La defensa que hicieron los mayas chontales contra los conquistadores europeos, en 1517, estaba reducida a las antiguas crónicas de aventureros. Pero este jueves, el gobierno de México la convirtió en un suceso digno de celebración, en una conmemoración que busca reivindicar a los pueblos indígenas
Texto y fotos: José Ignacio De Alba
CHAMPOTÓN.- Por primera vez en la historia de México un presidente reconoce a un pueblo indígena por resistir a la conquista española. En Champotón, Campeche, con invitados especiales, se realizó una representación que busca cambiar la narrativa sobre uno de los procesos más complejos de la historia de México.
El evento lo dirigió el presidente Andrés Manuel López Obrador y varios funcionarios de alto nivel. El invitado especial fue el mandatario de Bolivia, Luis Alberto Arce Catacora, quien apenas en noviembre de 2020 llegó al poder, después de una larga persecución en su contra y de varios integrantes del partido Movimiento al Socialismo.
En el evento, Alberto Arce se inspiró con la lucha de Champotón para decir que Bolivia trabajará con varios países de la región para resguardar la soberanía latinoamericana frente a intereses extranjeros. Incluso, dijo: “Sólo la hermandad de nuestros pueblos mantendrá a nuestra América como la región que nuestros héroes la habían concebido”. Como si un enemigo acechara aun estas tierras paradisíacas los mandatarios quedaron alineados para el combate.
El presidente de México, López Obrador, también utilizó la tribuna a manera de parapeto. El mandatario afrontó al presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdoba, a pocos días de que empiecen las campañas electorales. Al funcionario lo acusó de hacer comentarios racistas después de una reunión con una representación indígena en 2015, un escándalo que salió a la luz cuando una grabación de Córdoba se hizo pública.
También, López Obrador acusó al exsecretario de hacienda Agustín Carstens de escribir en La Jornada (2007) la expresión: “no tiene culpa el indio, sino quien lo hace compadre”.
El presidente también reconoció “por desgracia, el racismo impuesto por los conquistadores y afianzado durante los tres siglos de dominación colonial continúa”. López Obrador aseguró que “la Cuarta Transformación tiene como tarea fundamental combatir la discriminación, el clasismo y el racismo”, además dijo que la mayoría de los programas sociales de su gobierno se aplican en los estados donde la mayoría de la población es indígena: Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
En medio de las acometidas los dos líderes se mostraron unidos, incluso se llamaron “hermano”, en numerosas ocasiones. López Obrador halagó el proyecto al que pertenece Alberto Arce: “En Bolivia, luego de dictaduras y regímenes autoritarios, entreguistas, llegó a la Presidencia un indígena, Evo Morales, y en 14 años cambió la realidad que imperaba de oprobio y desprecio a la población mayoritariamente indígena por una forma de vida fincada en la igualdad, el respeto a la pluralidad cultural y el progreso con justicia”.
Con el calor demoledor de Champotón hubiera sido criminal que las arengas se prolongaran por mucho tiempo. La banda de música de la Secretaría de Marina hizo un discreto y heroico -casi estúpido- esfuerzo para sobrevivir de pie y bajo el intenso sol. Algunos de sus integrantes cayeron desmayados. La disciplina militar puede ser autodestructiva, un rato más y el batallón completo hubiera quedado aniquilado, sin haber enfrentado a enemigo alguno.
La representación de la batalla se llevó a cabo en las instalaciones de la Secretaría de Marina, en Champotón. Decenas de pobladores del lugar interpretaron en algunos minutos la batalla que ahora vuelve famoso al pueblo. Fue un combate breve, pero intenso. Frente a los mandatarios los mayas y españoles se corretearon, unos golpearon con varas y otros con espadas, se robaron mujeres, agua y se mataron. Fue un espectáculo maniqueo, pero bien logrado, donde los mayas de Champotón quedaron -contra todo sentido histórico- como héroes nacionales.
El mejor relato que existe sobre la llamada batalla de Champotón la hizo uno de los sobrevivientes del enfrentamiento, Bernal Díaz Del Castillo. El joven soldado se aventuró, en busca de fortuna, en las batallas más importantes de la conquista de México. Sus peripecias las relató en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, cuando estaba viejo y sin fortuna.
Bernal Díaz estuvo en las tres primeras expediciones que se hicieron a México. Fue en el primer embarco, dirigido por el capitán Francisco Hernández de Córdoba cuando los europeos alcanzaron por primera vez México.
Al primer sitio que arribó la expedición fue Puerto Catoche, en Quintana Roo, en febrero de 1517. Los mayas de aquel sitio se mostraron generosos con los visitantes europeos, pero la intención de los extranjeros era robar indígenas para esclavizarlos e intercambiar mercancías por oro. Las intenciones quebraron la relación y los españoles fueron corridos, en una primera resistencia de los pueblos indígenas.
La expedición compuesta por 110 soldados y tres barcos siguió su viaje por la Península de Yucatán. Los soldados desembarcaron en las costas de las tierras bajas de la península y, tras un buen recibimiento inicial por los pobladores de lo que hoy es posiblemente Campeche, las autoridades indígenas les indicaron que se fueran pronto, al mismo tiempo que, según Díaz del Castillo, escuadrones de guerra dieron grandes silbidos, trompetillas y tunkules, en señal de guerra.
Por esta causa volvieron a zarpar y navegaron 10 leguas en seis días hasta Champotón, la sed los obligó a desembarcar de nuevo. Pero cuando lo hicieron frente al pueblo, ahí no hubo intercambio de objetos, la recepción fue abiertamente hostil. Los europeos vieron muchos guerreros armados y ataviados para enfrentarlos. Ocurrió, entonces, la famosa batalla.
Aparecieron muchos indios de guerra que arremetieron rodeándolos. Los nativos usaban armas defensivas de algodón, arcos, flechas y rodelas. Además, estaban empenachados de plumas con las caras pintadas de blanco y “prieto”.
Eran los couch, los mayas más aguerridos de todos los reinos, hablantes del maya chontal, los que vencieron a los invasores, que se fueron con sus grandes animales en los acales, barcos, para dentro del mar, para desaparecer de esas tierras.
El saldo fue de ochenta españoles heridos. Hernández de Córdoba recibió 12 flechazos y moriría tiempo después a causa de las heridas. El propio Bernal Díaz recibió tres flechazos. Alonso Bote y un viejo portugués fueron capturados. En total murieron 50 españoles. La primera expedición a México quedó deshecha.
Un año después (1518) se realizó la segunda expedición a México, comandada por Juan de Grijalba; pero también esta campaña fracasó. Sería la expedición de Hernán Cortés (1519) la que logró entrar hasta el corazón del imperio mexica.
Bernal Díaz cuenta que después de la batalla de Champotón los españoles bautizaron al lugar con el nombre de “Bahía de Mala Pelea”.
En el evento de este jueves, al que asistieron los mandatarios de México y Bolivia, el dirigente indígena, José Manuel Tamayo Sulú, sugirió que el sitio fuera rebautizado con el nombre de “Bahía de Buena Pelea”.
Tamayo también dijo en el evento: “Después de cinco siglos de la invasión española, nuestros pueblos siguen resistiendo en México y en las Américas, como lo hicieron nuestros ancestros en estas tierras mayas”.
Este fue el tercer evento que realiza el gobierno mexicano para conmemorar los 500 años de la conquista (13 de agosto de 1521). El primero se realizó el 14 de febrero, en el 190 aniversario luctuoso de Vicente Guerrero, en esa ocasión se reivindicó el papel de los pueblos afroamericanos en la historia del país, el invitado especial fue Martin Luther King III. Después, el 24 de febrero, se conmemoró los 200 años de la promulgación del Plan de Iguala, en Guerrero, a ese evento acudió el presidente de Argentina, Alberto Fernández.
El 3 de mayo se celebrará el fin de la Guerra de Castas en Quintana Roo.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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