La antropóloga Paloma Escalante presentó una investigación etnográfica del impacto del Tren Maya en Quintana Roo. Aseguró que los pueblos apoyan el proyecto, pero advirtió que la ruta debe modificarse. Por su parte, colegas antropólogos criticaron el informe: “Hay un engaño en el que tú has caído”, dijeron
Texto: Daliri Oropeza
Foto: Heriberto Paredes
La discusión sobre el tren maya confrontó a profesores y alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Ahí, la doctora en antropología Paloma Escalante, presentó el “Diagnóstico, observaciones y recomendaciones sobre el tren maya en Quintana Roo”, una investigación financiada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Escalante negó que su presentación se tratara de una postura oficial. Sin embargo, admitió, está en diálogo con integrantes del Fonatur, como el doctor Javier Velázquez Moctezuma, coordinador Científico del proyecto.
La doctora Escalante visitó la región norte y Sur de Quintana Roo para el trabajo de campo. Aunque aún no hay un trazo definitivo del proyecto, dio por sentado que pasaría por las carreteras: “pues ya hay derecho de vía”.
En dicho trabajo de campo documentó frases como: “Por fin alguien hace algo por nuestro estado”, “Ahora sí vamos a tener trabajo”, “Mi presidente es del pueblo, lo que haga va a ser para el pueblo”, “Sería fantástico, no se imaginan lo que es viajar en un tren, lo cómodo, lo seguro, lo barato”.
La profesora observó que estas expresiones estuvieron acompañadas de “la angustia de no tener oportunidades de empleo, ninguna, y de la imposibilidad de trabajar el campo”. Resaltó que hay una situación de «pobreza» en la región.
La especialista en antropología de la violencia de la ENAH aseveró que con esta investigación pidieron al Fonatur modificar algunas estaciones para evitar la destrucción de los recursos naturales; y para abatir la violencia. Sin embargo, cabe mencionar que hasta la fecha no hay una ruta definida para el proyecto.
Confirmó que la inversión en el proyecto ha cambiado de porcentajes. Pasó de la propuesta inicial 90% privada y 10% pública, que se invirtió al 80 % pública y 20 % privada.
“Esto significa que nos costará un poco más de trabajo, pero que será más nuestro”, razón por la cual no lo considera que sea un proyecto neoliberal.
Al final de la exposición, colegas profesores y estudiantes de la ENAH cuestionaron la postura de la investigadora.
La doctora Escalante aseveró que el objetivo de su investigación fue saber qué saben, qué piensan, ¿qué esperan, ¿qué les preocupa, a los pobladores de Quintana Roo por donde está el trazo del tren.
Paloma Escalante realizó la investigación en la parte norte de Quintana Roo, dedicada mayormente al turismo y, en la parte sur, donde están más relacionados con la siembra. Ésta es una zona donde aún no hay vías del tren.
En la parte sur, dice Escalante, por el tipo de tierra “que no saben manejar, es difícil la siembra. Aunque hay varios proyectos pero cuesta mucho porque no manejan el territorio”, Describe que no hay centros de salud ni carretera para llegar a las comunidades del sur de Quintana Roo.
“Son heroicos esos habitantes, es una población que ha sido luchona, fuerte y con pocas expectativas. En esa zona sur también miran a la migración, usan la lengua maya para todo y solo encontramos dos o tres personas que no se habían enterado (del proyecto de tren).
Al hablar de la zona sur y, aunque su investigación está basada en Quintana Roo, la investigadora aseguró que el trazo no contempla entrar a la reserva de Calakmul.
Aseveró tajantemente que no hay ningún proyecto de que el tren entre a la reserva, aseveró que lo investigaron y lo vieron con Fonatur, “se echó para atrás en un mes”. Aseguró que en Xpujil, Campeche, se acordó que no crezca el núcleo urbano. Sin embargo, al final de la conferencia, la doctora investigadora negó que existiera un mapa con el trazo final.
Después de aseverar que “el tren es para la gente”, la investigadora regresó al tema de su investigación en Quintana Roo y aseguró que en la zona urbana de Bacalar no se puede hacer una casa más, pues la laguna está en riesgo.
“Estamos de acuerdo. Se necesita el detonador, pero Bacalar no se puede tocar. aún hay estromatolitos que se están dañando por la contaminación, el acuífero maya, la mayor parte del agua está en el subsuelo, todo viene de los mantos freáticos, están interconectados”.
La investigadora aseveró que hizo llegar esta información a Fonatur, por lo que acordaron que no habría estación en Bacalar. Por lo cual la deberían instalar en Nicolás Bravo que es cerca.
En el documento de la investigación, no debe haber estación pero sí una parada. Aseguró que fue aceptado por Fonatur, sin embargo, no hay cambios aún en el mapa oficial que muestra el Gobierno de México.
Aseguró que el debate en esta zona de Quintana Roo no es si quieren o no tren maya, sino que se centra en si quieren ser socios de las FIBRAS, porque no habrá venta de tierras, de acuerdo con lo que dice la antropóloga, pero sí buscan que los dueños de la tierra sean socios, y con este esquema. La gente sí quiere el tren, pero “ nosotros [la gente] les decimos por dónde”.
Sobre la zona norte de Quintana Roo, la antropóloga de la ENAH recalcó que la situación es diferente, que ahí parece que la gente quiere un metro. quienes viven en Cancún, quienes quieren desplazarse rápido, que ahora dependen de transportistas. Ven la expectativa, tomar el tren, regresar a la hora que sea, llevar bicicleta, la carga.
Aseguró que en Tulum es igual de problemática la urbanización de la zona, por lo que pidió a Fonatur cambiar la estación al entronque antes de llegar, ya que la zona arqueológica y la ciudad están en riesgo por la gentrificación.
Durante la conferencia, Escalante también explicó que pidió a Fonatur poner una estación en un lugar peligroso: Los Limones, que está controlado por el CJNG, de acuerdo con lo dictado. Es el punto más violento de la región, que está a la entrada de Majahual. De acuerdo con lo dicho, este proyecto puede paliar la desigualdad.
Sobre la consulta, Escalante recalcó que tuvo errores en la aplicación, que se difundió poco la información de los impacto negativos y, quienes votaron, no era la población en total pero sí su representación en los comisariados ejidales y en sus representantes.
“Todos decían: ‘gracias’, es la primera vez que nos toman en cuenta”, aseguró la investigadora quien también remarcó que “todos quisieron el tren, 100 %, nadie se opuso”.
Va a haber este mayor desarrollo, hay que trabajar para no permitir lo que no se debe hacer. “¿Cuál es nuestro papel como investigadores?, no podemos tomar una consigna y repetirla”, dijo Escalante, quien de inmediato remitió a un artículo de Víctor Toledo, titular de Semarnat, para decir que no es solo negarse por negarse.
“Porque si solo decimos no al tren, la gente se está muriendo de hambre. Podemos incidir en qué sí hacer y, vigilar que se hagan bien”, dijo Escalante.
Reiteró varias veces que las personas quieren tener sus propios proyectos turísticos, y que no entrarían grandes consorcios hoteleros.
“Discutir los puntos con Fonatur y ONU hábitat, que hace asesoría jurídica, pues necesario no sólo por un proyecto de gobierno porque la gente necesita vivir dignamente y vivir mejor”.
“El tren maya debe significar una oportunidad de replantear el desarrollo turístico en su modalidad de bajo impacto, cultural, de naturaleza, garantizando la participación comunitaria en la gestión y toma de decisiones, y así evitar reproducir el modelo turístico masivo y depredador”, asegura en el diagnóstico realizado para Fonatur.
Queda un ambiente extraño después de que sacaran ese tema y la doctora Paloma decide cerrar la conversación.
«Hay un engaño en el que tú has caído. Todos necesitamos vivir dignamente», dijo Felipe Echenique, historiador de la dirección de estudios históricos del INAH.
“Hay un engaño en el que tú has caído, todos necesitamos vivir dignamente”, exclamó después de alzar la mano el historiador Felipe Echenique, quien es parte de la dirección de estudios históricos del INAH. Se puso de pie en el pequeño auditorio salón semivacío.
Pidió que no mintiera, pues hay muchas personas y comunidades que defienden la tierra del proyecto de tren maya. Remitió en sus ideas que el proyecto se lleva a cabo en plena efervescencia del capitalismo.
Echenique hizo un recordatorio:
“El tren fue la colonización de todo el sur de los Estados Unidos, el tren es un vehículo, no es un fin”. Aseguró que cuando plantearon este proyecto, no hablaron de los 18 polos de desarrollo que quieren hacer, que plantean agroindustria y urbanización de la mano de la construcción de estaciones e infraestructura turística. Y luego, todo esto está conectado con el proyecto transístmico, aseveró el maestro historiador.
“Están haciendo un reordenamiento territorial de todo el país con el tren maya y el transístmico”, afirmó ante la sala y la doctora Paloma escuchando tensa desde el estrado.
“No es posible que un antropólogo en el siglo XXI venga a decirle a los indios cómo hacer las cosas”, Echenique hace alusión a la etapa en que los antropólogos seguían un modelo colonizador en su profesión.
“Sí es con ellos, no es en un escritorio”, reviró de inmediato la doctora Paloma desde el estrado, interrumpiendo abruptamente su participación.
“Mira, yo he ido a comunidades y no todas están de acuerdo”, le respondió Echenique.
“Pues dime una, y cuáles y cómo, porque llevo 20 años yendo a todas y es un trabajo que se ha hecho con la gente. Y del racismo, dime cuál, en dónde, qué párrafo. No se impone un proyecto, se va trabajando”– reviró Escalante.
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