18 enero, 2022
En lo que va de la pandemia, la mitad de quienes rentan una vivienda o pagan hipoteca en la capital mexicana se vieron en dificultades para continuar pagando y una tercera parte tuvo que mudarse. Así lo revela un estudio del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y la Oficina para América Latina de la Coalición Internacional para el Hábitat
Texto: Redacción Pie de Página
Foto: Armando Monroy / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- La pandemia ha impactado en el acceso a la vivienda.
Según un sondeo realizado por la Oficina para América Latina de la Coalición Internacional para el Hábitat, en conjunto con el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS-UNAM), en Ciudad de México el 55 por ciento de quienes pagaban una hipoteca o una renta antes de la pandemia tuvieron dificultades para continuar haciéndolo.
“Entre las dificultades económicas que influyeron en el pago de la renta las menciones más frecuentes son la pérdida del empleo, ingresos insuficientes, decesos y problemas de salud (algunas personas señalan haber tenido covid-19)”, dice el informe.
La situación de emergencia no acaba a dos años del inicio de la pandemia. En el sondeo se registró que la mitad de las personas entrevistadas afirma que es probable que en los próximos meses no pueda pagar la renta por falta de ingresos.
Del total de las personas entrevistadas, además de quienes tuvieron problemas para pagar la renta, una tercera parte, 32 por ciento, tuvieron que mudarse por la imposibilidad de costear el mismo pago.
Del total de las personas que se mudaron de residencia, 57 por ciento fue dentro de la capital mexicana, cerca de una quinta parte se movió hacia el Estado de México y otra quinta parte a otra entidad del país.
Del total de las personas que se mudaron de residencia, en 62 por ciento de los casos se debió a “dificultades para pagar la renta”; a 15 por ciento le “pidieron la vivienda que le prestaban” y a un 5 por ciento “le pidieron la vivienda que rentaba”.
El sondeo se realizó a 409 personas mayores de 18 años de edad que antes de la pandemia estaban pagando renta o hipoteca.
“A pesar de que estos resultados no son estadísticamente representativos, muestran indicios incuestionables de que, a raíz de la crisis sanitaria, se ha dado un deterioro importante en la situación habitacional de muchas personas que viven en la capital del país. En otras palabras, puede decirse que nuestra ciudad no ha sido capaz de proteger de esta nueva forma de vulnerabilidad que trajo consigo la pandemia y que refuerza vulnerabilidades preexistentes a un sector de la población que depende de alquilar o del crédito hipotecario para acceder a una vivienda”, dice el informe.
Casi una tercera parte de las personas que se tuvieron que mudar regresaron a casa de sus padres o amigos.
“En el caso de las jóvenes, destaca el hecho de que muchas se vieron obligadas a volver a la casa de los padres, con la consecuente pérdida de autonomía y la incertidumbre sobre el futuro”, dice el informe.
El tipo de vivienda más frecuente antes de la pandemia era el departamento, después cuarto en vivienda más amplia y finalmente, casa independiente/sola. El informe señala que al momento del Sondeo “departamento” siguió ocupando el primer lugar, aunque disminuyó el peso que tenía en la distribución. En cambio, “casa independiente/sola” incrementó su importancia numérica (se duplicó en porcentaje) y pasó a ocupar el segundo lugar. Este resultado está asociado probablemente al hecho de que muchas personas regresaron a vivir con familiares y amigos.
Los resultados arrojan que en un 27 por ciento de los hogares que fueron entrevistados bajó el número de personas que aportaban un ingreso, lo cual complicó la situación económica.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (2020) refiere que la pandemia y sus consecuencias económicas impactaron negativamente en el ingreso y el empleo, lo que puso en riesgo varios derechos sociales de las personas en México, como la alimentación, la salud, la vivienda y la educación.
En el caso de la vivienda, la OMS recomienda que una familia no gaste más del 30 por ciento de su ingreso en renta, sin embargo en México las personas ubicadas en el primer decil de ingreso que destinan 61 por ciento de su ingreso, así como las personas de los siguientes dos deciles que destinan 34 por ciento, lo que excede el estándar internacional.
Otra cosa que fue impactada por la pandemia fue el acceso a servicios en la vivienda. En el sondeo, el porcentaje de personas que contaban con agua potable bajó de 96.6 por ciento a 91.5 por ciento, drenaje de 99.2 a 94.9 por ciento, sanitario exclusivo de 90.7 a 83.1, y servicio de internet de 91.5 a 79.7 por ciento.
Las personas autoras del informe refieren que para revertir los problemas de vivienda que aumentó la pandemia es necesario que el régimen inquilinario ocupe un lugar central en la política pública de atención a la pandemia, que se legisle en materia inquilinaria desde una perspectiva de derechos humanos, equilibrando la relación entre personas propietarias e inquilinas y que el Estado regule los precios de renta de acuerdo con los salarios percibidos por los habitantes de la ciudad, ofrezca apoyos específicos para las personas arrendatarias en dificultad y amplíe las opciones para acceder a una vivienda ofreciendo alternativas expeditas a grupos vulnerables que sean desalojados.
Aquí puedes descargar el informe completo.
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