El Tren Maya se erige como un símbolo de la Cuarta Transformación y representa un legado de justicia social y desarrollo para el sureste mexicano, señaló la presidenta al inaugurar los últimos tramos del megaproyecto de López Obrador

Texto: Andrea Amaya
Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Con la apertura oficial de los tramos 6 y 7, que conectan Escárcega con Chetumal, el Tren Maya quedó inaugurado en su totalidad, completando así un proyecto ferroviario de mil 554 kilómetros que cruza cinco estados del sureste de México: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Esta inauguración marca un hito en la historia del transporte en la región.

En conferencia de prensa, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó que el Tren Maya no solo será un sistema ferroviario turístico, sino también un motor para el desarrollo económico de la región. Explicó que, además de su papel como destino turístico mundial, el Tren Maya se convertirá en un tren de carga que fortalecerá el traslado de mercancías a lo largo del sureste del país. En este sentido, se conectará con el Tren Interoceánico, un proyecto clave para el comercio nacional e internacional.

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El tren de la Cuarta Transformación

El Tren Maya no solo se presenta como un proyecto de transporte, sino como una piedra angular para el futuro de la región sureste de México. En su recorrido, además de los esfuerzos de conservación, se han creado nueve áreas naturales protegidas y siete áreas de protección, sumando más de un millón 397 mil hectáreas destinadas a la preservación del medio ambiente.

A lo largo de su trayecto, la presidenta Sheinbaum reiteró que el Tren Maya no solo es un proyecto turístico, sino también una plataforma para el crecimiento económico, la equidad social y el respeto por la naturaleza, elementos que definen la visión del gobierno de la Cuarta Transformación.

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De hecho, ahora pretende «exportar» este modelo a otras regiones del país con la la construcción del Tren México-Nuevo Laredo y el Tren México-Nogales, los cuales permitirán una mayor conectividad en todo el país.

En cuanto al legado del expresidente Andrés Manuel López Obrador, la mandataria aseguró que el Tren Maya es un símbolo de la Cuarta Transformación de la vida pública de México.

“Es un modelo económico y un nuevo pensamiento que demuestra al mundo que en México hay un pueblo consciente, politizado y alegre, que conoce su historia y su fuerza”.

La presidenta subrayó que el proyecto del Tren Maya también representa un avance significativo en términos de justicia social, pues está diseñado para generar bienestar y desarrollo en las comunidades del sureste. “El Tren Maya no fue un proyecto en contra de las comunidades, como algunos quisieron hacer creer, sino un proyecto hecho con y para ellas”, aseguró.

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Las polémicas en el proyecto

Desde su anuncio, el Tren Maya ha estado rodeado de controversias y polémicas. Uno de los puntos más debatidos ha sido el impacto ambiental del proyecto.

A lo largo de la ruta, el Tren Maya cruza varias áreas naturales protegidas, lo que ha generado preocupación entre ambientalistas, quienes alertan sobre los riesgos que podría implicar para los ecosistemas de la región. Pese a las críticas, el gobierno ha asegurado que se han tomado medidas para minimizar el daño ecológico, como la creación de áreas de protección y la implementación de estudios de impacto ambiental.

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Además, el proyecto ha sido objeto de amparos legales por parte de organizaciones sociales y comunidades indígenas que consideran que no se ha consultado adecuadamente a los pueblos originarios. A pesar de ello, el gobierno ha insistido en que el Tren Maya es un proyecto beneficioso para estas comunidades, promoviendo su desarrollo económico y social.

Otro aspecto polémico fue la acelerada ejecución de la obra, que mereció criticas por la falta de planificación y las modificaciones a los trazos iniciales, en algunos casos para evitar conflictos con grupos de interés. Las críticas también apuntan a que el Tren Maya podría contribuir a un modelo de turismo masivo que no necesariamente beneficie a las comunidades locales, sino que favorezca a grandes empresas del sector turístico.

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Un proyecto de orientación social

El gobierno respondió los señalamientos diciendo que el proyecto se diseñó con una fuerte orientación social y que los beneficios superarán los posibles impactos negativos. En este sentido, Sheinbaum reafirmó el compromiso del Tren Maya con la justicia social y la preservación del medio ambiente, aludiendo a las más de 1.3 millones de hectáreas de áreas naturales protegidas que se han creado a lo largo de la Península del sureste mexicano.

A pesar de las controversias, la mandataria defendió la viabilidad del Tren Maya, indicando que el proyecto ha sorteado los amparos judiciales y ha cumplido con todos los requisitos legales para su realización. “El Tren Maya no violó ninguna normativa y fue diseñado para disminuir su impacto ambiental, con un enfoque integral que busca la armonía entre el desarrollo y la naturaleza”, subrayó.