Haciendo arenga de la independencia y de la soberanía de los estados de América Latina, el presidente López Obrador pidió a Estados Unidos levantar el bloqueo económico en contra de Cuba; desde un Zócalo cercado, por segundo año consecutivo y en compañía del presidente cubano, aseguró: “Ningún Estado tiene derecho a someter a otro”
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Presidencia y Arturo Contreras Camero
CIUDAD DE MÉXICO.- A 211 años que el cura Hidalgo iniciara su gesta por libertad y justicia, como cada 16 de septiembre, la plaza del Zócalo está repleta de jóvenes de las fuerzas armadas con uniformes impecables. Probablemente ninguno imagina lo que van a escuchar en unos minutos.
Entre ellos, camina el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien iza la bandera y pasa revista. Minutos después, aprovechando la parafernalia independentista y soberana del día, el mandatario mexicano un mensaje por el que sabe que será criticado: pide levantar el histórico bloqueo económico que sostienen Estados Unidos en contra de Cuba.
Desde que invitó al presidente de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, al país, las olas de anticomunistas de México se desataron en críticas. Se recrudecieron cuando López Obrador anunció que sería un invitado de honor al desfile conmemorativo de la independencia.
Ahí, con el presidente cubano a un lado y lo mejor de las fuerzas armadas de testigo, el presidente mexicano dijo: “El gobierno que represento llama respetuosamente al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo contra Cuba, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país”.
Después, le dirigió el mensaje a Biden, primero citando a George Washington: “Las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”. Y luego, recordó a Jimmy Carter, quien devolvió el canal (y su soberanía) a Panamá.
“Ojalá que el presidente Biden, quien posee suficiente sensibilidad política, actúe con esa grandeza y ponga fin, para siempre, a la política de agravios hacia Cuba”.
“Dicho con toda franqueza: se ve mal que el gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno”, remató.
Minutos antes, tal vez inspirado en mandar un mensaje a todas las críticas que recibió ante la decisión de invitar al presidente de Cuba a México, López Obrador enlistó una recopilación de ofensas dirigidas a Miguel Hidalgo, el dirigente mexicano que más insultos ha recibido en la historia, según dijo el presidente.
Escolástico sombrío, monstruo, padre de gentes feroces, perversísimo, ignorantísimo bachiller Costilla, primogénito de Satanás, liberticida, insecto venenoso energúmeno, demagogo
Fueron algunos de los motes que trajo a la mente López Obrador.
Por su parte, el presidente cubano Díaz-Canel hizo memoria de la relación especial que ha mantenido Cuba con México, desde las tropas que se enviaron para combatir las invasiones texanas en 1835 y la americana de 1946, y los generales que en 1854 apoyaron el Plan de Ayutla, que desconoció el gobierno de Santa Anna. Al apoyo Cubano con el que contó Benito Juárez en el Congreso, en su gobierno, durante su exilio y en la Guerra de Reforma.
Por supuesto, mencionó el encuentro histórico entre Fidel Castro y El Che Guevara, a unas cuadras de este Zócalo, y la ayuda que recibieron para zarpar del puerto de Tuxpan, en Veracruz, en el yate “Granma”, para iniciar la revolución en contra del dictador Batista.
Después recordó que México fue el único país de América Latina que no rompió relaciones con la Cuba revolucionaria cuando la isla fue expulsada de la Organización de los Estados Americanos “por un mandato imperial”, según dijo Díaz-Canel. Esa misma OEA que el mismo López Obrador calificó de vieja y que sugirió renovar con una nueva organización de naciones latinoamericanas y que pudiera tener un primer esbozo este fin de semana, cuando inicie la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) en el país.
Así, de cara a los representantes de presidentes de toda América que se reunirán este sábado, el presidente cubano dijo:
“Permítame decirle, querido presidente, que Cuba recordará siempre sus expresiones de apoyo, su permanente reclamo por el levantamiento del bloqueo y porque se convierta al voto anual de Naciones Unidas en hechos concretos, algo que su país ha cumplido de forma ejemplar para con nuestro pueblo”.
Esta fue la primera aparición internacional del presidente cubano en la arena internacional después de las protestas en la isla a finales del pasado mes de julio.
“La decisión de invitarnos tiene un valor inconmensurablemente mayor en momentos en que sufrimos los embates de una guerra multidimensional con un bloqueo criminal recrudecido. Estamos enfrentando, paralelamente, una agresiva campaña de odio, desinformación, manipulación y mentiras. Bajo el fuego de esa guerra total, la solidaridad de México con Cuba ha despertado en nuestro pueblo una mayor admiración y el agradecimiento más profundo”.
Más tarde, en su cuenta de Twitter, aseguró que el presidente mexicano dio «una clase magistral de historia y una gran prueba de valentía».
La visita de Díaz-Canel no solo viene a colación por el encuentro de la Celac, sino también es parte de una serie de conmemoraciones históricas a las que el presidente López Obrador ha invitado a diferentes mandatarios y líderes de diferentes estados latinoamericanos.
En febrero, el presidente argentino Alberto Fernández acompañó a López Obrador a la conmemoración de los 200 años del Plan de Iguala, en Guerrero. La relación con Argentina ganó relevancia en el país gracias a la intermediación que realizó México entre ese país y el fondo de inversión Black Rock, y después con el acuerdo bilateral de producción y envase de vacunas para covid de AstraZeneca.
En mayo, la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff lo acompañó en la conmemoración de la fundación de la Ciudad de México. En esa ocasión, López Obrador llamó a combatir la desigualdaad en la región.
Después vino la visita de Juan Orlando Hernández, presidente Honduras, a la conmemoración de la batalla de Champotón, en Campeche; de Alejandro Giamattei, de Guatemala, que vino a Quintana Roo a la conmemoración del fin de la llamada Guerra de castas y la petición de perdón al pueblo maya.
En agosto pasado fueGuillermo Lasso, presidente de Ecuador, quien acompañó a López Obrador en la conmemoración de los 200 años de la firma de los Tratados de Córdoba, el verdadero bicentenario de la independencia, como dirían algunos.
Por segundo año consecutivo, las calles aledañas al Zócalo de la Ciudad de México presentaron un déficit de personas que asisitieran a ver el tradicional desfile militar. Sin embargo, la pandemia de covid-19 no evitó que centenares de personas llegaran desde las ocho de la mañana a la Avenida 20 de Noviembre para ver a los soldados de la Marina, del Ejército y de la Guardia Nacional desplegar lo mejor de su equipo y armamento.
Familias que se suben a los carros-tanque, las fotos con los cadetes y los soldados que, engalanados o con sus equipos únicos llenaron la avenida previo al arranque del desfile.
Una noche antes, durante la ceremonia de El Grito de Independencia, apenas unas cuantas familias pasearon por estas calles. Algunas acudieron por terquedad, otras por que no se enteraron que no se admitiría gente en la Plaza de la Constitución. En todo caso, los cordones policiacos las mantuvieron alejadas de la plancha, so pretexto de la pandemia.
El presidente López Obrador agregó a la arenga tradicional de los héroes patrios otros 10 ¡vivas!: a los héroes anónimos, a la libertad, a la justicia, a la igualdad, a la democracia, a la honestidad, a nuestra soberanía, a la fraternidad universal, al amor al prójimo y a las culturas del México prehispánico.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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