La exigencia de justicia por los crímenes impunes de activistas en México resuena en las celebraciones de la comunidad mexicana en Nueva York
Texto y fotos: Aranzazú Ayala y Ximena Natera
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- Antonio Tizapa Legideño tiene el mismo nombre que su padre, don Antonio Tizapa, corredor amateur y residente de Nueva York, fundador del equipo “Running for Ayotzinapa 43″.
Aunque don Antonio corre desde 2010, en 2014 empezó a hacerlo con una playera que decía “Ayotzinapa 43”. Su hijo Antonio Tizapa Legideño desapareció el 26 de septiembre de ese año junto con otros 42 compañeros de la normal rural de Ayotzinapa, Guerrero.
“Yo no quería que se enteraran, porque yo quería que nuestros hijos aparecieran lo más pronto posible, pero las noticias invadieron todas las redes y se dieron cuenta que yo era un papá (de los 43)”, relata.
Entonces la gente le preguntaba cómo podía ayudar. Así fue como empezaron a imprimir playeras y regalarlas, con la intención de que el equipo de corredores amateurs se dedicara a visibilizar la desaparición de los 43 estudiantes.
Como no estaban registrados oficialmente ante el club que organiza el maratón de Nueva York, el más grande del mundo, se vieron en la necesidad de inscribirse formalmente para tener más visibilidad. Ahí se creó el equipo “Running 4 Ayotzinapa 43”.
Este año el equipo participó nuevamente en el maratón. Portaron playeras verdes con la leyenda y llevaron una bandera de México.
En entrevista al término de la carrera, don Antonio explicó que el color verde es por la esperanza que tienen, además de ser un color de la bandera mexicana. También, por el verde de las tortugas que representan a la normal.
El equipo reúne cerca de 50 personas de México, Guatemala, Argentina, Chile, Colombia y Ecuador. Buscan no sólo visibilizar la desaparición de los 43, sino de todos los migrantes centroamericanos en territorio mexicano. Además, todas las decenas de miles de desapariciones en México, impunes.
El 5 de diciembre de este 2019 “Running for Ayotzinapa 43” organizará su primera carrera oficial en el circuito de Nueva York. Su meta sigue siendo visibilizar a través del deporte la problemática que atraviesa México.
En Nueva York hay cerca de 350 mil mexicanos, principalmente en los barrios de Queens, el Bronx y Brooklyn. Este año es la primera vez que los residentes de Brooklyn, al sureste de Nueva York, festejaron Día de Muertos en un espacio público, concretamente en un cementerio, como se hace en México.
El Green-wood Cementery abrió sus puertas para albergar “Día de los Muertos celebración familiar”. Regalaron hojaldras y champurrado. Hubo talleres para niñas y niños, y lectura en voz alta de un cuento bilingüe que explica la tradición del Día de Muertos.
Para las familias de la zona era la primera vez que la celebración mexicana pasaba de la intimidad de las casas a un espacio colectivo, e invitaba también a estadounidenses a participar para unir las dos culturas que conviven en el mismo espacio.
El Día de Muertos en New Haven, Connecticut, no fue sólo familiar sino político. El grupo “Unidad Latina en acción” organiza cada año un desfile el 2 de noviembre para conmemorar la fecha, pero también para hacerse visibles y para combatir las políticas contra migrantes.
Este año una de las calaveras gigantes que bailaban en los hombros de los asistentes representaba a Samir Flores Soberanes. El comunicador comunitario, de Radio Comunitaria Amiltzinko, fue asesinado el 20 de febrero de 2019 en Amilcingo, Morelos.
El desfile atraviesa algunos de los barrios más marginados de New Haven. La contrastante ciudad tiene una gran población latina, mayormente tlaxcaltecas. Por un lado, es la cuna de la prestigiosa universidad Yale. Por otro, tiene vecindarios con altos niveles de pobreza.
Durante más de hora y media de caminata, además de llevar música y baile, los asistentes leyeron dos calaveras en español, dedicadas a temas de migración y con un mensaje contra la xenofobia y los discursos de odio.
En el festejo participan familias enteras tanto de New Haven como de sus alrededores. La fiesta el centro cultural puertorriqueño “Bregamos”. La comida para los más de 300 asistentes fue donada y todo el trabajo para la organización se hizo con voluntarios hispanos unidos.
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