27 julio, 2025
La tercera marcha contra la gentrificación en la Ciudad de México fue contenida por un fuerte operativo policial que superó en número a los manifestantes, imposibilitando su arribo a la embajada de los Estados Unidos. Empresarios exigen sanciones más duras tras reportar pérdidas millonarias
Texto: Camilo Ocampo, con información de Arturo Contreras
Foto: Camilo Ocampo
CIUDAD DE MÉXICO. – La tercera marcha contra la gentrificación en la Ciudad de México fue inhibida por la presencia de policías de la capital, quienes afirmaron, a través de sus directivos, que el protocolo fue para «asegurar el orden».
#Entérate | Este sábado se llevó a cabo la tercera marcha contra la #gentrificación en la ciudad, convocada por el @FrenteViviendaJ.
Como la semana pasada, la cantidad de policías fue mayor al del contingente pic.twitter.com/PawD7F4C59
— Pie de Página (@PdPagina) July 27, 2025
A la protesta, convocada por el Frente por la Vivienda Joven, también se sumaron cientos de personas de otras organizaciones sociales y Alcaldías de la Ciudad de México. Su objetivo era llegar a la embajada de los Estados Unidos en México, sin embargo, ante la presencia de policías, decidieron modificar su ruta y marchar del Hemiciclo a Juárez rumbo al Zócalo capitalino.
La intención fue evitar caer en provocaciones, como hace una semana durante la segunda marcha del 20 de julio. Las consignas, sin embargo, son las mismas: alto a la gentrificación y el encarecimiento de la vivienda en la capital.
#Ahora🔴 En la segunda marcha contra la gentrificación en Fuentes Brotantes, pese a que el gobierno capitalino cortó las vialidades, los contingentes continúan avanzando con una fuerte presencia policiaca.
📹 @CaemOG pic.twitter.com/94hrjp7JL1— Pie de Página (@PdPagina) July 20, 2025
La segunda movilización ocurrió al sur de la Ciudad, en Fuentes Brotantes, una zona afectada por el acoso inmobiliario y el encarecimiento de la vida, que ahora libra una batalla contra un complejo habitacional, el cual pone en riesgo su identidad y las pocas áreas verdes que quedan.
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A las 2:30 de la tarde, media hora antes del comienzo de la marcha, las personas comenzaron a llegar a la estación de Metrobús donde fue la cita. Los negocios comenzaron a bajar sus cortinas, y la policía desplegó un operativo desde Dr. Gálvez, que provocó el cierre de 6.5 kilómetros de vialidad.
Eso no detuvo a los contingentes: sin importar la distancia, algunos optaron por caminar y otros por tomar camiones para llegar. Sobre las aceras caminaban varias personas con carteles.
A las 3:30, un contingente que ya se encontraba en el lugar se trasladó hasta El Caminero, donde fueron encapsulados por la policía capitalina, impidiendo su avance.
Sobre Avenida Insurgentes Sur, los únicos automóviles que pasaban eran los que transportaban a policías: patrullas, tanquetas de agua, camiones de granaderos y camiones de ruta, llenos de uniformados pertenecientes a los grupos Zorros, Guerreros, Ateneas y Marco Polos.
Uno de los contingentes, que llegó una hora y trece minutos después (a las 4:43), logró que los policías rompieran el cerco para mezclarse con la multitud y continuar con la protesta. Sin embargo, tras una breve votación, se optó por continuar con el mitin en Ciudad Universitaria para evitar confrontaciones con la policía.
Aunque el gobierno capitalino había anunciado semanas antes que durante la protesta la presencia de autoridades sería menor y que mantendrían una distancia razonable, lo que ocurrió fue que más de 800 policías caminaron a menos de un metro de los manifestantes, y se desplegó un gran operativo con el fin de proteger los inmuebles.
Durante el trayecto, una joven con una boina negra, el rostro cubierto por un paliacate rojo y un cartel en el que se leía «Este diálogo no lo entendemos», habló en entrevista para Pie de Página sobre la presencia de granaderos y el mensaje que buscaba compartir:
«No es posible que nos manden tantos policías. Desde un primer momento sabían que [la marcha] era pacífica; lo estuvimos diciendo en redes sociales y la gente agarró la onda. Pero ahora vienen y nos mandan a policías que nada más nos andan provocando. Pero no vamos a caer».
Mientras avanzaba, también reflexionó:
«Creo que es más violento un desalojo. Ahí sí golpean gente, muchas veces inocente, les roban sus cosas, y quienes lo hacen son los mismos que hoy nos quieren reprimir. ¿Cómo dialogar con ellos?
El transcurso de la marcha fue pacífico. Las consignas se enfocaron en rectificar que no era una marcha con tintes xenófobos: «Migración sí, gentrificación no» era la voz bajo la cual se encaminaban a CU para escuchar los posicionamientos y experiencias contra el desplazamiento y el encarecimiento de la vida.
En los discursos también fueron claros: «Este es un movimiento promigrantes, proderechos humanos, prolgbtiq+ y procausas sociales», afirmó una integrante.
La dirección política del movimiento fue contundente cuando, al comienzo, corrieron a un grupo de ultraderecha que se hizo presente: jóvenes portando la bandera de México y uniformados con batas blancas con un águila real bordada, pertenecientes al Partido Nacionalista Mexicano.
Una estación antes de llegar a Ciudad Universitaria, en Perisur, un grupo perteneciente al Bloque Negro tuvo un altercado con la policía que provocó que rompieran algunos vidrios.
Mientras ingresaban, un joven con el pelo largo y chamarra verde militar dijo en un altavoz:
«Una vez más nos obligan a reunirnos en los pocos espacios autónomos que tenemos, y nuevamente la UNAM de los estudiantes es el refugio de una lucha».
Una vez en CU, los uniformados se detuvieron y los contingentes llegaron hasta la explanada del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), donde leyeron los pronunciamientos.
El Frente de Anáhuac mencionó:
«Nuestra intención no es reivindicar el derecho a una ciudad que nos ha excluido sistemáticamente, sino reconstruir los territorios con nuevas bases que consideren la gestión común de los mismos desde los propios habitantes, en relación con la naturaleza: bosques, aire, agua, ríos, canales, chinampas, suelo de conservación y sin considerarlos como una mercancía».
Por otro lado, un joven con el rostro cubierto afirmó:
«No es racismo y xenofobia decir que queremos a los yanquis fuera de América Latina, pues no nos referimos a su nacionalidad, nos referimos a sus ideas, al intervencionismo estadounidense, ese que a través de la CIA tiene a todos los pueblos del sur global oprimidos y la imposición de sus deseo; no son dueños del mundo y lo vamos a demostrar. No se trata de nacionalidades.
«Hay que señalar que ellos son el problema. ¿Pero quiénes son ellos? Son los empresarios, la clase acomodada de todo el mundo, el Estado, los sionistas que sienten el derecho divino de asesinar pueblos enteros. ¿Pero derecho divino? ¿Qué dios? En mi tierra su dios no es soberano».
También pidieron cancelar y analizar las construcciones en torno al Mundial de Fútbol.
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Mientras se pronunciaban, un grupo de jóvenes optó por realizar una acción directa en contra del MUAC y expropiaron una librería al interior de CU para obsequiar los libros. Con eso marcaron el final de la protesta.
En entrevista para este medio, Jorge García, abogado de la empresa Graus, contó que ya existen carpetas de investigación abiertas —que no han continuado— contra activistas por lo que calificó como «vandalismo» en las puertas del desarrollo inmobiliario.
Además, aseguró que «la marcha no tiene que ver con el desarrollo» y que el proyecto continúa en pie, a pesar de los reclamos de vecinos. También mencionó que no se hará una nueva consulta debido a que la consultora GMI, misma que participó en el «Conjunto Estadio Azteca», ya lo hizo.
A raíz de la protesta contra la gentrificación del pasado 4 de julio en la capital, empresarios han hecho circular información en diversos medios y advierten de la aplicación de medidas represivas contra manifestantes por los daños provocados durante el primer semestre. Además, aseguran que buscarán controlar las protestas.
De acuerdo con información difundida por El Universal, Vicente Gutiérrez, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (CANACO-SERVYTUR CDMX), afirmó que las marchas han provocado «pérdidas económicas superiores a los 350 millones de pesos por ventas no realizadas, además de daños materiales que superan los 20 millones, principalmente a causa de actos vandálicos cometidos por el llamado «Bloque Negro»».
Según la misma entrevista, existen 15 carpetas de investigación en la Fiscalía capitalina contra el BN derivadas de las protestas, y tienen como finalidad que los dueños puedan cobrar los seguros y recuperar las pérdidas.
A los reclamos del sector empresarial se sumó el G9, el sistema de coordinación de diversos organismos empresariales que buscan participar de manera activa en las tomas de decisiones gubernamentales: la CANACO-SERVYTUR CDMX, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (CANIRAC), la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México, la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI) y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA).
En un comunicado firmado por las distintas cámaras empresariales, aseguran que colaborarán con el gobierno capitalino —a cargo de Clara Brugada— para lograr que sus negocios no se vean afectados por las protestas.
Bajo esa lógica, Vicente Gutiérrez también aseguró en diversos medios que «en agosto, el Congreso local revisará el marco jurídico sobre la alteración del orden público, con el fin de imponer sanciones más severas a quienes recurren a la violencia en protestas».
Además, propuso una serie de acciones para que las inconformidades sociales no afecten a sus negocios:
«Que en las manifestaciones se prohíba el uso de pasamontañas y el uso de máscaras, porque además, como todos los entes cobardes, se escudan en la multitud. Yo creo que hay arterias, como por ejemplo: Reforma, Insurgentes, Tlalpan, evidentemente el Viaducto, todo lo que tiene que ver con los aeropuertos, que esos deberían de ser intocables, porque eso estrangula la actividad económica, estrangula las necesidades que tenemos los capitalinos, porque también nosotros tenemos derechos».
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