Pintores y gestores de arte pusieron en venta sus obras para apoyar a las comunidades indígenas que han tenido que dejar sus casas por las amenazas de paramilitares en los Altos de Chiapas
Texto y fotos: Daniela Pastrana
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS.- Hace unas semanas se disfrazaron de aves, pusieron música prehispánica y protagonizaron un performance. De ahí nació la pintura de una cascada, que el pasado 15 de diciembre fue subastada para apoyar a comunidades indígenas desplazadas en la región de Los Altos.
Nadie compró la obra, llamada «Espacios», pero sus autores -el pintor tojolabal Juan Chawuk y la poeta y gestora cultural Arabella Silles- no perdieron el ánimo.
“Este ensayo de hacer una subasta es un ejercicio social también porque no ocurre esto en Chiapas y no hay esa cultura – dijo Chawuk– pero vamos a seguir estimulando esta actitud porque una obra de arte es como un boleto de lotería: puede subir mucho el precio, como las obras de Vang Gog que en vida no vendió nada, vendió una sola pinturita y a muy bajo precio y ahora una sola pintura de él vale millones de dólares”.
El arte “es un poder también en el planeta y en este sistema de trabajar con el dinero. Lo que importa es que estamos en esta dinámica de probar”, insistió el pintor, al presenta “El guajolote cósmico”, otra obra hecha al alimón con Siles y que intentó ser “algo como el día y la noche, la luz y la oscuridad”.
«Espacios» y el «Guajolote cósmico» fueron dos de las 29 obras de arte que distintos autores presentaron a la inusual subasta de arte que se realizó la noche del 15 de diciembre en el restaurante La Colmena de esta ciudad y que tuvo por objeto recaudar recursos para los indígenas desplazados en el municipio de Aldama.
Desde hace casi dos años, estas comunidades tsotsiles son asediadas por grupos armados en los límites del municipio de Chenalhó, por un conflicto territorial que ha derivado en desplazamiento forzado, personas muertas y heridas.
“La situación nos conmueve a los luchadores sociales, a las organizaciones políticas, nos ha conmovido el deseo de colaborar y apoyar esta iniciativa para los desplazados de comunidades tsotsiles, que han sido duramente masacradas”, explicó el sociólogo Raúl Sánchez Benítez, sociólogo, coordinador de la casa de estudios agrícolas y especialista en Los Altos.
“Ahorita muchos han podido regresar a sus comunidades, pero la amenaza de agresión persiste, todavía hace un mes hubo una balacera en la noche”, dijo.
Explicó que los pobladores son agredidos por grupos paramilitares cuando llegan a su milpa a sembrar o cuando van por leña.
“Estamos hablando de un problema interétnico, un problema de desplazamiento forzoso por problemas aparentemente de tierras, pero que los juzgados tardaron mucho en resolver y la gente todavía tiene miedo de ir a sembrar la milpa, que es la forma de sostenimiento de toda la base indígena de los altos”, indicó.
Presente en el evento, Silvia Santíz, habitante de Aldama, agradeció la iniciativa y denunció el permanente racismo que enfrentan los indígenas en el estado. “Yo generalmente uso mi ropa tradicional, pero aquí no puedo porque me agreden”; dijo.
“Da coraje ver a tu pueblo salir y estar sufriendo salir a las montañas, los ataques siguen de baja intensidad. No se puede trabajar, no podemos cosechar nuestras siembras, y si lo hacemos van con el miedo a ser asesinados”.
Al final de la subasta sólo se vendieron dos obras, pero las pinturas quedarán en venta en La Colmena.
“Yo me siento muy optimista porque lo hicimos. No pasa nada si no hacemos nada, pero sí pasa si participamos en soluciones”, concluyó Arabella Siles.
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