Reformar el multilateralismo en tiempos de crisis

18 mayo, 2023

Los pasos tímidos y la repetición constante del lenguaje consensuado del pasado no serán suficientes. Son necesarios cambios más fundamentales y sistémicos en las políticas, la gobernanza y las mentalidades para recuperar la confianza y fomentar una cooperación multilateral basada en la solidaridad y el derecho internacional

Por: Jens Martens* / IPS

El mundo está en modo de crisis permanente. Además de las consecuencias de la pandemia de covid-19 y de la triple crisis planetaria -cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación-, la guerra de Ucrania y otros conflictos violentos, una crisis mundial del coste de la vida y otra crisis de la deuda, intensificada en cada vez más países del Sur global, están afectando a gran parte de la humanidad.

Los científicos advierten incluso del riesgo de una policrisis global, «una macrocrisis única de fallos incontrolados e interconectados de los sistemas naturales y sociales vitales de la Tierra que degrada irreversiblemente las perspectivas de la humanidad».

Los derechos humanos, y especialmente los de las mujeres, están siendo atacados en muchos países. El nacionalismo, a veces acompañado de un creciente autoritarismo, ha ido en aumento en todo el mundo. Los países ricos del Norte global siguen practicando políticas migratorias inhumanas hacia los refugiados.

Al mismo tiempo, aplican políticas egoístas y miopes de «mi país primero», ya sea acaparando vacunas y subvencionando sus industrias farmacéuticas nacionales, o en la carrera por las reservas mundiales de gas natural. Esto ha socavado las soluciones multilaterales y ha generado un clima creciente de desconfianza entre los países.

“La confianza escasea», dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, al Consejo de Seguridad en agosto de 2022.

En consecuencia, los Estados miembros definieron como uno de los principales objetivos de la Cumbre del Futuro, prevista para septiembre de 2024, el «restablecimiento de la confianza entre los Estados miembros».

Guterres propuso celebrar dicha Cumbre del Futuro, que describió como «una oportunidad única para revitalizar la acción mundial, volver a comprometerse con los principios fundamentales y seguir desarrollando los marcos del multilateralismo para que estén preparados para el futuro».

La Cumbre ofrece la oportunidad, al menos en teoría, de responder a las crisis actuales con acuerdos políticos y reformas institucionales de gran alcance.

Sin embargo, esto presupone que los gobiernos no se limiten a acciones simbólicas y compromisos voluntarios, sino que adopten decisiones vinculantes – también y sobre todo sobre la provisión de recursos (financieros) para su aplicación.

En este contexto, el principio de Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas (CBDR, en inglés) sigue siendo absolutamente válido. Sin tales decisiones, difícilmente será posible recuperar la confianza entre los países.

El 20 de abril de 2023, el Grupo de los 77 (G77, de los países del Sur) subrayó en una declaración que «dado que la Cumbre del Futuro está destinada a impulsar los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), debe abordar de forma exhaustiva la cuestión de los medios de implementación de la Agenda 2030, que incluye, entre otros, la financiación, la transferencia de tecnología y el desarrollo de capacidades».

Por supuesto, sería ingenuo creer que el riesgo de una policrisis mundial podría superarse con una sola cumbre.

Pero la serie de próximas cumbres mundiales, desde la Cumbre de los ODS de 2023 y la Cumbre del Futuro de 2024 hasta la 4ª Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo y la segunda Cumbre Social Mundial de 2025, pueden contribuir sin duda a configurar el discurso político sobre la cuestión de qué cambios estructurales son necesarios para responder a las crisis mundiales y fomentar la cooperación multilateral basada en la solidaridad.

El informe “Spotlight on Global Multilateralism (El foco en el multilateralismo global)”, elaborado por Global Policy Forum (Foro de Política Global), con sede en Bonn,  pretende contribuir a este proceso. Ofrece análisis críticos y presenta recomendaciones para reforzar las estructuras y políticas multilaterales democráticas.

El informe abarca una amplia gama de temas, desde la paz y la seguridad común, las reformas de la arquitectura financiera mundial, los llamamientos a un Nuevo Contrato Social y un futuro digital inclusivo, hasta los derechos de las generaciones futuras y la transformación de los sistemas educativos.

El documento también identifica algunas de las deficiencias y debilidades intrínsecas de las actuales estructuras y enfoques multilaterales. Esto se aplica, entre otras cosas, a los conceptos de multilateralismo influenciado por las empresas, por ejemplo en el ámbito de la cooperación digital.

Por otro lado, el reporte explora alternativas al multilateralismo puramente intergubernamental, como el mayor papel de los gobiernos locales y regionales y de sus trabajadores y sindicatos a nivel internacional.

Setenta y cinco años después de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un reto clave es crear mecanismos que garanticen que los derechos humanos -así como los derechos de las generaciones futuras y los derechos de la naturaleza- dejen de estar subordinados a los intereses creados de las poderosas élites económicas en la toma de decisiones multilaterales.

Los pasos tímidos y la repetición constante del lenguaje consensuado del pasado no serán suficientes. Son necesarios cambios más fundamentales y sistémicos en las políticas, la gobernanza y las mentalidades para recuperar la confianza y fomentar una cooperación multilateral basada en la solidaridad y el derecho internacional.

*Jens Martens es director ejecutivo de Global Policy Forum, una organización con su sede en la ciudad alemana de Bonn.

Este artículo fue publicado originalmente en IPS. Aquí puedes consultar la publicación original.

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