Las radios comunitarias han llenado con creatividad los vacíos estatales que la pandemia evidenció: sin clases presenciales las radios transmitieron lecciones en lenguas originarias; ante la violencia de género recibieron denuncias y educaron en sus programas; ante la muerte, organizaron la transmisión de misas y rifas para apoyar económicamente a los deudos
Texto: Ray Ricardez
Fotos: Cortesía
Las radios comunitarias en el estado de Puebla se han reinventado y resistido frente a la crisis sanitaria por covid-19 que afectó a sus poblaciones. Han fomentado la comunicación de las personas desde la experiencia local para mitigar los daños causados por la pandemia.
Las crisis no son nuevas para estas emisoras, ya que nacieron y se construyeron y se han mantenido bajo un entorno de dificultades, bloqueos y negativas, impuestas, generalmente, por el sistema político y económico imperante.
La pandemia se ha convertido en un fragmento más de una historia permeada por luchas y resistencias colectivas, convirtiendo a las radios comunitarias, en muchos casos, en las únicas alternativas de demanda y escucha activa en tiempos difíciles.
“[Actualmente] la radio comunitaria toma mucho sentido”, narra Miryam Vargas, fundadora de Radio Cholollan, pues “son una respuesta a estos momentos catárticos de crisis”, agregó recordando las luchas pasadas de defensa de la tierra, del agua, del territorio y de la comunidad de Tlaxcalancingo y Zacatepec.
En LADO B entrevistamos a integrantes de cuatro radios comunitarias en Puebla: Radio Coatl, desde la Junta Auxiliar de Santa María Coapan, en Tehuacán; Radio Cholollan, desde Tlaxcalancingo y Zacatepec; Radio Tsinaka, desde Tzinacapan; y Radio Xalli, desde Xaltepec, para que nos platicaran cómo la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus afectó su labor.
Iniciar una radio comunitaria siempre es difícil, de acuerdo con los testimonios, pues crear un espacio de apertura en donde la comunidad se sienta arropada e informada conlleva una serie de luchas y procesos complejos que marcan la pauta de estos colectivos sociales.
En una radio comunitaria “te dedicas a recoger, desde la oralidad, la lucha y organización de las comunidades”, asegura Miryam, también conocida como Mimí. Hilario Cruz de Radio Xalli, considera que “la radio está tomando un papel de liderazgo social”.
La difusión de nuevas formas de gobernar y organizarse desde espacios, como asambleas, es una de las labores principales que se tienen en estas radios, de acuerdo con Gaston de la Luz Albino, de Radio Coatl. Además, Saraí Rivadeneyra de Radio Tsinaka observa que en estos lugares el pueblo encuentra amistad y aprende a tomar decisiones de manera conjunta.
Las y los locutores coinciden en la labor identitaria y de defensa que tienen sus cabinas en favor de la vida de sus comunidades. Luchas como las de la defensa del territorio, la defensa y preservación de la lengua y las tradiciones, la de los derechos de las mujeres, la resistencia a los megaproyectos, entre otras, definen los contenidos de estas radios.
Las radios comunitarias tuvieron que reaccionar rápidamente para adaptarse a las nuevas necesidades de quienes habitan sus pueblos, pues la pandemia y, posteriormente, la “nueva normalidad” implicaron nuevos contenidos y alternativas de comunicación local.
“Entonces nos quedamos nosotros, los pueblos, con lo que tenemos, con las herramientas que conocemos y hemos formado a partir de la sabiduría ancestral y a lo que apela la radio comunitaria”, sentencia Miryam Vargas. “Fue un incremento de trabajo”, cuenta Saraí Rivadeneyra.
“La situación del aislamiento ha mermado el trabajo de la radio comunitaria”, ejemplifica la locutora de Cholollan. La gente que solía visitar la cabina y participar en la programación se ha reducido derivado de este evento. “Compañeras y compañeros del colectivo tuvieron que dejar el espacio que tenían al aire”, cuenta.
Hilario, por ejemplo, enfermó de covid-19: “[tuve que estar] fuera del aire en un momento urgente en el cual teníamos que informar, apoyar, informar y contribuir en esta situación de emergencia”, comenta.
Las autoridades comunitarias y municipales, sin embargo, encontraron en estas radios espacios de difusión continua para proliferar la información de prevención contra el virus. “Todo eso es con lo que la radio empieza a trabajar, empieza a moverse, haciendo cápsulas de información y prevención”, cuenta Cruz.
La cancelación de las clases presenciales implicó que, desde las radios comunitarias, se abordara el tema educativo desde diferentes aristas; por ejemplo, las lecciones en lenguas como el náhuatl desde Radio Tsinaka fueron una realidad. A su vez, en Radio Coatl y Radio Xalli, se han transmitido misas tradicionales para mantener el lazo espiritual del público que lo solicitó.
Preocupaba a Radio Coatl, además, la posible muerte de las personas mayores del pueblo, mismas que mantienen la lengua náhuatl viva en la región. Ante ello, tomaron acciones para la preservación de la lengua en la contingencia, como lo fueron programas en este idioma, mismos que ya existían con anterioridad, pero que en la contingencia cobraban un doble sentido de preservación.
Otra cobertura importante de Radio Tsinaka fue el llamado a retomar la construcción de huertos familiares como una alternativa para combatir la crisis económica. Esto implicaba la siembra de alimentos y la crianza de animales para el sustento de cada hogar en la comunidad y aminorar los estragos de la carencia económica.
Las mujeres en esta radios denunciaron, desde las transmisiones, la violencia de género en los hogares durante el aislamiento. También se realizaron programas destinados a evitar masculinidades negativas.
Las festividades se han llevado predominantemente a distancia. La fiesta de San Miguel Tzinacapan, por ejemplo, se comunicó desde la radio desde una visión de concientización. Además, se realizó una huapangueada (fiesta de tradición huasteca donde se bailan huapangos) virtual, para celebrar a distancia con toda la localidad. Desde Radio Cholollan, por ejemplo, se celebró la “Fiesta de los pueblos indios Xochipitzahuac”.
La creación de noticieros, cápsulas informativas y sketches también han sido ejemplos de nuevos contenidos para indicar a la población cómo reaccionar frente a la covid-19 sin crear un ambiente o sensación de alarma colectiva.
En contraste, “los medios masivos han provocado el miedo colectivo”, señala Myriam Vargas. “Ante [este] fenómeno mediático, las redes comunitarias podemos tomar el papel de informar con más severidad y cercanía”, pues, asegura, tienen la posibilidad de entablar relaciones locales para generar información de mayor confianza.
“Se genera una relación de distanciamiento físico pero con una sensación de cercanía”, asegura Vargas.
“Durante el tiempo de la pandemia, ha sido muy importante el papel de las redes sociales”, considera Mimí de Radio Cholollan. Hay personas que no han podido continuar en cabina y, gracias a Internet, han logrado mantener contacto y participación con el colectivo.
Herramientas como Facebook Live, WhatsApp y páginas web se volvieron indispensables. Transmisiones desde estas redes sociales y la creación de grupos para coordinar actividades y contenidos para mitigar los daños durante este periodo se convirtieron en una constante.
“Es un cambio abismal”, menciona la locutora de Radio Tsinaka en relación al uso de estas herramientas, mismas que permiten crear canales de comunicación alternativa. La estación de Tzinacapan, además, cuenta con una aplicación móvil para seguirla en cualquier parte del mundo durante y más allá de esta contingencia.
Hilario, desde Radio Xalli, confirma que se realizan retransmisiones de la Secretaría de Salud de las conferencias del subsecretario Hugo López-Gatell. Además, utilizan Internet las 24 horas para hacer transmisiones; esto permite que la comunidad migrante del pueblo se informe de la situación en tiempo real.
Desde Radio Coatl, “nosotros tomamos información local y la difundimos”, cuenta Gastón. Esto con la finalidad de que más medios de comunicación repliquen la información desde Internet sobre su comunidad.
Las condolencias, por su parte, se convirtieron en una cotidianidad para estas radios. Gaston recuerda que el médico de la comunidad era la única autoridad mediante la cual se podían obtener datos sobre los fallecimientos de coronavirus. Ahora, la radio utiliza las redes sociales para brindar misa a los feligreses que despiden a un ser querido. A su vez, han llamado a rifas para apoyar económicamente a las personas que padecían la enfermedad.
Todos los mecanismos que aportó Internet desde años anteriores a las radios comunitarias han aumentado de manera exponencial su utilidad en este proceso de cuidado colectivo.
Las radios comunitarias, además de informar, acompañan, de acuerdo con los testimonios.
Hilario hace un llamado a que las radios cumplan con su objetivo: “entender a la gente en su realidad, a encarnarse en ella; si no lo hacemos de ese modo, estamos siendo muy superficiales”. Explica que en este periodo han “estado siempre”, evitando el miedo colectivo, animando a las personas “con palabras y mensajes de cercanía, de amigos, entre iguales, llamando a la gente por su nombre”.
El locutor de Radio Xalli habla sobre la importancia del acompañamiento desde la radio con la comunidad y cada miembro de ella, ya que mediante estos programas las gente “se siente tomada en cuenta; y entonces siente que se le levanta algo de lo que venía cargando, toma ánimo”, refleja.
Mimí, de Radio Cholollan, asegura que desde este medio se crea un “espacio de confianza” para la comunidad en donde predomina la solidaridad. “Queremos llevar la radio a todos los sectores y compartirla con la comunidad”, piensa.
“Siempre vamos a necesitar este ‘algo’ que nos una en la oralidad, en los saberes y en la información”, sentencia Mimí. “Siempre es importante estar en este constante acompañamiento de nosotros con el pueblo y del pueblo con nosotros”, concluye.
Cabe destacar que, en palabras de Hilario, todas las radios comunitarias son diferentes. A su vez, existen más colectivos de esta índole en la región y en el país que se construyen en realidades diversas. La radio comunitaria, en consecuencia, no puede generalizarse y debe entenderse, así como ellas se describen, con respecto a las realidades específicas de su comunidad. En una pandemia, este proceso es aún más complejo de comprender.
Este trabajo fue publicado originalmente en LADO B que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original
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