27 julio, 2020
Si no queremos que nuestras ciudades se inunden cada vez más por la contaminación de plástico en los mares y que nuestra salud empeore año con año, debemos tomar decisiones ya, impulsar la economía circular, apostar por la innovación e invertir en los gobiernos locales
Twitter: @eugeniofv
Los plásticos ya parecen ahogarnos, y ensucian mares y tierras a niveles que hacen muy difícil su remediación e inclusive su uso, pero la situación puede ser mucho peor si no actuamos pronto, juntos y con decisión. Un estudio recién publicado en la revista académica Science que modeló el aumento en la cantidad de plásticos que se verterán en el mundo de aquí a 2040 encontró que, sin cambios sustantivos, “la tasa anual de plásticos y microplásticos que entrará a los sistemas acuáticos desde la tierra aumentará en 2.6 veces”, y que “la tasa de polución plástica retenida en sistemas terrestres aumentará en 2.8 veces” en ese lapso. Sin embargo, el estudio encontró también que hay soluciones factibles y efectivas, aunque requerirán un gran esfuerzo.
A esta situación no se llega por un solo factor. Por una parte, puesto que en los costos de la producción de plásticos no se incluyen los costos de lidiar con ellos cuando ya no sirven, estos llegan a la economía como un material aparentemente muy barato. También tiene un enorme efecto la incapacidad de gobiernos y empresas para manejar los residuos plásticos del mundo -es decir, para recolectarlos, para disponer de ellos en forma adecuada, para reciclarlos cuando se pueda-. Además, su enorme gama de usos posibles los hace un material ubicuo en el planeta, de forma que no hay lugar en el mundo en el que no se usen, y apenas queda algún lugar en la Tierra en el que no haya residuos plásticos, como mostraron los científicos que encontraron microplásticos en las entrañas de un animal que solo vive en los suelos de una remotísima isla antártica. El hecho de que tarden cientos o miles de años en degradarse potencia estos factores.
El artículo propone algunos escenarios alternativos al puramente inercial. Los escenarios incluyen, en su punto más básico, la mera mejora en la recolección y disposición de residuos. A estas políticas se añaden después el reciclaje de los mismos y, después, medidas a tomar antes de que los plásticos lleguen al mercado, como cambiar envolturas de plástico por otras de papel, o simplemente usar menos plásticos. Juntas, sin embargo, todas estas políticas apenas llevarían a tener 60 por ciento menos contaminación que en un escenario sin intervenciones. Esto solamente alcanza para registrar una producción de plásticos y de basura en 2040 similar a la presente, que ya es excesiva.
Según los autores del estudio, solamente un cambio sistémico, de fondo, permitirá reducir la producción de plásticos respecto del presente, y con ello reducir la emisión de gases de efecto invernadero, la inversión que se pierde en ellos y los desperdicios que se generan. México ha emprendido algunos pasos en esa dirección, pero la situación nacional es rayana en el desastre.
Si bien la Ciudad de México y otras entidades han prohibido ya los plásticos de un solo uso y han tomado otras medidas en la dirección correcta, falta muchísimo trabajo. Sin ir muy lejos, un análisis reciente encontró que la situación en materia de recolección y manejo de residuos sólidos en los municipios del país es catastrófica. Dos terceras partes de los municipios estudiados (representativos de distintas condiciones de pobreza, geografía y otros factores) carecen de capacidades y acciones para el manejo adecuado de residuos sólidos o inclusive del conocimiento sobre lo que hacen y deberían hacer en la materia.
Aunque el informe aparecido en Science presenta un panorama global, gran parte de las soluciones, pero sobre todo de los efectos, son locales. Si no queremos que nuestras ciudades se inunden cada vez más; si no queremos que nuestra salud empeore año con año; si no queremos que nadar en el mar o en los ríos sea jugarse la vida, debemos tomar decisiones desde ya, impulsar la economía circular, apostar por la innovación y, sobre todo, invertir en los municipios para que desde lo local se gobierne cada vez mejor. No hay alternativa.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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