1 abril, 2024
Hace una semana, Itele, de 68 años, recibió un anuncio de desalojo; era el último paso de un largo hostigamiento que ha sufrido para dejar su casa, codiciada por GCI Real Estate, una empresa de construcción inmobiliaria de lujo que pretende levantar un edificio de unos 22 departamentos ahí, donde ella vive
Texo y fotos: Arturo Contreras Camero
CIUDAD DE MÉXICO. – “Me llegó una notificación”, cuenta Itele Yelin, de 68 años, mientras recorre los cuartos y el jardín de la casa en donde desde hace más de una década vive ella sola.
El 11 de marzo de 2024 un juez admitió que, a través de un juicio hipotecario, la casa de Itele ya no era de ella sino de una empresa constituida expresamente para apoderarse del terreno y levantar un complejo de 22 departamentos de lujo en la colonia Irrigación, o como le llaman en el mundo del desarrollo inmobiliario, el Nuevo Polanco.
La casa en cuestión, ubicada en el número 142 de la calle Presa de Azúcar, fue adquirida por la empresa Residencial 142, propiedad del arquitecto David Galker Nates, quien también es director de GCI Real Estate, una empresa que desde los 90 se ha dedicado a construir condominios de lujo en la zona de Interlomas y Polanco.
Las intenciones de David Galker se manifestaron desde 2010, poco después de que Itele había entrado en negociaciones sobre su deuda con Banamex, entidad que le había emitido un crédito hipotecario a principios de los 90, mismo que estaba en el proceso de liquidar. A pesar de ello, el banco decidió vender los derechos de su casa sin avisarle.
Catorce años después del inicio del litigio, Itele pasea por las habitaciones de su casa nerviosa. “No tengo miedo, estoy aterrada”, dice como si bromeara. Quienes la conocen nunca la habían visto así. De ser una mujer sagaz y clara, hoy solo ven a alguien a quien le cuesta explicar cómo llegó a esta situación. “O sea, sé que soy muy chorera, pero esto ya no es chiste”, revela.
A su paso, Itele va contando las historias de los artículos que se cruzan a su paso. Finas reproducciones de arte, esculturas traídas de todos los rincones del planeta, libros y materiales para esculpir, a los que llama sus juguetes.
“Es que ve esta madre mano ¡Es una chulada este cuadro!», dice mientras pasa frente a una reproducción de un cuadro de Picasso. «Es que estas cosas hay que colocarlas con alguien que le guste”, comenta, apurada por no saber qué hacer en caso de que un día, sin aviso, lleguen a sacarla de su casa.
Mientras se entrevista para este trabajo, a su casa llegan un par de vendedores de antigüedades para valorar qué podrían aprovechar de sus pertenencias, mismas que Itele prefiere acomodar en casas que las aprecien, antes que verlas arrumbadas en la calle por un desalojo intempestivo.
El acoso que ha recibido sobre su casa es increíble. No solo identifica carros que se quedan estacionados en las esquinas de su casa, viendo en su dirección. Hace unos días vio un dron volando en su sala.
“Estaba echada en mi sillón, y de pronto escuché un zumbido ¡Bbbbzzzzzzz! Muy fuerte, muy fuerte. Pensé que se había metido el enjambre de abejas, porque luego dejo que se hagan en el jardín, y cuando volteé, vi la cosa esa aquí, volando a esta altura”, dice mientras pone la mano a la altura de su pecho y señala hacia el cubo de la escalera.
En 1992 Itele y su entonces esposo hipotecaron la casa en la que vivían, misma que Itele había comprado años antes, en 1987. El fin era obtener dinero para un emprendimiento ecológico y de reaprovechamiento de residuos que no terminó por concretarse.
En 2009 Itele intentó ponerse al corriente con el pago de su hipoteca. Acudió al banco y empezó a retomar el pago de sus deudas. Sin embargo, sin ningún aviso por parte del banco, según cuenta, su casa fue vendida.
Ella se enteró cerca de un año después, gracias a su hermano, quien se encontró al arquitecto David Galker en un evento empresarial.
“Era un evento de Banamex. Ahí Galker se encuentra a mi hermano, que también es arquitecto, y le dice: compré un paquete como de leasing –una forma de usar un bien pagándolo a plazos–. Compró como mil propiedades en ese mismo trato, muchas de ellas aquí en la colonia Irrigación, en esos paquetes que hacen los bancos de remates bancarios”.
No importó que por más de un año estuviera pagando su deuda, el banco vendió su casa sin aviso. Desde entonces, ha mantenido una defensa legal en la que se ha ido quedando sola por lo largo y costoso del mismo proceso.
Así, el primero de diciembre de 2023 la Notaria 166 de la Ciudad de México formalizó la transmisión de propiedad por adjudicación en remate judicial de la casa de Itele a la empresa Residencial 142. Decisión a la que se podría apelar por medio de un amparo, que hoy, parece incosteable para ella.
Los remates bancarios de propiedades ponen a la venta inmuebles cuyos propietarios fueron demandados por una institución bancaria al incumplir el pago de su deuda. Sin embargo Itele ya estaba en el proceso de pagarla. Por ley, el banco que emite el crédito puede reclamar los derechos de la vivienda
“Fue por esas fechas que llegó este señor, Galker Nates, a decirme que yo para qué quería esta casa tan grande para una pinche viejita como yo”, recuerda con coraje y rabia.
“En esos días me vinieron a echar unos papeles y le dijeron a mi hermano que si me salía en 6 meses me daban un millón de pesos ‘¡Pero espérate, es que no la está vendiendo!’, les dijo. ‘No, es que ya la compré’”, cuenta que le repuso Galker.
Hoy, la única oferta que tiene es dejar la casa por las buenas o por las malas, solo para dar paso a un edificio de departamentos que seguirá con la densificación de esta lujosa zona de la ciudad, donde algunos habitantes ya acusan un desabasto acelerado de agua y poca estabilidad en el suministro eléctrico, que asocian con el crecimiento vertiginoso de la zona.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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