La arriera de Isabel Cristina Fregoso retrata el viaje de Emilia, una joven que desafía los roles de género en los años 30. Protagonista del Festival MIX México 2025, la película explora amor sáfico, identidad y libertad en un mundo masculinizado
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Tomada del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO. – El Festival MIX México es un espacio que, durante casi tres décadas, se ha dedicado a retomar y visibilizar filmes sobre las distintas vivencias LGBT+; un evento que retoma el arte como forma de protesta y expresión, abriendo espacios a voces que suelen pasar desapercibidas en el cine.
La 29.ª edición del festival arrancó con la proyección de La arriera, una cinta mexicana dirigida por Isabel Cristina Fregoso, ubicada en la década de los años 30 en la sierra de Jalisco. La protagonista, Emilia, es una chica adoptada luego de que su madre falleciera en el parto y que, al volverse adolescente, se embarca en la búsqueda de su padre, en un viaje que la obligará a analizarse a sí misma desde una nueva perspectiva.
Desde pequeña, Emilia creció estigmatizada socialmente por no actuar bajo los estándares que se supone rigen a una mujer. Su respaldo siempre fue Caro, quien se crió a su lado como una hermana. Ambas se acostumbraron a vivir bajo el mandato de su padre y hermano, pero una noche, Emilia decide huir de su hogar para encontrar a su padre —del que solo sabe que es arriero—, como un acto de oposición a los hombres de su familia.
En su camino, se encuentra con un arriero al borde de la muerte. Emilia habla con él y se da cuenta de que su situación ya no tiene salvación, por lo que no le queda más que acompañarlo en sus últimos momentos. Entonces, el hombre le dice que puede llevarse a Encanto, su caballo, y le encomienda su última voluntad: cumplir con un encargo pendiente. Así, Emilia se dirige a su destino con su nuevo compañero.
Durante este tiempo, deja de lado su posición de mujer para presentarse como varón. Rompe con el rol establecido para su género y es consciente de lo necesario que es esto en su contexto, dominado por hombres. No rechaza su feminidad, pero sabe que esta la vuelve vulnerable. Mientras sea percibida como mujer, será violentada como tal.
No obstante, conforme avanza la cinta, vemos cómo su seguridad aumenta, pues esta versatilidad en su identidad le permite un mayor autoconocimiento, estableciendo su propia forma de ser mujer, distinta a lo que siempre se le enseñó.
Lo que comienza como la búsqueda de un padre, con el tiempo se transforma en una búsqueda pasional y, sobre todo, personal.
A medida que enfrenta adversidades, Emilia replantea sus vínculos y su forma de relacionarse, especialmente con Caro, quien no solo ha sido su pilar de apoyo, sino también su motivación para seguir adelante, pues le prometió regresar por ella.
El personaje de Emilia se profundiza al analizar lo que implica autodenominarse arriera. Primero, porque es una labor ligada a la masculinidad, asociada al orgullo y al honor, atributos históricamente negados a la mujer. El arriero es libre, recorre las montañas con su caballo; es bravo, defiende su dignidad a toda costa —prefiere morir de pie que vivir de rodillas— y tiene el control sobre los animales y los encargos. Que una mujer de esa época reclame estos elementos representa un acto de fortaleza.
La película utiliza a los caballos como símbolo para explorar el miedo y las estructuras de poder. Quien monta a caballo tiene libertad, fuerza y presencia; quien está en el suelo debe mirar hacia arriba, en una analogía de poder vertical. Sin caballo, el arriero no avanza; el animal se vuelve su compañero de vida, siendo así un personaje esencial en la historia.
Esta metáfora se refleja en Emilia y Caro, quienes redefinen su vínculo fuera de la estructura heteronormativa que conocieron. Su dinámica no se basa en la superioridad, sino en la complementariedad: cuando están juntas, ambas están a pie o ambas montan. Su unidad se rige por el amor, no por el poder, algo revolucionario en su sociedad.
El Festival MIX 2025 presentará su muestra del 19 al 30 de junio en el Cine Tonalá, Cinépolis Diana, Cineteca Nacional y la Cineteca Nacional de las Artes. La arriera está disponible en todos estos espacios.
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