El tema de los inmigrantes fue preponderante, pues los llamados “Reyes de Roma”, habían ya entendido las ganancias que se podían obtener a través de ellos. Eran los tiempos de la “Crisis europea de los migrantes”, que inició alrededor del 2013.

Cynthia Rodríguez

Hace casi 10 años, en diciembre del 2012, en Italia se publicaba un artículo del periodista Lirio Abbate en el que reconstruía la división de la capital italiana, Roma, entre varios grupos criminales. El artículo, titulado “Los cuatro reyes de Roma”, se enfocaba principalmente en Massimo Carminati, un ex terrorista de los  Núcleos Armados Revolucionarios (como se le conocían a las organizaciones terroristas italianas de insipiración neofascista y activas de 1977 a 1981) y afiliado a la Banda della Magliana, una organización criminal y mafiosa que operaba en Roma y en otras ciudades del Lazio.

Después de ese artículo, donde Abbate revelaba otros nombres de empresarios romanos y la colusión con la política, el periodista fue amenazado, según las interceptaciones realizadas por los carabineros italianos en esa época.

Las mismas intercepciones llevaron a la detención, el 2 de diciembre de 2014, de 28 sospechosos, entre ellos: el propio Carminati, y algunos empresarios y administradores , quienes básicamente eran algunos de los encargados de asignar obras en la capital italiana.

Entre los sospechosos también se encontraba el ex alcalde de Roma Gianni Alemanno, posteriormente condenado a 6 años de prisión por corrupción y financiación ilegal.

Entre los delitos hipotetizados por el fiscal de Roma, encabezado entonces por el magistrado Giuseppe Pignatone (gran experto en mafia y ‘ndrangheta que desde octubre de 2019 fue llamado por el Papa Francisco para presidir el Tribunal de Estado de la Ciudad del Vaticano), figuraban corrupción, extorsión, usura, blanqueo de capitales y asociación de tipo mafioso en el contexto de supuestas infiltraciones en el tejido institucional y empresarial representado por la cesión ilícita de contratos y financiación pública de Roma Capital y sus empresas municipales. 

A esa investigación se le bautizó como Mafia Capital, donde los principales intereses se registraron en la gestión de centros de acogida de inmigrantes, recogida selectiva de residuos, campamentos nómadas y en la financiación de cenas o campañas electorales como la del ex alcalde Alemanno en 2013 para los municipales y en 2014 para los europeos, de la su sucesor Ignazio Marino, Matteo Renzi en 2014 y Nicola Zingaretti en el Campeonato de Europa de 2004.

El tema de los inmigrantes fue preponderante, pues los llamados “Reyes de Roma”, habían ya entendido las ganancias que se podían obtener a través de ellos. Eran los tiempos de la “Crisis europea de los migrantes”, que inició alrededor del 2013.

Durante las miles de interceptaciones que los carabineros hicieron a los personajes involucrados, resalta una conversación entre Carminati y Buzzi donde explicaban las ganancias que podían tener gracias a ellos, los inmigrantes, que ya les representaban un negocio más seguro que el de las drogas y el tráfico de armas.

«Están los vivos arriba y los muertos abajo y nosotros estamos en el medio. Y esto significa que hay un mundo, un mundo intermedio, en el que todos se encuentran. Incluso la persona que está en el sopramundo tiene interés en alguien del inframundo. Haz cosas que nadie te pueda hacer. Eso es lo que pasa y todo se confunde… , era lo que Carminati llamaba “el mundo de en medio”, un lugar transversal donde el objetivo es apoyarse en quien «sabe hacer las cosas», sea quien sea. 

De ahí la importancia de un empresario como Salvatore Buzzi que, con sus cooperativas de gente desesperada, los marginados, ex presos y sobre todo con los inmigrantes, encuentran el modo de convertirlos en una mina de oro.

En esa época de crisis, donde en Libia desde el 2011 había explotado la guerra civil y donde muchos gobiernos europeos se habían opuesto a financiar el rescate de inmigrantes, Italia seguía luchando casi en solitario con su operativo de salvación Mare Nostrum para rescatar a los inmigrantes en el canal de Sicilia.

Mare Nostrum era una tragedia para todos excepto para Carminati y Buzzi. Para ellos, los barcos de la esperanza más que una emergencia humanitaria se conviertieron en una enorme oportunidad. 

«Nos hacen más dinero que las drogas», decían, pues entonces, la organización mafiosa encabezada por Carminati no ganaba dinero con actividades que tradicionalmente se consideran criminales, sino con actividades que en cambio gozan de un aura de nobleza y de donde obtenían sumas millonarias por parte del gobierno italiano y europeo.

Pues  prácticamente encabezaban actividades intocables, insospechadas porque se trataba de ayudar y solucionar la emergencia de los inmigrantes, darles casa, comida, vamos, la solidaridad con los más necesitados y desesperados. 

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Durante la crisis europea de los migrantes, pero en otro punto de Italia, en Calabria, otro hombre comenzaba a dar de qué hablar.

Mucho antes de Mafia Capital, Domenico Lucano, mejor conocido como ‘Mimmo’ y ya entonces dos veces alcalde de la ciudad calabresa de Riace, había llamado la atención por su forma de administrar, pero sobre todo, por su forma de idear una nueva comunidad.

Desde el 2004, cuando es elegido como alcalde de Riace, comienza a participar en proyectos solidarios. Él, antes que muchos, entiende el problema de la inmigración y ya ese año, destina parte de los fondos recavados de las fiestas patronales a proyectos en Níger y Sahel.

Durante el 2008, con los masivos desembarcos en la isla de Lampedusa, Mimmo vuelve a dar voz a los desesperados para pedir apoyo del gobierno central y, a diferencia, de otros alcaldes quienes prefirieron no enfrentar la crisis, él alojó a decenas de inmigrantes (un total de 200) en su pequeña ciudad, que no llega ni a los 2 mil habitantes.

Fue ahí donde comenzó el “Modelo Riace”, que consta de diversas actuaciones realizadas a lo largo de los años: adhesión al sistema SPRAR (el servicio del Ministerio del Interior que articula todos los proyectos de asistencia e integración para los inmigrantes), obtención de fondos autonómos o hipotecas para la rehabilitación de viviendas abandonadas y, a través de asociaciones, dar acogida y hospitalidad a los refugiados y solicitantes de asilo que podrán trabajar en el municipio a través de talleres artesanales de tejido, procesamiento de vidrio, o producción de conservas como las mermelada.

Entre las otras medidas adoptadas por este alcalde fue que mientras los fondos llegaban, se creó una moneda local (el euro Riace), una especie de bonificación al gasto de 1, 2, 10, 20, 50 y 100 euros que también podían utilizar los turistas.

“De lo que se trata este modelo, es no sólo de ayudar a los inmigrantes, sino de regresarles su dignidad”, explicaba entonces Lucano y era cierto, pues ellos no sólo tenían la oportunidad de obtener alojamiento y comida, sino un trabajo que además era remunerado.

En 2017, el modelo involucró a 550 migrantes alojados en Riace, pero al menos 6000 habían pasado por la ciudad. 

Sin embargo, las buenas historias no son eternas y a pesar de que él, Domenico Lucano, había sido reconocido ampliamente a nivel internacional por su forma de gobernar y administrar su pequeña ciudad, e incluso fue inspiración para varios directores de cine como Wim Wenders quien se inspiró en él para su cortometraje El Vuelo, un balde de agua fría lo heló a finales del 2017.

En octubre de ese año, el alcalde Lucano fue registrado entre los sospechosos por el Ministerio Público de Locri respecto a la gestión del sistema de acogida: los presuntos delitos son fraude agravado para la consecución de fondos públicos en detrimento del Estado y la Unión Europea, extorsión y abuso de poder. 

El 2 de octubre de 2018, al término del operativo llamado “Xenia”, fue puesto bajo arresto domiciliario acusado de ayudar a la inmigración ilegal (por haber planeado en 2017 obtener la ciudadanía italiana para una mujer nigeriana sin permiso de residencia a través de un matrimonio combinado , que luego se supo, no existió.

Se le acusó también de ilegalidad en la asignación directa del servicio municipal de recolección de residuos a dos cooperativas locales que emplean a migrantes, aunque el juez declaró posteriormente infundadas las acusaciones de extorsión, fraude al Estado y abuso de poder. 

En particular, según el prefecto, la gestión de los fondos había sido superficial, pero no había surgido ninguna ofensa, aún así lo suspende como alcalde y el 16 de octubre de 2018 el tribunal de revisión revoca el arresto domiciliario pero establece la prohibición de permanecer en Riace.

El 11 de abril de 2019, Lucano fue acusado de abuso de poder y de ayudar e incitar a la inmigración ilegal. Eran los tiempos del ultraderechista Matteo Salvini y su aversión contra los inmigrantes.

Hace dos días, miles de ciudadanos en Italia comenzaron a movilizarse en favor de Domenico Lucano, pues el ex alcalde de Riace, fue condenado a 13 años y dos meses de prisión en el juicio «Xenia», por presuntos delitos en la gestión de migrantes. La sentencia condena a Lucano a casi el doble de los años de prisión que había solicitado el Ministerio Público en un inicio: 7 años y 11 meses.

Para muchos es el ejemplo de una injusticia incapaz de comprender la vida real y que ha transformado el asilo en un delito.