Pueblos indígenas: narrativa en disputa este 2021

20 enero, 2021

Microfilme Postal, columna de opinión por Daliri Oropeza Alvarez

¿Memorar la caída de Tenochtitlán? Qué sucedió hace 500 años con los cientos de pueblos que habitaban este territorio. Muchos nunca fueron colonizados, como describe el EZLN. En parajes coloniales actuales como los megaproyectos, ¿cabe exigir disculpas a otras naciones?

@Dal_air

Para tomar el teswino en ceremonia, el pueblo Rarámuri lo debe pasar de mano en mano. Previo realizaron una danza.

Cada día hay un río fluyendo…

“A donde fueres, hacé lo que vieres”, me decía mi abuela. Me miraba seria, exigiendo el comportamiento recto de una niña. Nunca lo he logrado pero con ella al menos lo intentaba. 

Es el mejor consejo que me pudieron dar como periodista. Gracias a ello he podido corresponder a los pueblos que me han recibido en este caminar para acompañar, atestiguar, documentar y así aprender de sus modos de ser en el mundo, con sus reglas, lenguas y señas. 

Estas cosmoexistencias, con sus propias matrices normativas, se conforman de sistemas de justicia (por ejemplo) como describe Paulina Fernández en Justicia Autónoma Zapatista Tseltal o como investiga el maestro en Comunicación para el Cambio Social, Eliel Sánchez, quien estudia los sistemas normativos del pueblo nahua (o maseual) de San Miguel Tzinacapan, y muestra el epistemicidio que provocó el choque con lo colonial o el derecho positivo.

Modos de organización propia que contemplan la salud del tejido social.

Estos modos de proceder en colectividad, de las personas que viven día con día su cultura propia, no tienen nada que ver con el funcionamiento del Estado Nación mexicano (que exonera a Cienfuegos) o incluso con la norma colonial. Qué decir de los modos de gobernar, o de los modos de curar de cada pueblo indígena. Pienso en la Utopística, como la propone Immanuel Wallerstein

Reconocer estas cosmoexistencias no es suficiente. Adornar con ellas los discursos, tampoco. ¿Pedir perdón?, apenitas…

Dicen que fue el 13 de agosto de 1521, cuando el tlatoani mexica Cuauhtémoc “cayó rendido ante los conquistadores”, secuestrado por los invasores de la península Ibérica. En adelante la historia que cuentan es de saqueo y ultrajo. Qué dice la historia del poderío logrado después de constituir lo extraído de “sus” territorios “descubiertos”. Mismas son las ahora “potencias mundiales”. ¿Acaso hay que memorar que, ipsofacto, Hernán Cortés y su comitiva destruyeron la ciudad de Tenochtitlán, comenzando por el acueducto? ¿Que desecaron el gran lago? ¿Hay que memorar el inicio del periodo de saqueo llamado Colonia? ¿Por qué omiten u “olvidan” la participación de miles de indígenas en las empresas de colonización e invasión?

Hay pueblos indígenas que tardaron siglos en siquiera ser descubiertos, mucho más en saber de la “colonización”. Los Guarijíos, por ejemplo, son de los últimos pueblos registrados por el Estado Mexicano y eso data de 1976. Quién diría que tan solo 40 años después les impondrían una presa que hoy deja abajo del agua su territorio y sus mitos. 

El gobierno autonombrado 4T en voz de AMLO anunció un programa de conmemoraciones que incluye desfiles, actividades culturales, conmemoraciones y la “reivindicación con los pueblos originarios”. Suman una serie de eventos a su año 2021: los 700 años de la fundación lunar de México-Tenochtitlan, los 500 años de la toma de México-Tenochtitlan y los 200 años de la Consumación de la Independencia.

Esto se enmarca en las cartas que envió desde 2019 el presidente al rey de España y al Papa Francisco exigiendo pidan perdón. En la última, de octubre 20202, le insistió al Papa: 

“Tanto en la Iglesia Católica, la Monarquía Española y el Estado Mexicano debemos ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos, desde la conquista de 1521 hasta el pasado reciente”, dice en su carta.

 En ese tenor, AMLO ha anunciado varias veces desde su conferencia mañanera que pedirá perdón a los pueblos Yaquis y Mayas por el “exterminio” del que fueron víctimas. Y como si fuera la reiteración de una ocurrencia, la Lotería Nacional emitirá billetes todo este año con imágenes de 32 zonas arqueológicas. Así es, de las majestuosas ruinas. Ruinas.

Después de citar el poema de Sitalin Sánchez, desde el punto de vista de la doctora en sociología María Eugenia Sánchez Díaz, esto es hipocresía, ya que no puedes imponer los megaproyectos en los territorios indígenas por un lado, hacer rituales folklóricos; y por el otro lado pedir perdón. “AMLO vive del racismo cordial”.

Para la doctora Sánchez Díaz el pedir perdón sirve para visibilizar todos los atropellos coloniales, el racismo, la desindigenización, el despojo de territorios, de modos de existir, esto que llama “una herida dolorosa”. Sin embargo, “la mirada colonial está más vigente que nunca”. María Eugenia advierte: “el perdón no es complacencia”. La clave está en cómo refuncionalizan a los pueblos a favor del Estado, el indio permitido a través del folclor.

“El perdón solo sirve cuando es algo imperdonable, diría Derridá. El perdón está en el centro de vivificar la dignidad humana. El asunto es, los pueblos piden que no lo utilicen para exigir perdón. ¿Cómo pedir disculpas si les avientas el Tren Maya, la termoeléctrica y el proyecto Integral Morelos, y lo inauguras con un ritual que ni era Maya? Entonces me parece como muy indignante”.

Claramente el gobierno actual no habla de los megaproyectos en territorios indígenas. AMLO siempre dice que hay que decidir entre inconvenientes. 

Y entre todas estas capas de cortinas, el EZLN corta las telas y las convierte en velas de barcos y anuncia una gira a por lo menos cinco continentes. 

“Iremos a decirle al pueblo de España dos cosas sencillas:

Uno: Que no nos conquistaron.  Que seguimos en resistencia y rebeldía.

Dos: Que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada. Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso: el asesinato de luchadores sociales, como el hermano Samir Flores Soberanes; los genocidios escondidos detrás de megaproyectos, concebidos y realizados para contento del poderoso -el mismo que flagela todos los rincones del planeta-; el aliento monetario y de impunidad para los paramilitares; la compra de conciencias y dignidades con 30 monedas.

Nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas NO queremos volver a ese pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y pretende alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la caída de ese imperio, los pueblos originarios de estas tierras fuimos derrotados.

Ni el Estado Español ni la Iglesia Católica tienen que pedirnos perdón de nada. No nos haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y así esconden que tienen las manos manchadas de ella”.

El presente de los pueblos indígenas es el camino de una epistemología por la vida. Aprendemos de sus modos de supervivencia, de danzar y de resistir.  Lo que nos toca a las personas desindigenizadas es caminar rumbo a un pensamiento poscolonial, como propone Achille Mbembe :

“El pensamiento poscolonial hace hincapié en el porvenir de la humanidad, en esa que habrá de emerger una vez que se hayan suprimido las figuras coloniales del ser inhumano y de la diferencia racial”.

Toca no caer en las narrativas hegemónicas. Crear las propias.

Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación