El gobierno de México vendió sólo 9 de las 27 propiedades que remató en una subasta pública en Los Pinos. El problema fue que las casas, departamentos y ranchos están marcados por la llamada guerra contra el narcotráfico. Los 56.6 millones de pesos recaudados se destinarán a municipios de la Montaña de Guerrero y una parte al Fondo para la Ley General de Víctimas
Texto: José Ignacio De Alba
Fotos: María Fernanda Ruiz
A primera vista parece una oportunidad inigualable: el departamento está en un condominio de lujo, en una zona residencial de Morelos. El lugar tiene albercas, asoleaderos, spa, gimnasio, terrazas, una vista envidiable y además, se ubica en un sitio céntrico de Cuernavaca, también llamada –por su buen clima– “la ciudad de la eterna primavera”.
El precio por vivir en este piso parece justo: 3 millones 580 mil pesos. El único detalle es que ahí vivió y fue asesinado Arturo Beltrán Leyva, en un enfrentamiento con elementos de la Marina. En plena puja se proyectan fotografías del departamento, pero el recuerdo del legendario narcotraficante se mantiene vivo. Y es difícil olvidar para los propios asistentes de la subasta.
Las tomas televisivas que dieron cuenta del operativo federal de 2009 retrataron estas mismas paredes que promociona la subasta. El escenario de una guerra que dejó las habitaciones con charcos de sangre. El propio cuerpo, sin vida del capo, hinchado, deforme por el granizo de balas con los pantalones boca arriba.
El subastador trata de emocionar al público, “¿quién se lleva este hermoso departamento?”. El público queda en mutismo, después de un par de minutos y con el martillazo de madera se declara “desierta” la puja por el inmueble que perteneció al “jefe de jefes”.
Este domingo, el gobierno mexicano sólo logró colocar 9 de los 27 inmuebles en la segunda subasta que organiza en Los Pinos, la antigua casa presidencial. Las propiedades subastadas fueron incautadas por la Fiscalía General de la República o por el Poder Judicial de la Federación. Pero las casas, departamentos y ranchos menos populares son los que se ubican en Sinaloa, Tamaulipas, Sonora y Morelos.
La especialista en bienes raíces Ángeles Alva explica que esas propiedades no tienen éxito “por miedo”. La mujer explica que es común que esas propiedades “las recoja” el crimen organizado por la fuerza después de que le fueron incautadas. Remata diciendo: “¿Usted viviría en la casa en que vivió un narcotraficante?”
La primera subasta para recaudar fondos tuvo éxito entre los participantes, el evento se vivió en momentos con ánimos festivos. Ese día se vendieron casi 80 automóviles; desde vochitos hasta un exótico Lamborghini. Los jardines y el circuito de calles del recinto se abarrotaron de coches y de entusiastas que querían participar o sólo ver los carros de lujo. En total el gobierno mexicano obtuvo casi 30 millones de pesos que repartió a los dos municipios más pobres de Oaxaca.
En esta ocasión fueron muy pocos los curiosos que presenciaron el evento, en su lugar hubo un operativo de seguridad de la Policía Federal que resguardó a los participantes, algunos de ellos dispuestos a gastar hasta un millón de dólares en la subasta. Y varias de las compras se hicieron mediante subasta telefónica.
La propiedad que alcanzó un mayor precio fue una casa en el Estado de México que llegó a los 22 millones de pesos. El comprador atendió la puja por teléfono.
De los 9 inmuebles que se lograron vender, en cinco no hubo necesidad de pujar. Las propiedades se vendieron con su precio de salida. Aún con eso el gobierno mexicano logró recaudar 56.6 millones de pesos. El dinero se destinará a municipios de la Montaña de Guerrero y una pequeña parte se dará al Fondo para la Ley General de Víctimas.
Uno de los inmuebles que no tuvo comprador en la subasta fue una propiedad confiscada al narcotraficante Carlos Montemayor, también conocido con “El Charro”. La subasta por el rancho llamado “Los Tres García”, con un precio de salida superior a los 30 millones de pesos y un lienzo charro, se declaró desierta.
Otro de los inmuebles, ubicado en Jiutepec, Morelos, que perteneció a integrantes del Cártel de Jalisco Nueva Generación, valuada en más de 6 millones de pesos, no tuvo comprador.
Tampoco encontró interés entre los asistentes una casa ubicada en Los Cabos, Baja California, ligada a la familia de narcotraficantes Arellano Félix. El valor inicial del inmueble era de 15 millones 303 mil pesos, pero nadie se interesó y la subasta se declaró desierta.
Pie de Página cuestionó a Ricardo Rodríguez Vargas, encargado de la subasta, sobre si la procedencia de los inmuebles perjudicó la subasta, el hombre aseguró “no influyó” y atribuyó la poca demanda a que “en general es difícil vender bienes inmuebles”.
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