En un comunicado, el grupo político militar Hezbolá denunció que el ataque de Israel en Beirut violó la soberanía y resistencia del pueblo libanés y responderá a las agresiones. Mientras tanto, en Israel escala una crisis política contra Netanyahu
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Anwar Amro / AFP
CIUDAD DE MÉXICO. – El pasado 2 de enero, las Fuerzas en Defensa de Israel (su ejército) perpetraron un ataque aéreo con dron en el sur de Beirut, Líbano. En el ataque, además de cientos de personas, murió Saleh Al-Arouti, jefe vicepresidente del ala política de Hamás, y el líder de su rama militar en Cisjordania.
Este hecho rompió las negociaciones entre Hamás y el Estado de Israel para lograr un alto al fuego, así como la liberación paulatina de rehenes de la milicia palestina, y presos palestinos en Israel.
También, podrían significar una escalada del conflicto a nivel regional, pues Hezbolá y el gobierno de Líbano respondieron con comunicados fuertes.
El primero, Hezbolá, aseguró que el ataque de Israel lastimó a la nación árabe, a Palestina libre, «y a los muyahidines de todo el mundo».
Posteriormente, afirmaron que el asesinato de Saleh Al-Arouti «es un grave ataque al Líbano, su pueblo, su seguridad y resistencia. Este crimen nunca pasará sin una respuesta y un castigo. Este es un día memorable para lo que sigue».
Después, el primer ministro en funciones de Líbano, Najib Mikati, condenó el asesinato del integrante de Hamás. En el mismo mensaje, aseguró que Israel «tiene como objetivo arrastrar al Líbano a una nueva fase de confrontaciones».
Su afirmación no parece errada, pues en un mensaje posterior al ataque de Beirut, las Fuerzas en Defensa de Israel lo dijeron claro: «Las FDI están muy preparadas en todos los ámbitos, tanto en defensa como en ataque. Estamos altamente preparados para cualquier escenario. Estamos centrados, y seguimos centrados, en la lucha contra Hamás».
Horas después del ataque en Beirut, el Tribunal Supremo de Israel echó abajo un proyecto de reforma judicial de Netanyahu.
Esta reforma limitaba la vigilancia que el Tribunal podría tener ante algunas leyes promulgadas por el primer ministro. Su origen data de una crisis política expresada desde 2019, fecha desde que Israel ha sostenido 4 procesos electorales ante la desaprobación de Netanyahu..
La reforma judicial, en realidad, fue una medida por la que Netanyahu garantizó su permanencia en el gobierno, a cambio de una alianza con la ultraortodoxia sionista y la extrema derecha israelí.
Concretamente, los partidos con los que Netanyahu hizo alianza son: Poder Judío, Noam, Sionismo Religioso, Judaísmo Unido de la Torá y Shas.
Muchos de estos grupos son de corte sionista, particularmente mizrajíes, quienes son judíos ortodoxos a favor del expansionismo colonial de Israel, la ocupación y anexión de los territorios de Palestina y Cisjordania, y el desconocimiento de los acuerdos de Oslo que delimitaron los territorios de Israel, Palestina y Cisjordania en el siglo XX.
El ascenso de la ultraderecha confrontó al gobierno con su población, quienes protagonizaron arduas protestas a inicios de este año debido a la Reforma Judicial que mantuvo a Netanyahu en el poder, y que provocó escisiones en sus fuerzas armadas.
Entre los personajes clave de la ultraderecha que actualmente ocupan cargos en el gobierno de Israel están: Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, e Itamar Ben-Gvir, ministro de seguridad.
Ahora, el rechazo de la reforma podría desmoronar al gobierno emergente de unidad nacional en medio de un conflicto armado. Esto, posibilita un escenario que acentuará las tensiones entre la oposición a Netanyahu.
Muestra de ello es la reacción de Yair Lapid, opositor y dirigente del partido Yesh Atid, quien celebró el fallo del Tribunal. Lapid fue de los pocos políticos que se negaron a incorporarse al gobierno de emergencia nacional tras los ataques de Hamás.
Mientras tanto, Benny Ganz, líder del partido Unidad Nacional (también opositor a Netanyahu, pero integrante del gobierno emergente de unidad nacional) dijo que el fallo no es una victoria o una derrota, pues «tenemos un objetivo común: ganar la guerra».
Mientras tanto, el partido de Netanyahu, Likud, emitió un comunicado donde además de calificar como desafortunado el fallo del tribunal, lo acusó de oponerse «a la voluntad de unidad del pueblo, especialmente en tiempos de guerra».
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Aunque la unidad en Israel se da a partir de continuar el genocidio en Gaza, en sus entrañas hay visiones matizadas de cómo debe ser este proceso.
Por ejemplo, el ala ultra derechista en el poder, representada por Bezalel Smotrich (ministro de Finanzas), e Itamar Ben-Gvir (ministro de seguridad) mantiene una postura definida: la limpieza étnica.
Ambos se opusieron al fallo del Tribunal que echó abajo la reforma de Netanyahu. Ambos han declarado estar a favor de la ocupación militar y administrativa de la Franja de Gaza, y de tomar el control del territorio una vez que finalice el conflicto armado.
De hecho, de acuerdo al Times of Israel, existen platicas oficiales, y privadas, entre el gobierno israelí y el del Congo para que el país africano acepte emigrantes (desplazados) de Gaza.
Sin embargo, su objetivo está en riesgo, pues además de la presión internacional, su mayor aliado financiero: los Estados Unidos, han criticado, precisamente, las declaraciones de Ben Givir y Smotrich sobre expandir los asentamientos israelís en el territorio palestino y desplazar a sus habitantes.
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Este fue el mensaje de la embajadora estadounidense en la ONU, LindaThomas-Greenfield:
«No debería haber un desplazamiento masivo de palestinos de Gaza, y rechazamos las recientes declaraciones incendiarias de los ministros israelís Bezalel Smotrich e Itamar Ben Givir».
Sin embargo, el gobierno estadounidense, aunque presuntamente en contra del expansionismo, sigue financiando a Israel y vetando las resoluciones de la ONU para exigir un alto al fuego inmediato.
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Ante las declaraciones de Thomas-Greenfield, Ben Givir respondió:
«Agradezco mucho a Estados Unidos, pero con el debido respeto, no somos una estrella la bandera estadounidense. Estados Unidos es nuestro mejor amigo, pero antes que nada haremos lo mejor para el Estado de Israel: la migración de cientos de miles de personas desde Gaza permitirá a los residentes del enclave regresar a casa, vivir con seguridad y proteger a las Fuerzas en Defensa de Israel».
Mientras esto continúa, Israel comparece ante la Corte Internacional por crímenes de guerra, y en la Franja de Gaza Israel atacó un hospital donde se refugiaban 14 mil personas.
Hasta el 2 de enero, las autoridades palestinas estiman que han muerto 22 mil 185 personas en Gaza. De ellas, el 70 por ciento son mujeres y niños. También, se calcula que 7 mil personas están desaparecidas.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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