Las familias de clase media a inicios del siglo XIX contaban con una sala común en sus casas, por lo que, afirma Woolf, “si una mujer escribía, tenía que escribir en la sala común”, lo cual propiciaba las interrupciones, y apuntala que las mujeres difícilmente podían tener siquiera media hora que fuera realmente suya
Virginia Woolf: A Room of One’s Own (Parte I)












