Las empresas que donan ultraprocesados (desde gaseosas y snakcs) en América Latina pueden acceder a privilegios fiscales, que les permiten deducir el pago de impuestos. Un reportaje de la Red Investigativa Transfronteriza de OjoPúblico y PopLab, identificó que mientras que Brasil pone un tope del 2% para estas deducciones, Colombia permite hasta un 37%. En México es 7% y en Perú, 10%. Según expertos, estos incentivos fiscales solo promueven el mayor consumo de productos ultraprocesados, lo que impactará en la economía, con el aumento de las enfermedades no transmisibles y, por lo tanto, de los costos en salud pública