández al respecto.
“Aquí en Guanatos tú pateas un bote y sale un rapero. Todos lo barrios tienen ahorita dos o tres raperos, famosos o no, buenos o no, los tienen. Aquí se está capitalizando los sueños, por eso es que otros raperos de otras ciudades vienen a donde están las disqueras, como JB Entertainment , Alzada, Rich Vagos, Mastered Trax, porque aquí está la lana. Aquí es donde se descubrió la mejor manera de hacer dinero”, señala MalaFama, quien también hace la comparación con los migrantes que se van al norte, porque: “se van a donde está la feria”.
El rap es un género constantemente criminalizado por los medios de comunicación, y por las personas de la ciudad. En la investigación “Porque así soy yo: identidad, violencias y alternativas sociales entre jóvenes pertenecientes a barrios o pandillas” de Rogelio Marcial y Miguel Vizcarra, en la que se trabajó con jóvenes miembros de barrios y pandillas de Zapopan, señalan que, en 2012, el discurso de la prensa sobre el pandillerismo era en su mayoría catalogado como: “Prácticas delictivas” por encima de “Identidad cultural del pandillero”.
Julio Hernández elaboró su tesis de maestría titulada, La construcción identitaria de los jóvenes raperos, miembros de barrios y crews en la colonia Jalisco, Tonalá, donde también trabajó con el discurso gubernamental hacia el género musical y las personas que lo protagonizan. Sin embargo, piensa que hay un punto clave que rompió la apertura hacia la expresión urbana:
“De 2010 en adelante, este discurso institucional de los jóvenes raperos se fue haciendo más abierto a la expresión, pero a partir de últimos acontecimientos en relación a raperos que han estado vinculados al crimen organizado, como el rapero QBA, este discurso mediático e institucional comenzó a hacer más ruido, comenzó otra vez el prejuicio, comenzaron resignificar el discurso del rapero como criminal, como delincuente. A partir de eso, actualmente, el rap en Guadalajara es visto por la población con un fuerte prejuicio, con un estereotipo de que el rap es violento, y que los jóvenes se dedican a hacer acciones delictivas”.
“La calle me enseñó a buscarme los pesos, mi barrio me entrenó para ser MC. Mi padre me enseñó a trabajar y ser honesto, mi madre a decir gracias, qué más puedo yo pedir”.MalaFama, “LO MIO”, 2014.
Conforme la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en el segundo trimestre de 2019, el 64.5% de la población de 18 años y más en el país fue testigo de robos o asaltos; el consumo de alcohol en las calles fue atestiguado en un 64.5%; el vandalismo fue observado por un 49%; la venta o consumo de drogas por un 43.9%; el 42.1% escucharon disparos frecuentes con armas y, finalmente, un 33.1% le tocó ver a bandas violentas o pandillerismo.
En general, en municipios como Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco, en promedio, el 73% por ciento de los jóvenes se sienten inseguros viviendo ahí.
“Vivir en nuestro México nos enseña a que es aceptable la narcocultura, porque vivimos rodeados de ella. Si a mí mañana me encuentran muerto y embolsado, abren la bolsa y ven: pelón, tatuado, ropa holgada, de seguro estaba en el crimen, y yo la neta nomás hago música. Mi aspecto hace creer a la sociedad y a las autoridades que si me matan me lo merecía”, dice MalaFama, quien no se siente orgulloso de haber vendido mariguana o de robar autos.
“Estamos inmersos en un país que está pasando por un contexto de violencia, en el que el Estado se ve rebasado por el crimen organizado, en el que la policía municipal no tiene poder en relación a los nuevos grupos de poder. Yo creo que todo eso ha afectado al país, y ha hecho que los jóvenes cada vez están más cercanos con este tipo de acciones y no necesariamente siendo raperos.”, menciona Julio Hernández, quien también señala que estas violencias igualmente se viven dentro del hogar.
Según cifras del INEGI, Jalisco se posiciona como el séptimo estado de la República Mexicana, con mayor incidencia delictiva, con 43.023 casos por cada 100 mil habitantes; también es uno de los cinco estados en el país con mayor número de homicidios y desapariciones.
Ante este contexto de violencia, el rapero MalaFama considera que si no se cambia el contexto en el que viven estos jóvenes, las letras violentas seguirán apareciendo:
“Estos morros de los barrios, retratan eso en sus canciones, porque eso es lo que hay en sus colonias, hay pobreza, hay inseguridad, hay marginación. Los artistas plasman los que viven. Si vas a cocinar y sólo hay huevos, pues haces huevos. No vas a hacer un filete”.
Jóvenes que viven en colonias como La Jalisco o Santa Fe, no encuentran en su casa el lugar en donde expresarse libremente, por lo tanto, acuden a la pandilla. MalaFama define la pandilla desde su experiencia de vida:
“La pandilla es un grupo de morros, donde existe la necesidad del ser humano, de la pertenencia y las mayoría de las veces la encuentras en la pandilla, lo que no tienes en casa, con tu familia. Encuentras vatos que te van a hacer el paro, que si tienes pedos, te escuchan. Y no te darán la mejor solución, pero ahí están (…) “El hecho de que dentro de este grupo de jóvenes, salga alguien con algún talento, si te ayuda como persona a sobresalir, en algún momento puede ser aspiracional para un morro, ser rapero, para sobresalir de todo eso. Cuando tú creces en el barrio, mucha de la visión que tienes es salir del barrio. Lograr cosas importantes. Dejar de ser jodido. Si el ser rapero te da al menos un escalón más, por supuesto que es algo a tomar”.
Algo que ha caracterizado a los raperos mexicanos más destacados, ha sido el discurso de superación que comparten a través del tener posesiones, mujeres y fama. Julio Hernández, dentro de Fumadero Cultural, ha sido testigo de este comportamiento y piensa que todo se remonta al Siglo XX:
“A partir del boom del neoliberalismo, a finales del Siglo XX, los jóvenes se han ido por el discurso de: yo puedo solo. Yo tengo que trascender. El referente es la riqueza. Esa idea de que tiene que superar sus carencias a partir del rap, que les permite llegar a más, el rap puede sacarlos de la situación en la que están, ya que ha sido el ejemplo de muchos raperos en el país”.
Por su parte, Daniela Díaz, encargada de programas como Zapopan Rifa, piensa que la influencia que tienen raperos de talla nacional sobre los jóvenes que recién comienzan, no es la más positiva.
“Alemán está diciendo esto en su letra que lo ha tenido todo bien fácil, pero, ¿qué pasó con Alemán primero? ¿dónde estaba Alemán antes de ser Alemán?, estaba prácticamente casi en una clínica de rehabilitación. Cuando empezamos a hablar de estas figuras aspiracionales, también tratamos de hablar del contexto o que han vivido”, menciona.
Sin embargo, la opinión no es generalizada. Julia Elizabeth Guardado tiene 40 años, y vive en el barrio de la Cancha 98, en la colonia Cuauhtémoc, en Guadalajara. Julia ha pasado toda su vida en las calles donde creció C-Kan. Ella considera que él ha sido una gran influencia para la colonia. “Es un hombre que les ha dado muy buenos consejos en la forma en que no agarren vicios. Dan muy buenos ejemplos y apoyan bien mucho a mis hijos”, dice Julia mientras cuida que su pequeño hijo no se baje de la banqueta. Su segundo hijo, Michel, dice admirar al rapero tapatío, y que está encantado de recibirlo en la colonia cuando va.
“Me acuerdo que decían que él desde chiquito agarraba el micrófono y la bocina y que la gente que estaba con él le agradeció mucho y lo apoyaban. Y ahora él los apoya. No se olvida de su barrio el güey”, dice el muchacho que sueña con ser rapero.
“Yo fui pandillero, C-Kan fue pandillero. Ángel Quezada fue pandillero. Mr. Yossie fue pandillero, Zimple fue pandillero.. Muchos de los están triunfando fueron pandilleros, pero ser pandillero te obliga a vivir en un entorno que te obligó a ser eso, te lleva, te empuja a ser eso. No estudias en el cumbres, estudias en la primaria federal, cabrón. Toda esa gente que se queja del contenido, no están haciendo nada al respecto”, concluye MalaFama.
Julio Hernández piensa que el prejuicio de la gente sobre los raperos ha nublado la vista sobre las personas que viven de hacer rimas:
“Es una forma de reconocerse doblemente en la sociedad que lo niega. Él dice: Sí, soy pandillero, pero por otro lado también me aclaman, yo estoy por encima de ustedes, porque yo soy millonario. Yo tengo. Yo soy. Yo logré lo que ustedes querían, lo que ustedes han añorado o luchan todos los días por llegar a ser, a mejorar su estatus social”. Es como una afirmación, un doble reconocimiento que él expresa”, visualiza Julio sobre la canción Pandillero Pero Millonario, estrenada en julio de 2019 por C-Kan y Santa Fe Klan.
MalaFama –nombre que se puso para que la gente no lo olvide– no sólo es rapero, sino que se ha encargado de manejar y producir para algunos raperos locales y foráneos. En su opinión, el rap mexicano ya está sonando cerca de las grandes ligas:
“Hay muchos MCs de acá que son los que están pegando duro. C-Kan, ese vato ya es parte de la historia musical de México, habrá a quien no le guste lo que hace y de acuerdo, pero él ha roto cualquier expectativa. Es un monstruo en lo que hace, y salió de un barrio de Guanatos” (…) No falta mucho para eso. Smoky ya estuvo nominado a un Latin Grammy. Yo, en el 2014, estuve nominado a mejor disco en los Indie-O Music Awards, el C-Kan ganó el premio a mejor artista sudamericano de 2017 en los Urban Music Awards, en Londres. Les ganó a JBalvin y Daddy Yankee. El C-Kan les ganó. Un vato de la colonia Cuauhtémoc. Un vato de Guanatos. Entonces estamos ahí, pero no tenemos la atención de los medios”,
Pese a esto, lo que lamenta MalaFama es que el malinchismo sea el culpable de la ausencia del rap mexicano en los medios. Esto, quizá, importa poco cuando el rap de Guanatos es buscado por miles de jóvenes que lo consumen a través de Internet o cuando en los lugares de freestyle, elritmo y las letras sí les hablan de una cultura y un contexto que les son propios y que pocas veces aparecen en los medios más allá del estigma criminalizante.
Esta material fue publicado como parte del acuerdo de medios aliados. Consulta aquí la versión original de ZonaDocs.
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