Urge que el gobierno federal entienda que los riesgos ambientales -como la posible llegada de la «avispa asesina»- son igual de graves que los riesgos financieros o los de seguridad, y que de hecho se conjugan con ellos y los hacen aún más dañinos
Twitter: @eugeniofv
Una avispa del tamaño de una lagartija pequeña, la vespa velutina, apareció en Estados Unidos y está devastando colonias de abejas en la costa oeste del vecino del norte. Aunque no ha llegado a México, las autoridades ya están preparando un análisis de riesgos y una estrategia para detenerla y combatirla si aparece en territorio nacional, y lo dicen con todas sus letras: es muy preocupante. Combatir a cabalidad la llegada de este insecto “asesino” -así lo llaman en la prensa estadunidense, “avispa asesina”-, impedir que acabe con la producción nacional de miel y lidiar con los otros centenares de especies exóticas que nos amenazan requerirá echar marcha atrás a los recortes al sector ambiental, dar certeza sobre el futuro de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y entender que los riesgos ambientales son tan serios como los financieros o los de seguridad.
Especies exóticas hay muchas, y no todas hacen daño. La jacaranda, por ejemplo, la trajo del Amazonas un jardinero japonés en los años 1920. La bugambilia viene de los mares del Pacífico suramericano, y se llama así por Louis Antoine de Bougainville, el almirante francés que comandaba la expedición en la que un botánico la describió por vez primera. Los hipopótamos que quedaron abandonados en una de las fincas del narcotraficante Pablo Escobar en Colombia han llenado un nicho ecológico que estaba vacío desde la Edad de Hielo, y han permitido que el ecosistema que habitan sea más sano y floreciente. Hay muchas, sin embargo, que son terribles.
Las cabras, por ejemplo, devastan la vegetación de las islas, donde no suelen tener depredadores y en las que se comen todo, y el pez león es un desastre para la pesca porque rompe las redes de los pescadores, además de competir con otras especies marinas. Los zacates que se han introducido como forraje en el norte del país han acabado con la diversidad de plantas de las zonas que han invadido, y hacen que incendios que serían manejables se vuelvan incontrolables. La avispa asesina puede ser igual de dañina, y pegarle, además, a los más pobres.
A las avispas en sí no les gustan las abejas, pero a sus larvas les encanta comerlas, y constituyen casi el único plato de su dieta, según Conabio. Esto las hace un peligro terrible para la producción nacional de miel, y eso quiere decir que son también un peligro para los más pobres de los habitantes de bosques y selvas, y para esos ecosistemas en general. Las abejas no son solo unos magníficos polinizadores que facilitan la reproducción de miles de especies de plantas. También son un sustento al que pueden acceder quienes no tienen más tierra que un pequeño solar. Si esta avispa amenaza las colonias de ese magnífico insecto, amenaza también la seguridad económica y alimentaria de miles de familias.
México ha sabido construir un sistema robusto de monitoreo de estas especies y de la biodiversidad en general, y en su centro ha estado Conabio. Por filias y fobias que poco tienen que ver con la institución en sí, y por la lentitud y torpeza que han mostrado las autoridades ambientales a la hora de dar salida al problema del fideicomiso de la Comisión, su futuro sigue en el aire. Esto implica, en pocas palabras, que la institución encargada de detectar y evaluar la amenaza de las especies exóticas e invasoras, y de articular una respuesta ante ellas, no tiene certeza sobre su futuro, en un momento en el que se presentan retos muy importantes que, hoy por hoy, solo ella puede combatir.
Urge que el gobierno federal entienda que los riesgos ambientales (y, entre ellos, los que suponen las especies invasoras como la avispa asesina) son igual de graves que los riesgos financieros o los de seguridad, y que de hecho se conjugan con ellos y los hacen aún más dañinos. Urge también que eche marcha atrás a los recortes al sector ambiental y que resuelva de una vez por todas el problema de Conabio, para poder enfrentar con firmeza y conocimiento de causa esta nueva amenaza.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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