Querétaro: una izquierda difusa frente a los pactos de poder

28 mayo, 2021

Mauricio Kuri, candidato del PAN para gobernar el estado de Querétaro. Foto: César Gómez Reyna

A escasos días de que se efectúe la elección de la próxima gubernatura del estado, el panorama electoral pinta un avasallador triunfo del PAN frente a una izquierda institucional fracturada por sus propias contradicciones. Al frente: empresarios y ultraderecha que desde décadas atrás manejan los hilos del destino de las y los queretanos. 

Texto: Alejandro Ruiz

Fotografías: Cortesía César Gómez Reyna

QUERÉTARO.- Todo parece indicar que el PAN continuará su reinado en el estado de Querétaro. O al menos así lo indican las casas encuestadoras que posicionan con más del 50% de  la preferencia electoral al ex senador y actual candidato a la gubernatura por la coalición PAN-Querétaro Independiente, Mauricio Kuri González. 

Meses antes del arranque de campañas, y aún con las rupturas al interior del partido, la dirigencia estatal del PAN consensuó la candidatura de Mauricio Kuri, quien desde el 2015 es una de las cartas fuertes de Acción Nacional para salvaguardar su dominio en la entidad. 

Durante el proceso electoral del 2015, y después de que el empresario oriundo de Veracruz presidiera la Coparmex y Canaco en Querétaro, Kuri González, fue registrado por Acción Nacional como candidato a la alcaldía del municipio de Corregidora. Fue así aunque no era formalmente un militante del PAN. Resultó ganador. 

En el 2018, y ya siendo militante del PAN, el entonces alcalde de Corregidora apostó a contender por una curul en el Senado de la república, y de nuevo resultó ganador. 

Pero más allá de sus aptitudes políticas, el éxito de Mauricio Kuri está relacionado con una red de alianzas construida décadas atrás entre los sectores empresariales del estado y el panismo local. No es la primera vez que las cúpulas del partido le apuestan a un empresario para que ocupe cargos de elección popular, sin que esto represente un cambio en el régimen de partidos que históricamente ha controlado la región: El PRI y el PAN. 

Para el periodista y ex consejero del Instituto Electoral del Estado de Querétaro, Efraín Mendoza Zaragoza, la alternancia entre el PRI y el PAN que se inauguró desde el 97 no se ha traducido en un cambio verdadero en las estructuras de control político y económico de la entidad. Pero asegura, que pese a que en Querétaro existen sectores de la población muy arraigados en el dominio empresarial, “la sociedad queretana es plural. También hay una sociedad civil, no lo suficientemente estructurada pero actuante, y que ha encontrado en las urnas los mecanismos para premiar y castigar.”

El académico se refiere a la irrupción del partido Morena en el estado. 

Celia Maya Garcia, candidata a la gubernatura del estado en su arranque de campaña. Foto: César Gómez Reyna

Morena, ¿alternativa o continuidad? 

En sus orígenes, la composición de Morena nace de un conjunto de causas y movimientos sociales a nivel nacional. 

En el terreno local esto no fue muy distinto, pues en la construcción del partido confluyeron las viejas corrientes perredistas que apoyaron a Obrador, junto con los movimientos estudiantiles y universitarios que convergieron con organizaciones políticas, sindicales y sociales en la lucha contra la Reforma Energética en el 2014, aprobada por el en ese entonces senador y actual gobernador del estado, Francisco Domínguez Servíen. 

“Es lamentable que ese conjunto de causas que López Obrador a nivel nacional consiguó articular en Morena se hayan estrellado con procesos internos que han dejado a muchos segmentos en la inconformidad. Me parece que hay muchos gupos que privilegian su parcela, y renunciaron a una visión de conjunto. ” señala Efraín Mendoza. 

Esta desbandada de la estructura social del partido se expresó a nivel local después de las elecciones del 2018, pues aunque en el estado de Querétaro la preferencia electoral se inclinó hacia Andrés Manuel López Obrador, las pugnas al interior de Morena orillaron a rupturas que desde la superficie parecen irreconciliables. 

En el mes de febrero, después de que Mario Delgado, presidente nacional de Morena, anunciara la designación de Celia Maya García como precandidata a la gubernatura, las reacciones de una parte de la militancia local pusieron en evidencia la ruptura al interior del partido de la Cuarta Transformación. 

La disputa se centraba, en aquel momento, en quién iba a ocupar la candidatura para la gubernatura del estado. 

Tres eran los nombres que circulaban al interior del partido: Santiago Nieto Castillo, titular de la UIF e hijo del viejo dirigente priísta Jaime Nieto Ramírez; Gilberto Herrera Ruíz, ex rector de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y en ese entonces superdelegado de la Secretaría de Bienestar en la entidad; y Celia Maya García, magistrada proveniente de las viejas corrientes del PRD, y quien fuera candidata a la gubernatura por este partido en 2003 y 2015. 

La preferencia al interior se inclinaba entre Nieto Castillo y Giblerto Herrera, pues la militancia argumentaba que habían construido ya un capital político que podía disputarle al PAN la hegemonía del estado. 

Por un lado, el titular de la UIF se había envuelto en un discurso anti corrupción, muy adhoc al programa de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y su figura se volvió bastante mediática a partir de las denuncias contra Emilio Lozoya y el caso Oberdrecht. 

Por el otro, Herrera Ruíz provenía de una gestión aparentemente progresista al interior de la UAQ que permitió el avance de algunos grupos al interior de la universidad. Tras una serie de negociaciones con Ángel Balderas Puga, ex dirigente del Sindicato Único de Personal Académico (SUPAUAQ), y actual presidente del Comité Directivo Estatal de Morena, éste lo llevó en el 2018 a convertirse en senador. Luego fue designado como superdelegado de la Secretaría de Bienestar en la entidad. Todo esto sin ser militante de Morena. 

La figura de Celia Maya la impulsan los viejos cuadros perredistas que seguían la inercia del obradorismo desde el 2006, y que actualmente se relacionan con los grupos de Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard al interior de Morena. 

El papel de Santiago Nieto era de bajo perfil, a diferencia del de Herrera Ruíz y Maya García, quienes orillaron a que sus facciones comenzaran una batalla interna en el partido para posicionar sus candidaturas. 

Sin embargo, y para sorpresa de la militancia, las encuestas nacionales favorecieron a Celia Maya, y después de una serie de impugnaciones por parte del grupo que encabezaba Balderas Puga, la ruptura de Morena fue palpable. 

“Yo no sé si es una amenaza lo que estás haciendo, pero sería lamentable que tú encabeces los esfuerzos para que no triunfe el movimiento en Querétaro” argumentó Mario Delgado en contra de Ángel Balderas Puga en un audio filtrado entre una conversación que sostuvieron ambos dirigentes en febrero del 2021. 

Hoy Celia Maya, de acuerdo a los datos de las casas encuestadoras, se posiciona en segundo lugar en la contienda electoral con 20 puntos debajo de su adversario del PAN, Mauricio Kuri González. 

Para Efraín Mendoza, este proceso de rupturas y desencuentros al interior de Morena es entendible debido a que “el partido es un organismo vivo que además tiene una tradición de debate hasta la extenuación.”

Y asegura que la designación de Celia Maya como candidata a la gubernatura fue una jugada política a nivel nacional, más que una imposición, para cubrir la cuota de género que la ley electoral les exige a todos los partidos políticos.

“Quizás aquí lo que complicó las cosas fue que los grupos que nucleaba el doctor Gilberto Herrera pidieron claridad en el tema de las encuestas, las cuales nunca se mostraron. Eso quedó en la duda.” Puntualiza Mendoza Zaragoza. 

Y añade que “La magistrada tiene una historia en la ruta de López Obrador, ha sido un cuadro muy leal, a ella le ha tocado perder varias elecciones tanto al senado como a la gubernatura, pero es un cuadro que tiene buen perfil, y ojalá por la salud de la democracia reúna los votos para ser la próxima gobernadora.” 

Ante este fenómeno, la apuesta táctica de Morena en la entidad, después de la desbandada de sus cuadros políticos y la ruptura al interior, ha sido el llamado a sus bases sociales para que voten a todos sus candidatos sin importar su procedencia.

Pero en la capital del estado, un viejo cuadro panista es quien lleva la batuta del proceso, y le disputa muy de cerca el control del municipio a sus ex compañeros de partido. 

Arturo Maximiliano candidato a la presidencia municipal de la capital queretana y ex militante del PAN. Foto: César Gómez Reyna

Maximiliano “El Meño” García: la revancha contra el panismo

En 2015 Mauricio Kuri irrumpió en la escena política local como candidato a la presidencia municipal de Corregidora, el equipo que coordinó su campaña estaba integrado por militantes panistas que apostaron a la carrera política del empresario veracruzano. Entre este grupo de personas había una figura que resaltaba por su capacidad política y de negociación, hablamos de su coordinador de campaña: Maximiliano García.

“Maximiliano es producto del aparato” resume el periodista Efraín Mendoza. 

Con una militancia de 17 años en el PAN, Maximiliano García Pérez ha sido un cuadro político que desde su juventud se formó en las filas de Acción Nacional, ocupando cargos legislativos y de coordinación en las campañas políticas de su ex compañero: Mauricio Kuri González. 

Tanto en 2015, como en 2018, Maximilano García fue quien estuvo detrás de las victorias de Kuri en la alcaldía de Corregidora y en el senado de la República, sin embargo, después de que la cúpula del partido registrara a Kuri González como precandidato a la gubernatura, la ruptura entre ambos fue evidente. 

Tras abandonar su cargo de senador para contender a la gubernatura, el perfil idóneo que ocuparía la curul de Kuri González parecía ser el de Maximiliano García, no obstante, la dirección estatal del partido se inclinó con Alfredo Botello Montes, un viejo dirigente del PAN y quien en ese momento era Secretario de Educación del gobierno de Francisco Domínguez. 

Después de esta designación, Arturo Maximiliano se separó de las filas del PAN al no encontrar en el partido los espacios que él buscaba. 

“La escisión que representa Arturo Maximiliano no implicó una disputa que desgastara al PAN” señala Efraín Mendoza 

Y agrega que Maximiliano “Era un operador de esas estructuras políticas, no es un líder social, no es una persona que tenga un arraigo entre grupos ubicados en colonias. Yo no le escuché un deslinde categórico respecto del PAN ni de Francisco Domínguez o Ricardo Anaya, sólo algunas consideraciones de orden genérico que no producen ninguna lesión. ” 

Pese a esto, y después de ser avalado por las encuestas al interior del partido, Arturo Maximiliano fue elegido como el candidato de Morena a la presidencia municipal en la capital del estado; esto representó un quiebre mayor en las bases sociales del partido de la cuarta transformación. 

Al respecto, el secretario general y vocero en Querétaro del Comité Directivo Estatal del PAN, Martín Arango García, declaró días después de la designación de Maximiliano que éste nunca ha dejado de ser panista. 

“Arturo desde hace varios años es una persona que sigue manteniendo un vínculo con muchos panistas, es el partido donde militó por muchos años y tiene muy buenos afectos todavía en el partido. Eso va a hacer que difícilmente pueda encajar con Morena. Han sido conocidas las diferencias que la gente de izquierda que conforma este partido político ha tenido con la gente que intenta entrar y que no pertenece a este movimiento” señaló en rueda de prensa. 

Es evidente que Maximiliano no ha defendido categóricamente el programa de la Cuarta Transformación, pero hoy el ex panista se codea junto Luis Bernardo Nava (PAN) en la preferencia electoral para la presidencia municipal. 

Pero su victoria aún no está asegurada, pues el costo político que tendría para Acción Nacional el arribo de Morena a un punto estratégico del gobierno no es algo que parezca ser bien recibido por la dirección del partido, quienes históricamente han tejido las relaciones de poder que les han mantenido desde hace décadas en el control del aparato gubernamental.

Empresarios, ganaderos y ultraderecha: los orígenes y el ascenso del PAN en Querétaro

Fundado en 1939 como un partido de oposición ante un hegemónico PRI, que durante 91 años copó todos los cargos de elección popular en el estado, el PAN tiene en sus orígenes una serie de corrientes que durante más de 80 años han moldeado la vida interna del partido. 

Teniendo como antecedente de su fundación la convergencia entre grupos sinarquistas y de ultraderecha, el ala que representaban estos sectores al interior del partido blanquiazul crearon células de jóvenes universitarios a quienes se instruyó bajo los principios ortodoxos del catolicismo y el franquismo español,  células que con el paso del tiempo conformarían grupos clandestinos como el Yunque y el MURO, que tenían como principal tarea el “combate al comunismo” y la defensa de los principios católicos. 

Estas células de jóvenes, caracterizadas por su capacidad política y el frecuente uso de la violencia, asumieron la dirección ideológica del partido, convirtiéndose con el paso de los años en el ala “dura” del panismo queretano que desplazó al bloque de “los históricos” que pugnaban por una ampliación democrática al interior del PAN.

Hasta la fecha, estos “jóvenes” siguen siendo actores clave en la toma de decisiones al interior del PAN. 

De acuerdo con la tesis doctoral del priísta Jaime Nieto Ramírez (padre del ahora titular de la UIF: Santiago Nieto Castillo) titulada “Del Hacendado al empresario”, en 1991 el panismo queretano logra obtener su primer cargo de elección popular gracias a una negociación entre el gobierno federal y Diego Fernández de Cevallos, en ese entonces senador de la república y principal diplomático del blanquiazul con Salinas de Gortari.

La conquista fue en el municipio de San Juan del Río, donde en aquellos años contendían por la presidencia municipal Nieto Ramírez, por el PRI, y Salvador Olvera Pérez, por el PAN. La victoria fue para Olvera Pérez, obteniendo, además, una senaduría para Luis Nava Bolaños, padre de Luis Bernardo Nava, quien buscaba la reelección a la presidencia municipal de la capital.

Pese a que la gubernatura seguía controlada por el PRI, con Enrique Burgos García a la cabeza, las negociaciones del panismo local colocaron dentro del gabinete de gobierno a uno de sus cuadros históricos, Francisco Cevallos Urueta, quien comenzó a operar los acuerdos para que el PAN ascendiera hacia el control del estado, promoviendo su figura como una de las más candidateables para el siguiente proceso electoral.  

Sin embargo, en 1997 Ramón Lorence Hernández, presidente estatal del partido y miembro del ala histórica del panismo local, traicionó a Cevallos Urueta, pues después de una negociación con el sector empresarial, se designó como candidato al en ese entonces dirigente estatal de la COPARMEX: Ignacio Loyola Vera, quien les aseguró la primer victoria en la gubernatura. 

Ese mismo año, el también empresario ganadero y sucesor de Loyola en el gobierno del estado en 2003, Francisco Garrido Patrón, se convirtió en presidente municipal de la capital queretana, teniendo entre su equipo de trabajo a dirigentes yunquistas como Miguel Ángel Vichique de Gasperín, y a nuevos cuadros del panismo que años más tarde se convirtieron en referentes nacionales. Como el caso del ex candidato a la presidencia de la república: Ricardo Anaya Cortés.

El PAN se consolidó como una fuerza hegemónica en Querétaro. 

Pese a esto, en el 2009 el Revolucionario Institucional pudo retornar a la gubernatura del estado con José Calzada Rovirosa, un cuadro alineado con el grupo Atlacomulco, y que tras concluir su periodo como gobernador fue titular de la SAGARPA durante la administración de Enrique Peña Nieto. 

El PAN seguía manteniendo el control de la capital del estado con el ahora gobernador Francisco Domínguez Servién, quien se había desempeñado como consejero de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas y  quien además fue uno de los principales negociadores en la implementación del TLCAN en la entidad. 

Años después, y tras su paso por el senado, Domínguez Servién fue electo gobernador del estado. Hoy está vinculado al caso Odebrecht tras una declaración en donde Emilio Lozoya asegura haber sobornado al en ese entonces senador para impulsar el denominado “Pacto por México”. 

La lista de empresarios y políticos que desde el 91 han ido ampliando su control en el estado es larga, pero entre esos nombres resaltan los de Alfredo Botello Montes (vinculado directamente a la organización del yunque), quien además de ser consejero vitalicio del PAN en la entidad, ha sido Secretario de Gobierno, Secretario de Educación y actualmente cubre la suplencia de Mauricio Kuri en el senado.

El mismo caso se repite con los hermanos Juan Marcos y Juan Martín Granados Torres, quienes a pesar de su bajo perfil político, representan a otra facción al interior del partido que desde la década anterior se ha mantenido en el control de los aparatos de seguridad de la entidad, la cual, de acuerdo con datos presentados en el Índice de Paz México 2021, tuvo un aumento promedio anual del 60.8% en la tasa de crímenes de la delincuencia organizada desde el 2015. 

Actualmente su alfil, Alejandro Echeverría Cornejo, es el Fiscal General del Estado.

La agenda pendiente: entre la alternancia y la autonomía

Efraín Mendoza concluye “Si te expresara mi deseo yo te diría que estoy por la alternancia, la sociedad queretana ya vivió bajo regímenes priístas, ya vivió bajo regímenes panistas, ya devolvió al PRI, ya devolvió al PAN, y creo yo que por esta serie de experimentación que la sociedad queretana también realiza le haría bien hacer esta alternancia hacia otro partido.” 

Sin embargo, dentro de la agenda de las 10 candidaturas que hoy contienden por la gubernatura la ausencia de propuestas para atender el problema de escasez de agua en la entidad, así como el repunte de los indicadores de violencia y crimen organizado, el aumento de los feminicidios y la violencia de género, y la atención en la búsqueda de personas desaparecidas, no han figurado en las propuestas de campaña. 

Comunidades indígenas, barrios originarios y movimientos sociales han puesto sobre la mesa la ruptura con las viejas estructuras que han sumergido al estado en un deterioro que día con día parece profundizarse más. 

Las luchas de Santiago Mexquititlán y el barrio de San Francisquito por conseguir su autonomía y el respeto de sus territorios han abierto otro frente de lucha que pone al centro la construcción de autogobiernos como una alternativa al sistema de partidos. 

El movimiento feminista ha irrumpido en la agenda pública denunciando la hipocresía de las instituciones, y la falta de disposición en la Fiscalía por atender de manera puntual los cientos de casos de feminicidio en la entidad. 

El reciente hallazgo de las madres buscadoras, donde encontraron probables fosas clandestinas, ha desnudado la fragilidad de las administraciones pasadas, que se empeñan en negar la presencia del crimen organizado en el estado. 

La disputa está abierta, y las cartas están sobre la mesa. Sin embargo, para quienes resisten desde abajo, las cosas no parecen tomar un rumbo distinto. 

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.