Entender el racismo como parte de nuestras estructuras sociales que, junto con el machismo y el clasismo, oprimen y coartan los derechos, es una cuestión que va más allá de los derechos y las oportunidades; en muchos casos, más de los que nos quisiéramos aceptar, se trata de una cuestión de vida o muerte
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: María Ruiz e Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- “¿Por qué es importante poner en la mesa este tema? Porque nos están matando”, responde sin dudar María Elena Ríos.
“Esta opresión no nos permite tener visibilidad, no nos permite exigir derechos y cuando los exigimos está mal. Cuando las personas son sobrevivientes a equis situación de violencia, está mal. Es un problema sistemático porque dentro de estas estructuras están las instituciones y dentro de las instituciones está el gobierno que te oprime”, insiste.
Esta opresión, que pareciera inamovible por su longevidad, no se constriñe solo al gobierno, sino que se repite en diversas estructuras en toda nuestra sociedad.
“A través de esta opresión —explica—, empieza a existir un tipo de criminalidad”.
Elena Ríos es una joven saxofonista que, en 2019, sobrevivió a un atentado contra su vida. Le aventaron ácido a la cara. Desde entonces ha centrado sus esfuerzos en la búsqueda de justicia.
Bajo una herencia tan grande y dolorosa que pesa sobre nuestra sociedad; este jueves 27 de abril conversamos sobre este tema, que es como el elefante en la habitación
Al encuentro asistieron, además de María Elena, la actriz Marina Vera, el actor Tenoch Huerta y José Antonio Aguilar, el director de Racismo MX; una organización con fines educativos y de investigación que busca conocer cómo funciona el racismo en México.
Pareciera que asumir derechos como privilegios es una especie de legitimación de la sobreexplotación. La palabra privilegio va más allá de tener los derechos básicos, como espacios de esparcimiento u ocho horas de trabajo o tener qué comer. Esas son cosas que deberíamos tener de entrada, pero ¿qué significa tener privilegios?
“Hay varias cosas bien importantes que aclarar”, explica Pepe Aguilar
“Lo digo desde mi lugar de enunciación; yo me veo como un hombre racializado, mi corporalidad se puede realizar, claro, dependiendo del contexto, por que no solo es mi corporalidad, mi gestualidad, mi ropa y mi historia. Aunque eso no me quita una cualidad de persona racializada. Hay un falso debate, o eres oprimido o tienes privilegio”.
Pepe Aguilar
“Claro, en la lucha antirracista históricamente en este país, pues las poblaciones indígenas y afromexicanas han estado en primera línea. Son las poblaciones en las que más gravemente se ha visto el racismo. Eso está muy claro”, dice.
Aunque eso no quita que haya otras situaciones en las que la población mestiza, como se identifica él mismo, puede ser racializada.
“Hay personas que nunca se preguntan, estando en un lugar, si pertenecen ahí, o si su voz debería ser escuchada”, explica Pepe. “Yo, como soy una persona morena, si hablo de racismo se me va a asociar con: Es chairo, es un resentido. En cambio con mi novio, que es blanco, blanquísimo, la respuesta es: Tiene razón, porque es blanco y está hablando del entendimiento, es científico”.
Entonces, ¿cómo es que hablar de un derecho se vuelve un privilegio? Según el actor Tenoch Huerta, esto sucede por la carencias de muchos grupos; del goce de sus derechos, que son limitados sistémicamente por el estado; o por una empresa, por las costumbres de una sociedad, o a veces hasta por la ética o la moral; como si el goce de estos derecho dependiera de un concepto clave: la blanquitud.
“La blanquitud son los sistemas de validación y los usos y costumbres que usamos para definirnos y que tienden a lo blanco del Norte global; como la acumulación de riqueza sobre la creación de comunidad. Creer que generar riquezas es más importante que generar comunidad, es una tendencia hacia la blanquitud. Creer que un empresario es más chingón cuando más empleados tiene, porque tiene el control sobre muchos cuerpos, es blanquitud”.
Tenoch Huerta
“Está jodido, sí, está jodido. La palabra no nos tiene que asustar. ¿Somos privilegiados? Sí lo somos ¿Tenemos conductas que tienden a la blanquitud? Claro, porque aquí nos formaron. No veo nada de malo aceptar que uno tiene privilegios o que está en una posición de poder de influencia. Lo que nosotros queremos es que estos privilegios se vuelvan derechos”.
Al respecto, Marina Vera, actriz, asegura que nosotros como sociedad debemos accionar ante las situaciones de racismo o abuso.
“En eso creo que entramos nosotros que somos de una ciudad, de esta clase que nos creemos media estudiada, que nos dieron un papel en las universidades, pues bueno qué vamos a hacer con esos privilegios en esta sociedad en la que estamos. No es solo culpar, sino preguntarnos qué hacemos”.
Mariana Vera
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