En el marco de las visitas de los familiares de Julian Assange en México, activistas, académicos y legisladores destacaron los episodios y muestras de solidaridad que el periodista australiano ha tenido con este país. La familia de Assange agradeció la oferta de asilo para el fundador de WikiLeaks por parte de López Obrador
Texto: Lydiette Carrión y Alejandro Ruiz
Fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO. – John y Gabriel Shipton, padre y hermano de Julian Assange, llegan al siguiente punto de su itinerario en México. Están en una carrera a contrarreloj por liberar a quien es quizá un héroe de la democracia contemporánea. Pero para ellos es solo un hijo y un hermano, protagonista de una infancia de la que en este momento no desean hablar. Hoy toca ir a un evento tras otro, atender una y otra y otra y otra entrevista repitiendo el mismo mensaje: Assange es sobre todo un ser humano que es torturado todos los días, cada día, por haber dado a conocer comunicaciones internas del gobierno de Estados Unidos. Y se trata de una detención ilegal. Lo ha dicho incluso la ONU y muchos miembros de parlamentos europeos, y líderes de países por todo el mundo.
Estamos en este punto del itinerario: el trigésimo piso del edificio del Senado. Han asistido sobre todo periodistas, activistas y senadores por el partido de Morena. Un día antes, han celebrado con mariachis el cumpleaños de John. Hoy, el padre –de un temperamento más bien tímido, y quien ha tenido que poner un enorme esfuerzo personal, emocional, sosteniendo esta campaña, se muestra impecable con su traje, un pañuelo de seda, y una corbata de mariposas de un color violeta o lila claro y delicado. Es la corbata que usa en todos sus eventos: la ha traído ayer, antier. La compró en Alemania, antes de volar a México, y escogió las mariposas porque simbolizan la libertad.
En este evento que inicia tarde, un día después de su cumpleaños, John enfatiza un aspecto fundamental: hay tres países específicamente responsables de la detención de su hijo: Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, y de forma más bien indirecta, Australia. Si estos países hubieran respetado sus leyes respecto al debido proceso, advierte, “mi hijo estaría aquí, hoy, con nosotros, en libertad”.
Para John Shipton, el caso de su hijo representa el “colapso de los grandes artefactos civiles”: las declaratorias de derechos humanos, la legislación respecto a debido proceso, las garantías individuales. Y agregó: “los autores de estos grandes artefactos han abandonado su uso en el caso de Assange”: La ONU reconoció que Assange había sido detenido de forma ilegal, y eso no impidió la actuación de las autoridades de Reino Unido. Incluso, añadió, hay 26 páginas de irregularidades documentadas. Asimismo, se ha reconocido la presencia de tortura psicológica.
Finalmente el padre de Assange advirtió que cada vez se suman más personas al movimiento por la libertad de su hijo. Pero reconoció particularmente la postura del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, de quien dijo, sus acciones van a resonar en todo el mundo. Su postura, añadió, es oro sólido.
Durante su turno, Gabriel Shipton detalló que Julian Assange lleva preso tres años en una cárcel de máxima seguridad. Está “detenido entre los más peligrosos hombres de Reino Unido” advirtió: entre asesinos, terroristas; a pesar de que él es un editor.
Señaló que están haciendo de Assange un ejemplo de lo que puede ocurrirle a quien publica información de Estados Unidos. Es un mensaje: “esto te pasará”. Gabriel Shipton pidió un favor a las y los periodistas presentes: comuníquense con sus colegas en Estados Unidos, para proteger el derecho a la libertad de expresión y el derecho de las personas a saber.
Por su parte, la senadora Citlali Hernández y el periodista Pedro Miguel recordaron todo lo que implicó a nivel mundial el trabajo de Wikileaks hace 12 años. Pedro Miguel enfatizó el trabajo que el diario La Jornada hizo en aquel entonces, ordenando y contextualizando los cables que fueron filtrados por Assange en específico a este medio y otros, como Proceso.
Recordó como Assange entregó un paquete de cables para La Jornada, y cómo su medio realizó el trabajo de investigación. Por ejemplo, se publicó cómo durante el sexenio de Felipe Calderón, el entonces secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna ofreció libre acceso a los servicios de inteligencia mexicana para el gobierno estadounidense. Otro punto, cómo García Luna se habría esforzado por sacar al Ejército de Ciudad Juárez y darle el mando a la Policía Federal, a su cargo.
Pedro Miguel también recordó a otros actores fundamentales en los llamados wikileaks: Edward Snowden (quien se encuentra asilado en Rusia) y Chelsea Manning (quien estuvo en prisión desde 2010 hasta 2020, tras un intento de suicidio). A los tres, Miguel les calificó de héroes.
Finalmente, la periodista Edith Cabrera, principal organizadora de estas jornadas en México, insistió en que el caso de Assange no es judicial, sino político.
El aula magna de la Facultad de Filosofía en la UNAM está a la mitad de la capacidad que en otras ocasiones. La mayoría de sus asientos están ocupados, pero sus pasillos y alrededores lucen vacíos.
Al frente, en el panel que, en los noventa y a lo largo del siglo XXI ha visto a dirigentes estudiantiles conducir asambleas, está la familia Shipton: John y Gabriel, padre y hermano del periodista Julian Assange.
Ellos vinieron a presentar Ithaka, un documental que narra la lucha que han emprendido por liberar a Assange. Aunque también, esta charla es una de las tantas actividades que los Shipton tienen agendadas durante su visita en México, donde exigen al gobierno norteamericano y británico la liberación de Assange y que se acepte la solicitud de asilo político que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le ha ofrecido.
Afuera del auditorio, en los pasillos de la facultad, cientos de estudiantes se ven dispersos. Platican entre ellos, pasan las horas en lo que llegan sus clases. Al parecer no tienen idea de lo que sucede al interior del aula magna.
“No tuvimos el tiempo de salonear como hubiéramos querido”, dice la periodista Alina Duarte, quien ha estado acompañando a los Shipton durante esta travesía por México.
Años atrás Alina era estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y participaba en organizaciones estudiantiles. Ella, al hacer memoria de la figura de Assange en la UNAM recuerda un episodio en particular, cuando Julian, sosteniendo una pancarta, expresó su solidaridad con el movimiento #YoSoy132.
El trabajo de Assange no solo reveló los crímenes de guerra de Estados Unidos, también expuso un montón de cables y comunicaciones entre funcionarios de otros países y el gobierno norteamericano.
Entre las comunicaciones expuestas estaban algunas con políticos mexicanos, muchos del gobierno de Felipe Calderón y sus predecesores. En esa información se detallaban estrategias para “evitar” que la izquierda llegara al poder, y también para asegurar recursos energéticos y militares para los gobiernos estadounidenses.
Mucha de esa información, recordó Alina, fue clave para azuzar las movilizaciones de aquellas épocas. Mucha de esa información, también, hoy está siendo corroborada y expuesta con el encarcelamiento de exfuncionarios y los casos de corrupción que han salido a la luz.
John Shipton no parece ser ajeno al espíritu de su hijo.
Por ejemplo, cuenta, camino a la Universidad pasaron por el antimonumento a los 43. Él, antes de hablar de los abusos y persecución que se han cometido en contra de Assange, hace un paréntesis, y no duda en solidarizarse y empatizar con la lucha de las familias de los normalistas para alcanzar la verdad y la justicia.
También, con la frente en alto, agradece al gobierno de Andrés Manuel López Obrador por “encarar a los intereses norteamericanos” al ofrecerle asilo a su hijo. Los asistentes a la charla aplauden estas intervenciones, aunque desde el panel se precisa que esto es una coyuntura que debe impulsarse, principalmente, desde la movilización social.
Volviendo al auditorio, un asistente toma la palabra al término del evento. Manda un saludo a la familia de Assange, y recuerda las contradicciones del gobierno de Lenin Moreno en Ecuador que, a vista de algunos, traicionó el proyecto progresista de Rafael Correa.
Entre los virajes de Moreno está el abrir la embajada para que arrestaran a Assange.
Alina Duarte lo mencionó en su participación, y enfatizó que no son suficientes estas acciones –aunque sí son importantes– si no se acompañan de movilización y continuidad de proyecto. El público volvió a aplaudir.
Del mismo modo, hubo un llamado a las nuevas generaciones, a las y los estudiantes, a las juventudes, para que continuaran con la lucha.
Un joven decidió tomar la palabra e inició su participación con una frase que caló hondo
“Cada generación tiene sus propias luchas, la nuestra tiene como herramienta las nuevas tecnologías”. Todos asintieron.
Anabel Nieto es alumno de Estudios Latinoamericanos, en la Facultad de Filosofía. Tiene 21 años.
–¿Por qué te interesó venir a este evento?
–Porque nos interpela al día a día, en especial en México, un país en el que asesinan cada día a periodistas. El acceso a la información tiene que ser un tema que se ponga en la mesa. No nos debe ser ajena esta impunidad en los temas periodísticos. También (Julian Assange) me pareció una figura bastante importante para México. Por todo lo que significa su caso. Pero no solo su figura, por su impacto o por lo grande que es, sino que el caso de Assange puede darnos miras a ver el propio caso regional.
–¿Por qué crees que no vinieron tantos estudiantes a este evento?
–Tenemos que tener en cuenta que venimos de dos años de pandemia. Apenas estamos iniciando actividades mucha gente, y estas generaciones salidas prácticamente de prepa que saltaron acá, pues es más difícil que en ellas se formen estos lazos de comunidad, pues apenas se están empezando a ver cuáles son las problemáticas que requieren una acción inmediata. Yo creo que es cuestión de tiempo para que la gente comience a darse cuenta de cómo están las cosas. Había temas más urgentes en la mesa, por decirlo de alguna forma, que venir a escuchar el periodismo, y en especial este caso, que pocas veces se maneja en los medios. Obviamente tiene que haber una discusión entre compañeros y divulgarlo.
Detrás de Anabel un grupo de estudiantes esperan a John y Gabriel para tomarse una foto. Son de Ciencias Políticas. No rebasan los 24 años de edad.
–¿Por qué vinieron a este evento?
–Sencillo, porque es una lucha por la libertad de expresión…
–Porque nos toca a todes…
–Porque lo están matando con tortura, y está injustamente preso…
–Porque el dolor no nos puede ser ajeno…
–¿Creen que debieron de haber venido más compañeros de ustedes?
–Sí, pero también hizo falta difusión…
–Yo creo que si lo hubieran hecho en Polakas, y no en Filos, hubiera ido más gente…
–Debemos de dejar de ser apáticos…
–Sí, pero también es que es horario de clases…
Al terminar el evento, John Shipton dejó rápido su silla. La gente seguía hablando. Con las miradas puestas sobre él, caminó entre los pasillos y se acercó a un hombre que llevaba consigo a la wiphala, la bandera del estado plurinacional de Bolivia. Lo abrazó.
“Todoso somos Assange” “Libertad para Assange”, se escuchó en la sala. Los Shipton continuarán su camino.
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