Las pintas hechas en la Columna de la Independencia son una reinterpretación de la memoria. Buscan revertir la violencia contra las mujeres e iniciar los procesos de justicia, de acuerdo con especialistas. El colectivo Restauradoras con Glitter pide documentar y conservar los mensajes pintados en el movimiento hasta que sean resueltas las violencias denunciadas. Otros expertos también las apoyan.
Texto: Daliri Oropeza
Foto: María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- Los graffitis que pintó el movimiento feminista en la Columna de la Independencia son una respuesta histórica ante la violencia histórica reflejada en feminicidios, desapariciones y abusos de las autoridades, señala Paula Rosales, restauradora, conservadora e integrante del colectivo Restauradoras con Glitter.
Las restauradoras piden documentar y conservar los mensajes pintados en el movimiento hasta que sean resueltas las violencias denunciadas.
“Si fueran borradas sin un registro sistemático que pueda dar origen a una reflexión, se estarían silenciando una vez más las voces de las mujeres que exigimos se garantice nuestra integridad y se haga justicia a las víctimas de la violencia”.
Comunicado
De acuerdo con el arquitecto Sergio Beltrán, quien hace investigación sobre memoriales, hay que recordar que el monumento fue hecho hace un siglo para conmemorar los 100 años de la Independencia en México, la libertad de un país. Lo que ahora hace el movimiento social feminista es buscar esa liberación pero ahora contra otra opresión: la violencia.
«Desde el punto de vista de la Memoria, porque están honrando el mismo monumento y es un modo de darle vida a la idea de independencia y libertad», asegura.
«Es muy importante entender que la memoria es distinta de lo histórico porque es algo que viven los cuerpos de las personas y se transmite de manera colectiva; una piedra es lo opuesto a eso. Un monumento es llevar a lo físico la historia oficial, estas expresiones —con pintura en la columna— son las que honran la memoria».
Para el arquitecto, se trata de actos de reinterpretacion de la memoria: «el patrimonio con características estáticas es problemático porque los conceptos se vuelven historia y no memoria, no se platican, no transforman, no dialogan».
Paula Rosales, integrante de las Restauradoras, expresa que hay experiencias previas con la pintura en monumentos y que se pueden restaurar, pero la violencia difícilmente permite a una mujer restaurarse. En suma, es volver a acallar la voz de la mujer.
Paula Rosales lamenta que los medios de comunicación hayan apuntado los hechos como daños y no como un modo de protesta, y omitieron la exigencia real: frenar la violencia contra las mujeres en México.
La noche de la protesta nombrada “Diamantada”, las mujeres organizadas terminaron la manifestación con una intervención pictórica en los muros que sostienen la victoria alada. Al día siguiente, Data Pop contabilizó 679 notas online como reacción, de las cuales, 122 hablaron de la violación y 557 condenaron las pintas y daños al Metrobús y al reportero.
“Sostenemos que su permanencia debe ser un recordatorio palpable de la condenable situación de violencia que vive nuestro país, y que por ende ninguna deberá ser removida hasta que no se atienda y se dé solución al problema de la violencia de género en nuestro país”, explican en la carta pública dirigida a Claudia Sheinbaum y al gobierno federal, la cual entregarán el próximo miércoles en la oficina de la jefa de Gobierno.
Restauradoras con Glitter es un grupo de arquitectas, historiadoras, arqueólogas, conservadoras, activistas, comunicadoras, especialistas en patrimonio histórico.
“No queremos que pase desapercibida la importancia del movimiento feminista, eso —las expresiones pintadas— lo hace un acto histórico nunca había habido con un movimiento social en México”, destaca Rosales.
Las expresiones pintadas en la columna de la Independencia, señalan las mujeres, deberían ser documentadas minuciosamente por profesionales, con el objetivo de mantener viva la memoria colectiva sobre este acontecimiento y sus causas, así como promover una toma de conciencia, para gestionar soluciones de fondo.
Desde la perspectiva colectiva expresada en voz de Paula Rosales, “haciendo un análisis entre todas, debería ser primero un análisis de las pinturas que, por experiencia sabemos que se pueden retirar”.
“Estas expresiones no son violentas, sino de pedir ayuda. Como que el gobierno se haga responsable, que bajen las cifras a la violencia, cuál es la respuesta a las víctimas y los procesos sociales que van a derivar para que esto no siga sucediendo”, afirma en entrevista telefónica.
Las mujeres que firman la carta bajo el colectivo Restauradoras con Glitter consideran que “ningún profesional de la conservación debe prestarse a realizar la intervención de remoción de las pintas hasta que el gobierno federal realice las acciones necesarias para garantizar la seguridad de las mujeres».
“El patrimonio cultural puede ser restaurado, sin embargo, las mujeres violentadas, abusadas sexualmente y torturadas nunca volverán a ser las mismas”.
Comunicado
“Es importante porque es la primera vez que se hace desde el feminismo en México, en el patrimonio cultural. E históricamente es importante. El patrimonio no es patrimonio por sí solo. El patrimonio convive con la sociedad que hace que represente algo. Nuestros puntos de vista están en pie, esperamos que a partir de esto podamos mover un poco la conciencia social, pero sobre todo en el gobierno federal que urgen tome medidas”, afirma Paula.
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