Mujeres organizadas alimentaron juntas a sus bebés en el Museo de Arte Moderno en protesta contra el desalojo de una madre que amamantó a su hijo en una de las salas. El MAM ofreció disculpas y anunció que el cambio en su reglamento
Texto: Vania Pigeonutt
Fotos: Cuartoscuro y Vania Pigeonutt
A partir de este domingo, la entrada del Museo de Arte Moderno (MAM) luce distinta: en las puertas de vidrio hay una señal que indica que sí se puede amamantar.
También hay una campaña armada después del acto discriminatorio que tuvo una mujer lactante hace apenas unos días. En las imágenes se lee: “aMAMantar, un derecho de las mujeres en espacios públicos”. O: “Lactancia siempre en cualquier lugar del MAM”.
Las autoridades del museo aprovecharon incluso una fotografía de Tina Modoti: Niña tomando pecho, 1929, para resarcir su error. Las fotos de Tina son parte de la exposición de mujeres fotógrafas llamada: “Confines, confluencias y conformaciones”, la sala donde decenas de mujeres protestaron con una “Tetada”.
Las mujeres que acudieron ayer al museo dieron de comer a sus bebés en el jardín y las sala donde se exhiben las imágenes de fotógrafas. Le llamaron “Tetada”. Fue una protesta contra la discriminación que sufrió una mujer el pasado 19 de noviembre, a quien los guardias echaron cuando alimentaba a su bebé.
La manifestación fue convocada por la asociación Naturalizando la Lactancia y el centro de maternidad Luperca vía Instagram.
El colectivo publicó una carta en la que exigió una explicación al MAM en la que denuncia que al menos 10 elementos y el jefe de seguridad le mostraron a la mujer el reglamento, el cual decía, en el sexto punto que no se pueden ingerir alimentos o bebidas al interior del museo, “así como no alimentar a los niños en la salas, incluyendo el biberón”.
En el criterio de los guardias, la leche materna es equivalente a frituras o enlatados.
Las mamás decidieron lactar en público en solidaridad con esa mujer.
Ellas llegaron a mediodía con cartulinas que decían: “Normalizando lo normal”, “¿Qué sabe la cría de lugares y momentos para llorar de hambre?”, “Es la medida de salud más importante para reducir la obesidad infantil y enfermedades crónicas en la vida adulta”, “¿Desde cuándo ver a un niño de dos años tomando coca-cola es gracioso, pero verlo tomar teta es horroroso?”.
Varias mamás iban acompañadas de sus parejas y de sus otros hijos que no lactan. El jardín del MAM se llenó en pocos minutos de mujeres que sentadas le mostraron al mundo que no es un hecho extraterrestre alimentar a un bebé. Mucho menos hacerlo en público. En el piso había mantas de cuadritos como si fuera un picnic, carriolas y bebés caminando de un lado a otro, al término.
“No estamos de acuerdo con que a una mujer que está amamantando en un museo, donde se promueve la cultura, sea expulsada del mismo, tomando en cuenta el derecho de la mujer y del infante de ser alimentado de la mejor manera”, dice la carta que publicó la organización Naturalizando la lactancia, y que le entregaron a Natalia Pollak, directora del MAM, con quien acordaron el ingreso al museo.
El colectivo adujo que en el párrafo 3 del artículo 4. de la Constitución y en la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México, en el artículo 26, se establecen infracciones para quienes atenten contra la dignidad de la mujer lactante.
“Son infracciones contra la dignidad de las personas condicionar, insultar o intimidar a una mujer que alimente a una persona lactante en el espacio público”.
Las mamás portaban playeras con dos tetas alegres. Luba Ramírez, una actriz y mamá joven, con dos niñas a sus 26 años, una de casi seis años de edad y otra de uno, contó que se identificó mucho con la noticia. Le impactó y le movió que hayan sacado a una mamá por lactar.
“Es impresionante la cantidad de poca información y de espacios que hay para lactar. Yo sí dejé de amamantar a mi primera bebé, porque por una cuestión de que me daba pena, de que no había espacios, que la gente te juzga. Hay mucho estigma social, se ve como algo antihigiénico he escuchado”, dijo mientras correteaba a su hija pequeña.
La gente toma la lactancia como si no hubiese pudor, y ella no tuvo la suficiente valentía, insistió, como para defender el derecho de su hija la mayor y dejó de darle pecho rápido.
“A mi bebé me la llevo al set y la amamanto sin problemas. Yo tengo un privilegio, pero hay mujeres que la tienen más difícil. Pero si estás en un parque, tanto por el acoso, como si lo van a ver mal, cualquier lugar público no te sientes cómoda, tienes que encontrar un rinconcito para amamantar a tu bebé”, reclamó.
Adriana Reyes de 35 años de edad, quien también participó en la protesta lamentó que algo tan natural y sano y que es un derecho humano, se estigmatice.
“Lactar es algo que en lugar de ponerle obstáculos se debería de promover y apoyar, no sólo a nivel gubernamental, sino también en estos recintos culturales, que promueven el bienestar de la humanidad. De la mano debería haber el apoyo a este tipo de bienestar y de nutrición que es la alimentación natural, que es la lactancia materna”, dijo.
En su opinión es la gente la que se tiene que reeducar y derrumbar mitos como que después de seis meses las mujeres ya no pueden dar leche, porque se convierte en agua, y otros tantos. “La gente debería apoyar algo tan saludable, ecológico y maravilloso”.
La sala en la que protestaron las madres fue simbólica. Al mismo tiempo que ellas gritaban “lactancia y arte para todos”, muchos asistentes al MAM apreciaban fotografías de las prostitutas de Maya Goded; las fotos de mujeres de Bernice Kolko, o las mujeres del México prehispánico de Lola Álvarez Bravo. Las 34 artistas hablando de la “diversidad de consideraciones sobre el cuerpo femenino”.
“Queremos enseñarle a la sociedad que lactar es algo normal, que está bien y que al final para eso son nuestros pechos. Hay un estigma de lactar en público, sobre todo, en donde la gente te juzga, empezando muchas veces por tus familiares”, explicó Ximena Rueda, de Normalizando la lactancia.
Para ella la idea de que está bien que los niños tomen biberón y los pechos son para un tema sexual debe erradicarse de la sociedad. “Esto es normal, que si nuestros hijos tienen hambre, nosotros estamos en un museo, nuestros hijos tienen el derecho de comer y alimentarse de nosotras”.
Recordó que la ley permite lactar libremente, y que quien no esté de acuerdo está incurriendo en discriminación. Es una política no escrita, una convención social, el no apoyar a las mujeres que amamantan, siente. Esto ha provocado que la lactancia merme en los últimos años. Incluso, alerta, se puede convertir en un tema de salud pública.
“La gente ya no ve a tantas personas lactar. Es algo gratis, además aporta a la economía familiar, es ecológico, porque la producción de la fórmula gasta muchísima agua, y contamina como cualquier otra industria. La lactancia es algo natural, es algo que se adapta a las necesidades del bebé. Es algo que les aporta a los niños su nutrición, fortalece su sistema inmunológico, su neurodesarrollo: es un vínculo con la mamá”.
Natalia Pollak Bianchi, la directora del museo, estuvo durante ambas protestas. Reiteró su “disculpa pública” por la mala interpretación del reglamento y aseguró que su personal recibirá capacitaciones en materia de violencia de género y discriminación.
“La lactancia materna no significa ningún riesgo para la conservación de obras dentro de sala. Recibimos una carta por parte de Lupenca y de otra asociación civil. Les contesté que comprendía esa molestia, que nos juntemos a hacer algo. Para tomar acciones, habrá jornadas de sensibilización de personal, nosotros ya cambiamos también el reglamento”, añadió.
La directora aseguró que en el MAM “aceptamos nuestro error, yo como directora del museo pido una disculpa pública ya la mandé por escrito y fue abierta con todo el apoyo de instituto y la Secretaría que estamos en este tenor”.
En la víspera al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las mujeres organizadas en la Ciudad de México ganaron una pequeña batalla.
Apenas hace seis días, una lactante fue echada de una sala del Museo de Arte Moderno por amamantar a su bebé. Hoy, a la entrada del MAM es visible el cambio en el reglamento.
Este punto ahora es explícito. “Le rogamos no consumir alimentos o bebidas al interior del museo. Así como no alimentar a los niños dentro de las salas, incluyendo el biberón. Únicamente se permite la lactancia materna”.
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