Después de un mes sin llegar a arreglos con Equinox Gold, la cuarta empresa que extrae oro de sus tierras, los pobladores de Carrizalillo dieron un ultimátum a la minera y este martes podría iniciar por fin la negociación
Texto y fotografía: Marlén Castro
EDUARDO NERI, GUERRERO.- Este plantón en el filo de la sierra parece un preparativo para una comida campestre.
Tiene mucha gente, sobre todo, muchos niños y niñas. En algunos momentos, este lugar se asemeja más a la cancha de un jardín de niños durante el recreo que a un pueblo bloqueando una operación a un poderoso corporativo.
El 3 de septiembre pasado, la mesa agraria cerró los accesos a la mina de oro El Bermejal, ahora operada por la empresa Equinox Gold, por el incumplimiento de las cláusulas relacionadas con la salud de los habitantes y medidas de mitigación del daño ambiental.
El pueblo está cerca. Carrizalillo queda a sólo siete kilómetros del lugar del plantón. La vida allá no se parece nada a la tranquilidad que respiran aquí. Allá sólo hay silencio.
“Aquí estamos mejor que en el pueblo, porque tenemos todo el campo para nosotros”, asegura una de las ejidatarias en plantón.
El espacio tiene que ver mucho en la tranquilidad que se nota en la gente, pero no es toda la explicación. Los habitantes de Carrizalillo prefieren guardar silencio al respecto.
“Allá no convivimos, aquí sí”, explica la ejidataria.
Otra razón por la que la gente se ve tranquila es que desean más que la empresa termine su operación a que acuerde con la mesa agraria el cumplimiento del convenio.
“Si se acaba esto del oro, probablemente volvamos a vivir tranquilos”, espera.
Es domingo a mediodía. En el campamento hay celebración.
“Allá, allá está la fiesta, lléguenle al cumpleaños”, dice un señor que tambalea al caminar y tiene ojos vidriosos. Lleva mezcal y semillas de botana.
En el campamento donde está la fiesta, hay una mesa larga, en la que están acomodadas varias personas adultas y también menores. Los olores de distintos tipos de comida se confunden, aunque domina el del pescado frito.
Esta mañana llegaron al campamento habitantes de Tlamamacán, municipio de Mártir de Cuilapan, a vender mojarras. Casi todas las familias compraron.
El olor del pescado frito domina todos los olores.
Cipriana compró mojarras. Hay un fogón al fondo de su pedazo de bosque y un sartén grande con las mojarras friéndose.
Asegura que no le incomodan las condiciones que tiene para vivir en el campamento, que, de hecho, se siente mejor aquí que en el pueblo. Las familias vecinas de Cipriana tienen lonas para cubrirse de las lluvias o del sol y casas de campaña para dormir con comodidad. Cipriana sólo se trajo su camioneta y en ella se acomodan todos a dormir. Ella y sus tres nietos en la cabina. Su hija y su marido atrás.
La mesa agraria asegura que en este campamento hay unos 2,000 de los 3,250 habitantes de Carrizalillo. Acaban de hacer un censo. De todos estos, unos 500 son menores de edad.
A lo largo de 13 años, del 2007 a la fecha, los habitantes de Carrizalillo han hecho cuatro bloqueos a la mina.
En el primer campamento, había unos 500 habitantes. Entonces en Carrizalillo había más de 1,000 personas, pero la mitad no estuvo de acuerdo en bloquear las actividades de la empresa Goldcorp, la segunda en explotar el oro en el ejido, que compró la operación a Luismin.
En esa ocasión, el bloqueó duró 83 días. Del 7 de enero al 1 de abril. Esa vez, los ejidatarios pelearon por un mejor pago por la renta de sus tierras, el poderoso corporativo consiguió una ganga por la renta de 1,300 hectáreas del ejido: 800,000 anuales.
El 1 de abril del 2007 terminó el bloqueo, cuando Goldcorp accedió a pagar 13, 500 pesos por cada hectárea en renta, que significaron 13 millones de pesos anuales para el ejido.
El segundo paro fue breve. En 2009, Goldcorp sólo aguantó 14 horas de paralización. El 1 de abril del 2009, a los dos años de la extracción de oro, el ejido ya estaba devastado por la minería a cielo abierto. Los cerros Los Filos y El Bermejal cercenados. Los polvos fugitivos de la mina enfermaban constantemente de gripa, tos y conjuntivitis a los habitantes y los ruidos de las explosiones con dinamita generaban ansiedad a los menores.
Los ejidatarios vieron que definitivamente los 13 millones anuales no fueron un buen arreglo y pidieron el pago en onzas de oro. El gerente de la Goldcorp, Tomás Iturriaga Hidaldo, primero se río nerviosamente al escuchar el planteamiento de la mesa agraria.
“No, eso no creo que sea posible, bajo ninguna circunstancia creo que se acepte eso”, dijo tajante. Ante la negativa, el pueblo se volcó a bloquear los accesos.
Catorce horas después, les dijeron que sí que negociaban en onzas de oro: consiguieron 2.6 onzas por hectárea.
En 2014, tuvieron el tercer paro. La negociación fue dura y prolongada, pero 33 días después consiguieron el acuerdo de cuatro onzas por hectárea.
En 2017, Golcorp vendió su operación a la Leagold. Goldcorp se posiciona en el mundo aurífero como una empresa que trabaja en territorio libre de conflicto y en Carrizalillo ya había mucho. A la operación se sumaron los grupos criminales y la violencia.
Para este cuarto bloqueo están mejor preparados. Los ejidatarios prácticamente cambiaron de domicilio. Se trajeron parrillas, tanques de gas y aparatos de sonido. Casi todo lo que necesitan para una comida campestre con comodidad, todos los días.
También cargaron con sus perros, sus gatos y pericos.
Los ejidatarios tienen nuevo adversario. En 2019, la Leagold vendió a la Equinox Gold. Este corporativo quiere ampliar la operación. Pero cuando llegó dejó de cumplir parte del convenio de Leagold firmado con los ejidatarios, entre ellos, las becas para los estudiantes y el compromiso de dotarles de agua potable. Tienen meses bañándose con agua con arsénico.
Este lunes 5 de octubre suman 32 días de bloqueo. El domingo aunque hay menos gente en el campamento, las niñas y los niños juegan revanchitas de futbol. Las mamás cocinan, otras visitan a las vecinas.
En el pueblo no hacen esto. Los menores no conviven y los vecinos no se visitan. La presencia de hombres armados recorriendo sus calles, no da lugar a eso.
“Definitivamente acá están mejor”, eso dicen.
Hoy lunes es un día decisivo. El corporativo Equinox Gold cambió las condiciones de un preacuerdo. Los ejidatarios están enojados con su cambio de posición con respecto al campamento en la Puerta 4 de la mina.
La empresa pidió que para avanzar en la negociación terminaran el bloqueo. La mesa agraria accedió a abrir. Luego exigió que el campamento también se quite porque teme por la seguridad de las niñas y los niños.
Les dijo en un comunicado que el movimiento de las unidades que entran y salen por la operación minera pone en peligro la vida de los menores.
La mesa agraria plantea que si le interesara la seguridad de los menores no mandaría al pueblo agua con arsénico.
El lunes 1 de octubre, la mesa agraria mandó un ultimátum a Peter Burger, gerente de Equinox Gold. Este 5 de octubre lo esperan a negociar en el campamento.
Si no llegan, a partir del martes 6 de octubre, exigirán nuevos interlocutores para una negociación y solicitarán al corporativo nuevos responsables en México.
En el campamento la luna de octubre, la más hermosa de cada año, se asoma.
Los ejidatarios piensan que Burger no se presentará a negociar. Se alistan para una temporada larga de bloqueo, tan larga como en 2007.
Incluso que no haya arreglo y la extracción de oro se termine.
Pero 32 días después del bloqueo, la empresa Equinox Gold se tomó en serio el pliego de peticiones de la mesa agraria del ejido de Carrizalillo.
Este lunes 5 de octubre, alrededor de las dos de la tarde, llegó al campamento Georgina Blanco, vicepresidenta de Asuntos Exteriores y de Responsabilidad Social de Equinox Gold, con una propuesta por escrito al pliego de peticiones que extendió la empresa desde el inicio del conflicto.
La empresa respondió que para construir un sistema de agua potable, como se comprometió con los pobladores, necesita ocho meses.
Dijo que sobre las becas no hay problema en la cantidad, siempre y cuando, los que solicitan la beca cumplan los requisitos de estar inscritos en escuelas reconocidas, públicas o privadas.
“Con sus propuestas tenemos un avance del 30 por ciento en la negociación. No nos sentamos a platicar porque la asamblea va a estudiar las propuestas de la empresa, pero consideramos que con esta demostración arrancamos la negociación”, indicó un representante de la mesa agraria.
Por la mañana, antes de que apareciera la representante de la empresa, los ejidatarios estaban dispuestos a no dialogar más, si Equinox Gold no mostraba señales de llegar a acuerdos. Una de esas señales que esperaban los ejidatarios era el respeto de la empresa a sus peticiones.
A lo largo de estos 32 días, han platicado y tomado preacuerdos para iniciar la negociación pero al siguiente día, la empresa deshacía esos arreglos previos.
“No tiene caso que manden a negociar a alguien sin capacidad para hacer acuerdos”, contó la mesa.
Una de esas ocasiones fue cuando la empresa pidió a los ejidatarios desbloquear los accesos para negociar. La asamblea agraria estuvo de acuerdo. Al día siguiente, a pesar de ese arreglo, Peter Burger, el gerente en México de la Equinox Gold, llegó pero exigió que también se levantara el campamento.
En el campamento instalado en la Puerta 4 de la operación minera hay alrededor de 2 mil habitantes de Carrizalillo, unos 500 son menores de edad. El pueblo prácticamente se mudó a este punto de la carretera para bloquear la operación en la mina.
La mesa agraria le dijo en una carta a la empresa que los esperaban a negociar pero si no se presentaban “tomaremos esta acción como un insulto”.
Desde el principio del movimiento, la mesa agraria acusó a la empresa de actitudes racistas y discriminatorias contra los ejidatarios.
Consideran que si la empresa canadiense, la cuarta que extrae oro en sus tierras, manda a negociar a gente que no tiene capacidad para acordar, es una actitud racista, porque no toma en serio la negociación con el ejido.
La mesa agraria celebrará asamblea este martes para analizar las respuestas de la empresa a su pliego de peticiones y está previsto que, por fin, inicie la negociación.
Es originaria del estado de Guerrero, en donde ha sido reportera durante 26 años, cubre principalmente temas de derechos humanos relacionados con los efectos sociales, ambientales y de salud en las comunidades, a causa de los proyectos extractivistas. Actualmente es coordinadora general del medio digital Amapola. Periodismo transgresor.
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