1 febrero, 2021
Es posible recuperar las poblaciones de tiburones, un elemento clave de la salud de los mares. Será fundamental que el gobierno mexicano no solamente pague subsidios, sino que vuelque sus esfuerzos en mejorar y hacer valer la ley
Twitter: eugeniofv
El mundo se queda sin tiburones y sin sus primos evolutivos, las mantarrayas, y eso quiere decir que todos en el planeta nos quedamos sin los grandes limpiadores de los mares y sin los depredadores que garantizan su diversidad y salud. Un reporte apenas publicado en la revista académica Nature presenta un panorama desolador para estas especies: su abundancia ha caído 71 por ciento en apenas medio siglo, principalmente a causa de la sobrepesca. México no es inocente en este desastre; muy al contrario, es un cómplice importante por el descuido en que tiene a sus mares, por la poca importancia que brinda a sus aguas territoriales y por el descontrol de sus mercados y sus subsidios.
El estudio, liderado por Nathan Pacoureau y en el que participaron científicos de Australia a Canadá, pasando por Panamá, Francia y Sri Lanka, advierte que el riesgo de que se extingan especies enteras de mantarrayas y tiburones es muy alto y eso es mala noticia para todos. Como explica la organización no gubernamental Oceana, los tiburones —como por lo demás todos los depredadores en la cúspide de las cadenas tróficas— son la clave para mantener la diversidad de los arrecifes coralinos y prácticamente todos los ecosistemas marinos.
“Los tiburones —sostiene la organización dedicada a la conservación de los mares del mundo— ayudan a eliminar a los débiles y enfermos y a mantener el equilibrio con los competidores, garantizando así la diversidad de especies”. Por ejemplo, sin tiburones no hay coral que sobreviva: al desaparecer los tiburones no queda nadie que se coma a los meros, y como los meros se acaban a los herbívoros nadie se come las algas; como proliferan las algas, ellas dominan el ecosistema a costa de los corales. Al final, sin tiburones no hay arrecife que sobreviva.
La situación en México es la misma, si no es que algo peor, pero sabemos poco sobre ella. La información pública sobre los mares del país es muy deficiente y dispareja, y se actualiza a trompicones y siempre a destiempo. La Carta Nacional Pesquera, que debería presentar la información relevante sobre el tema, apenas se ha actualizado cinco veces en lo que va de este siglo. Oceana pidió a la Comisión Nacional de Pesca la información sobre las especies de tiburón que hay en México, sobre su estado y abundancia, pero al final la información que recibió no estaba clasificada por especie, sino simplemente separaba “tiburón” y “cazón”.
Por lo demás, la información que sí tenemos es elocuente sobre el triste estado de los escualos en el país. Las pesquerías están o “aprovechadas al máximo sustentable” o “en un nivel máximo de aprovechamiento”, cuando no están en “deterioro”.
Con la llegada del gobierno de López Obrador se han producido cambios muy sustanciales en muchas áreas. En materia de política pesquera sí se ha registrado una reorientación de los subsidios pesqueros. Hoy el grueso de ellos se destinan a productores en zonas rurales y a pueblos indígenas. Eso supone un avance, porque hay menos dinero para los gigantes de la industria, o para combustibles, que hacen tanto daño a los mares.
Sin embargo, la opacidad y ambigüedad de las reglas de operación deja muy abierta la puerta para que las cosas se hagan mal. Según la organización Causa Natura, al no haber un padrón de pescadores completo y con un abanico tan amplio de beneficiarios potenciales de los subsidios pesqueros, no sabemos qué está pasando y lo mismo podría ser muy beneficioso que muy dañino.
A pesar de lo negro del panorama, el equipo que lideró Pacoureau sostiene que es posible recuperar las poblaciones de tiburones y, con ellos, un elemento clave de la salud de los mares. En el caso mexicano, para ello será fundamental que el gobierno gobierne y no solamente pague subsidios.
Más que concentrar su acción en la entrega de cheques, será muy importante que vuelque sus esfuerzos en mejorar y hacer valer la ley, en construir capacidades para que la pesca sea sustentable, en encontrar nuevos mecanismos y acciones para que las comunidades pesqueras consoliden su capacidad para conservar los ecosistemas de los que viven. El futuro de los mares y de todo el país va en ello.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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